Friday Black

Salir de la zona de confort siempre enriquece, pero si encima descubres a un autor tan impactante como Nana Kwame Adjei-Brenyah ya es un paso más. El relato corto es un género que me gusta mucho porque dispones de varias historias en un mismo tomo, pero no sabía muy bien si iba a funcionar conmigo la ciencia ficción junto con este género, y para mí ha sido todo un acierto.

De los doce relatos que componen este libro, solo uno me ha dejado un poco fría, pero todos los demás han despertado algo en mi interior. Porque, por mucha ciencia ficción que haya en estas historias que Nana comparte con nosotros, la denuncia social que imparte te deja sin aliento.

El bullying, el consumismo, el racismo, son solo algunos de los problemas que plantea este libro a través de este género, y aunque al principio pueden surgir dudas al respecto, encaja todo a la perfección.

Al comienzo de cada relato he tenido la sensación de que no me estaba enterando de nada, y aunque al principio ha sido frustrante, después hasta se agradece esa sensación de estar perdida porque sabes que después todo va a cobrar sentido cuando acabe la lectura. Es lo bueno de leer relato corto, que sea cual sea el sentimiento que te surja con él, positivo o negativo, no tarda mucho en terminar. Además, una cosa que suele pasarme con esta clase de libros es que, por mucho que un relato sea completo y maravilloso, a veces tengo ganas de saber más sobre la historia o sus personajes, de continuar con ellos un poquito más. Nana nos da una sorpresa o dos en este sentido, y nos regala un poco más de algún que otro personaje de su Friday Black, pero no digo más para no adelantar nada importante del libro.

Si tengo que buscar un adjetivo que califique este libro, es BRUTAL, así, en mayúsculas. Brutal por la violencia que expresa, por la originalidad de los temas y personajes, por el puzle que compone, que aterra pero asombra. Recomendadísimo, hacedme caso.

Si son lectores habituales de este rincón ya saben lo mucho que me gustan los relatos. Así que hoy quiero hablarles de una colección que no solo es sobresaliente por su calidad o la dureza, el humor y la crítica que desprenden sus narraciones, sino que ha sido un verdadero descubrimiento: Friday Black, de Nana Kwame Adjei-Brenyah. Doce historias que han convertido al increíble debut del autor en un bestseller en Estados Unidos, ese país que se ve reflejado en su vertiente más distópica y cruel en cada una de las narraciones.

«Aquella mañana, como todas las mañanas, la primera decisión que tomó estaba relacionada con su Negritud».

El relato encargado de iniciar la colección es Los Cinco de Finkelstein, uno de mis favoritos. La historia de un joven negro que lo primero que tiene que hacer cada día es pensar cuidadosamente cuánta de su Negritud debe mostrar en cada momento. Desde su tono de voz hasta la ropa que usa, cada aspecto debe estar premeditado para que no resulte amenazador, para no destacar. El contexto en el que se encuentra, esperando el resultado de un juicio por un asesinato múltiple brutal cometido por un hombre blanco que acabó con la vida de cinco chicos negros, es tan desgarrador como aterrador. Mi desasosiego ante las injusticias que se iban contando era tal que, ya solo por esta historia, habría valido la pena leer todo el libro. Menuda carta de presentación.

Le sigue Cosas que decía mi madre, el cuento más corto de la antología. Son solo un par de páginas que nos hablan de precariedad, sacrificios y amor. La época nos lleva a un futuro quizá no muy lejano en el que la sinceridad es la base para todas las relaciones, sin importar que quizás esa supuesta falta de mentiras no haga del mundo un lugar mejor. Drogas para mantener felices a los habitantes de ese futuro que rechaza a todos aquellos que no están lo suficientemente satisfechos con esa sociedad de consumo y manipulación genética. Simplemente brillante.

«No me va bien en el colegio porque a veces me dedico a pensar cuando debería estar aprendiendo».

Por otro lado, La calle Lark nos habla sobre el aborto. Y El hospital donde nos cuenta la historia de un escritor que quizás está tratando de buscar un final feliz no solo en sus historias, sino en su propia vida mientras denuncia la dinámica de la atención sanitaria en EE. UU. Zimmerlandia es otro de mis relatos favoritos. Nos presenta un futuro en el que existe un parque de atracciones en el que los racistas pueden ir a impartir justicia con sus propias manos. Con opciones como acabar con el chico negro que merodea en el vecindario o encontrar al terrorista (alguien con apariencia extranjera, por supuesto) en un tren. Brutal e impactante.

