Eterno Amor

Es difícil hablar del argumento de este libro, manteniendo el misterio, así que me limitaré a comentar lo que sabemos desde el principio.

La historia comienza presentándonos una comunidad de religiosas que viven en una residencia aislada en las montañas. Ahí, se ocupan de adolescentes conflictivos. No sabemos mucho acerca de las mujeres ni de los niños, tan solo que se rigen mediante unas reglas muy marcadas y que tejen entre sí unas relaciones muy cercanas. El relato se centra en especial en una mujer recién llegada a la comunidad y el adolescente del que tiene que encargarse, voluntariamente recluido en su habitación, con el que, sin embargo, consigue establecer una relación de confianza. Entonces llega un preceptor, a quien nadie ha llamado, un hombre agresivo y descarado que trata de controlar todo el sistema e imponer su voluntad.

Tanto la residencia como la naturaleza tienen aquí una gran presencia, convirtiéndose en un personaje más dentro de la obra. El ambiente a lo largo del libro está cargado de misterio y, conforme avanza la lectura, sentimos cada vez una opresión más fuerte, hasta llegar al desenlace. Sin duda lo más importante aquí no es lo que leemos, sino lo que vamos intuyendo a través de las palabras. Creo que es un libro para leer varias veces, para poder entender todas las sutilezas.

Quiero destacar además la prosa de Pilar Adón. No importa lo que nos esté contando, lo hace de una forma tan bella que podría seguir leyéndola durante más páginas.

Por último, no puedo olvidar mencionar la increíble labor de Kike de la Rubia, cuyas preciosas ilustraciones casan perfectamente con el tono del relato.
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