Cuentos y recuerdos del viejo Lulot:

Contemplar el tiempo
Jonás se encuentra en una situación difícil, tiene que ocuparse de su familia, ya que su madre no puede con todo, y eso le agobia, lo atrapa. Por eso, aquella mañana acudió al parque donde encontró a un anciano que se disputó con él el banco. Era el banco de las diez y claro…
Así es como comienza la historia en la que en realidad el protagonista será ese anciano que llega al parque Lulot. A través de su carácter y los cuentos de su vida, ayudará a nuestro joven muchacho a entender los problemas que le rodean, a poder descubrir qué quiere en su vida. Un relato que nos recuerda que no debemos dejarnos abrumar por lo terrible que nos rodea sino ilusionarnos por lo que podemos alcanzar.
Sin embargo, no creáis que nos encontraremos ante una narración donde el optimismo se desborda. No, encontraremos cuentos donde los finales no son tristes, pero son duros, realistas, encontraremos errores y engaños, pero siempre podremos aprender de todo ello. de este modo, el tiempo se convierte en la clave de todos ellos, bien porque pasa, bien porque nos sirve para reflexionar. Así como Jonás y Lulot nos van enseñando con los diferentes bancos del parque este detenerse y sentir el mundo de todas las maneras posibles, con sus cuentos aprenderemos a entenderlo.
Las ideas que debemos tener claras
En primer lugar, comprenderemos la importancia de los sueños, a través de la bruja Celeste comprenderemos que la necesidad de soñar es más que importante, necesaria para poder tener un impulso a continuar adelante, más allá de cómo sea el camino. Sin embargo, nuestro pequeño protagonista aprenderá mucho más: sobre el rencor y el perdón, sobre el amor y la imposibilidad…
Todos estos sentimientos, estas ideas, las irá desarrollando el autor no solo en las narraciones, aunque principalmente será en ella, sino también en la relación entre Lulot y Jonás. El cuento se mete dentro del cuento de una manera magistral, donde el dentro y el fuera se distinguen por muy poco y dónde se permite al lector fantasear con qué es lo real y qué es lo ficticio.
Es cierto que decíamos que «las ideas debemos tenerlas claras», pero es justo eso lo que hay que tener claro e imaginarnos el resto. Así, la prosa y la tensión narrativa nos deja que nos pensemos quién es realmente Lulot y si existió, por ejemplo, una sirena de verdad.
El lobo y el viajero
Si tuviera que destacar algún cuento de la obra, la verdad es que no podría elegir entre «El lobo del semblante de piedra que anhelaba el perdón de la luna» y «La balada del eterno viajero». En ambos casos nos encontramos con cuentos clave para entender los sentimientos de Jonás, pero es que además como piezas independientes funcionan muy bien.
No diré de qué trata cada uno de ellos, pero es cierto que el del lobo me parece una metáfora muy bien trabajada y con la que nos podemos identificar perfectamente. Creo que una de las cosas interesantes que plantea el autor en la obra es que a pesar de que podamos tener razón en nuestra visión, que sea legítimo nuestro enfado o desengaño, siempre hay un por qué, un algo que no estamos teniendo en cuenta. Y podemos caer en el error…
Pequeñas dosis de literatura
Lo cierto es que es una obra que es muy cortita y al final quieres un poquito más, sin embargo, te deja muy satisfecho. Nos adentramos en una narración muy muy bonita y bien escrita, que nos acerca y reconcilia con aquellas cosas que a lo largo de nuestra vida nos hacen enfadar. Es cierto que quizá sean pocas cosas las que desarrolla, pero son clave para nosotros: el abandono, los sueños y la responsabilidad.
Creo que el autor ha hecho una propuesta muy interesante y me alegro mucho a haber participado en la lectura conjunta y haber conocido su prosa. La verdad es que os recomiendo muchísimo el libro, ya que, además de su brevedad y de su buena escritura, es un soplo a nuestra imaginación. Espero que os guste.


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