Friday Black, relato que da título a la colección, nos muestra el consumismo desenfrenado y absurdo de los llamados viernes negros hasta límites insospechados. Aquí la gente no solo se pelea por los productos en oferta, sino que las hordas de compradores se parecen más a las de muertos vivientes. Personas que asesinan a otros por los productos que creen que les darán la felicidad y la aceptación que están buscando. Esta historia tendrá además en el libro dos continuaciones independientes: Cómo vender una chaqueta según el Rey del Hielo y Venta al público.

«Hay supervivientes, vencedores de la primera ola, arrastrando bolsas llenas a reventar, empleando sus últimas energías en cargar su felicidad recién comprada hasta sus casas».

El león y la araña nos muestra a un joven que se debate entre la independencia y aceptar la ayuda que necesita de su padre para poder ir a la universidad. Tiene la particularidad que mezcla el presente (como trabajador nocturno descargando camiones) y el relato de una leyenda de Anansi. Escupidor de luz, por su parte, nos lleva junto a un universitario solitario que decide vengarse de todos. Los tiroteos que tan tristemente son algo tan común en el país del «Sueño americano» desde una perspectiva diferente pero no por ello menos crítica.

Cierra el libro A través del destello, la sorprendente historia de una chica encerrada en un bucle temporal en el que cada día debe revivir las horas previas al apocalipsis nuclear que acabó con todo y todos. ¿Cómo pasan sus días en ese infinito? La brutalidad y la crueldad parecen ser la primera opción, pero quizá luego llegue la oportunidad de buscar una alternativa.

«Imaginaos lo peor que haya hecho nunca nadie. Os prometo que yo se lo he hecho a todo el mundo. Y más de una vez».

Racismo, consumismo, precariedad, pobreza, injusticia, brutalidad, crueldad… Friday Black, de Nana Kwame Adjei-Brenyah, es una colección de relatos dura y sorprendente. Llena de crítica social a la sociedad estadounidense en particular y a la occidental en general. Es muy fácil imaginarse las situaciones que plantean los relatos por más extremas e hipotéticas que nos parezcan y eso nos habla de lo mal que está nuestro presente, de lo mucho que aún tienen que cambiar las cosas para que vivamos en una sociedad más justa. La traducción de Javier Calvo es excelente, así que si están buscando historias impactantes tienen que darle una oportunidad.

¿Han leído Friday Black? ¿Les llama la atención?
Enlace: https://inthenevernever.blog..

Es terrible contemplar como la realidad cotidiana es más aterradora que cualquiera de las novelas que nos llevamos a la oscuridad de nuestro dormitorio. Historias que estremecen por que las sientes, porque giras la cabeza para huir del monstruo, porque cierras los ojos al mirarte al espejo y encarar al villano.
Este libro del debutante Nana Kwame Adjei-Brenyah nos ofrece una demoledora dosis de realidad. de esa que nos indigna mientras saboreamos un vino durante la cena y que desaparecéra tras tomarnos el postre. Kwame es consciente de que sus historias no llegarán al gran público salvo que se disfrace, como algún que otro personaje de los que abundan en sus relatos. Y para lograrlo se pone los ropajes del exceso, llenando sus historias de instantes extremadamente violentos, macabros, saboreando la dulzura de la sangre en los momentos cargados de gore hasta hacer que el lector se divierta por su excesiva propuesta y baje la guardia ante lo que realmente nos está narrando.
Porque tras ese camino del exceso, el autor comienza a analizar los terribles problemas orgánicos que abanderan una sociedad que hace tiempo dejó de ser funcional. A lo largo de sus doce impactantes relatos, Kwame nos pone en bandeja los problemas económicos, sanitarios, laborales, paterno filiares, ataca sin piedad al consumo desmesurado, a asumir la responsabilidad de tus actos y, por encima de todo, tiñe cada uno de sus relatos de negro.
Y es que el racismo llena cada una de las páginas de este libro desde su propio y revelador título. Lo hace mostrándolo sin tapujos, gritándote a la cara una realidad que nos empeñamos en negar. Lo hace desde la indignación, desde el objetivo de lo cotidiano. Usando puñetazos directos como Los cinco de Finkelstein o A través del destello o, al contrario, sirviéndose de la sutileza en relatos tan demoledores de la talla de Como vender una chaqueta según el Rey Hielo.
Y es que me cuesta mucho quedarme con alguno de estos relatos. Todos, o casi todos, rozan la excelencia. Quizás La calle Lark ande un tanto desubicado como sus propios personajes dentro del libro. Pero eso no hace más que constatar que el desborde de imaginación que usa Kwame en sus narraciones lo convierte en un autor a seguir.
Quizás te incomode llenarte las manos con las tripas que se derraman al pasar a la siguiente página del libro pero lo único que hace el autor en esta obra es mostrarte una realidad que no quieres ver. Aunque para ello tenga que disfrazarse del negro que tú quieres delante.

