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En el año 2010, Pilar Adón publicó "El mes más cruel" un conjunto de catorce relatos que se desarrollan en una atmósfera ligeramente opresiva, donde seres frágiles transitan llenos de una soledad buscada o no, que caminan en busca de una salvación, sin vínculos afectivos aparentes. La incomunicación es palpable en muchos de los protagonistas de estos relatos, melancólicos y sufridos, con una inquietud constante quieren escapar del desasosiego de su existencia. El silencio es una de las claves que atraviesa el libro. Tanto en participación de los personajes, dado que son parcos expresando sus sentimientos y pareceres; como a nivel narrativo que se omite o no se dice lo más importante, ya que al no contarse, crea y permite ese ambiente que tanto le gusta a la autora de sutileza y no tanto evidencia de la trama. En varias entrevistas, Adón ha comentado que prefiere la creación de espacios, restándole importancia a la de concebir la trama. No obstante, debemos señalar que las tramas de todos los relatos que componen "El mes más cruel" dan mucho para la reflexión, tratando temas y motivos realmente interesantes como puedan ser las relaciones de dominación y sumisión, el logro de alcanzar la serenidad con uno mismo, o aceptar la naturaleza de cada uno. Corresponde al lector rellenar los espacios o huecos que no se cuentan explícitamente en los relatos, siendo éste su mayor atractivo. Sin embargo, y como bien se señala en el prólogo, quizás en alguna ocasión el lector se dirija la pregunta de "¿habré entendido bien?" Solo el hecho de cuestionarse, ya nos muestra que el viaje ha merecido la pena. Los personajes de los relatos están mayoritariamente paralizados por el miedo, huyendo de su presente y de sí mismo. El tema de la idea de fuga predomina. Adón es una gran narradora y nos entrega unos relatos turbadores de argumentos difusos y misterios sin resolver, con un pequeño poema al final de cada uno de los relatos que no guarda aparentemente conexión con lo narrado, de belleza sin igual. Una curiosidad del libro es que predominan los papeles femeninos, y también ambientes familiares en algunos de ellos. Quizás sea porque el espacio íntimo familiar es en el que más conflicto puede entrañar y dar contexto a unos personajes atormentados, con relaciones de poder y dominación, o incluso de anulación, como es el caso del relato de "Culto doméstico". Otro factor que es recurrente es la naturaleza, a veces presentada con un toque mágico y en otras, naturalmente. A destacar el relato de "El infinito verde" o "Noli me tangere". Sin duda, estamos ante un libro en el que predomina la sutileza y el buen hacer de Adón que teje unos relatos exquisitos, en los que una vez acabados se intuye una línea general de pensamiento que quería presentar la autora y que es verdaderamente brillante. Recomendado. |
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