A ver cómo os lo digo...
¡Vaya puñetera MARAVILLA!

En serio, de lo mejor que he leído este año sin dudarlo. Ya puse en historias que cuando lo empecé, el primer relato me dejó completamente en shock: fue una mezcla de bofetón (por la temática) y un "pero pero pero" (por bueno buenísimo incluyendo la traducción) y un "J0-DER ¿qué ha sido esto?". Y así ha continuado con los siguientes 11 relatos (tan solo ha habido uno que ha bajado un pelín de ese subidón).

Son cuentos de diferentes dimensiones pero con un nexo común: todos son tremendamente distópicos y demoledores. Los vas leyendo y piensas: "madre mía, qué ida de olla", pero NO, lo curioso es que una vez que terminas cada uno de ellos, en ese espacio de tiempo que necesitas para coger aire antes de pasar al siguiente, tu cabeza va por libre y llega ella solita a la conclusión de que de ida de olla nada, que -tal y como estamos ahora mismo- es posible todo eso y más, que hay una crítica feroz que abarca desde el consumismo, hasta el racismo, pasando por el egocentrismo que, si bien se centra en Estados Unidos -país del autor- es una situación Universal.

No os voy a resumir ningún relato ni os voy a destripar la trama de ninguno de ellos tampoco, porque es imposible no hacer spoiler y uno de los puntos fuertes es precisamente darte cuenta de la movida en la que estás metida cuando ya la estás leyendo (si no os podéis resistir la propia sinopsis editorial os cuenta algo)

Tampoco podría decir cuál/les son mis favoritos, porque cada vez que me decido por un par de relatos, otros dos ocupan ese puesto y así sucesivamente hasta no poder prescindir de recomendar ni uno solo de ellos. O sea y para que me entendáis: que yo no soy de releer y este libro es de la biblioteca, pero que me estoy planteando muy seriamente comprarlo porque de verdad que es una bestialidad. Leedlo porque vais a flipar.

Nos encontramos ante una colección de relatos en su mayoría de corte distópico que tienen en común la denuncia encubierta a distintos temas sociales.

He de reconocer que hay cosas que me han gustado de este libro y otras que me han dejado un poco decepcionada.

Si empezara con la parte que no me ha convencido podría decir que algunos de los relatos me han resultado algo tediosos, incluso en ocasiones rozando el sinsentido. Por otra parte, me hubiera gustado que contasen con finales más cerrados e impactantes.

En ocasiones he tenido la sensación de que casi ninguno de los relatos estaba bien concluido, haciéndome sentir que simplemente había leído un simple fragmento o anécdota que no conducía a ninguna parte.

Sin embargo, he de destacar que hay tres relatos en concreto que sí convencen por su forma de materializar problemáticas actuales en forma de distopías bastante crueles.

Uno de ellos es “Zimmerlandia” donde se nos presenta un parque construido para dar rienda suelta a los impulsos racistas de algunos individuos.
El otro, que da título al libro, es “friday black” un mordaz reflejo de la sociedad consumista llevado a su máximo extremo.

También me ha removido el de “los cinco de Finkelstein”, que claramente saca a relucir una de las situaciones tan comunes a la debe enfrentarse muchas veces, por ejemplo, la población afroamericana en lo que respecta a la policía, la justicia y la etiqueta en una parte de la sociedad que sigue arraigando un profundo racismo.

Aún así, en líneas generales, no es un libro que me haya conseguido llegar del todo y es una pena porque iba con muy buena predisposición. Resumiendo, me quedo con pocos relatos y el resto ha carecido en muchos momentos de interés, por entremezclarse varios recursos y elementos que en mi opinión no congeniaban con lo que se pretendía narrar.

Pero esto es solo mi opinión, he visto buenas críticas de este título y como en todo, sobre gustos no hay nada escrito.