Todo se desmorona

No sé si mi opinión de este libro será bastante impopular pero lo cierto es que me he llevado una decepción. Sinceramente, creo que se debe a que iba con unas perspectivas y me he encontrado algo totalmente distinto a lo que tenía en mente.

Me decidí a leer este libro tan aclamado en la literatura africana porque quería apreciar ese cambio de perspectiva en la narración con respecto a la colonización. Es decir, en vez de ver cómo el hombre blanco occidental refleja en la literatura el imperialismo (como por ejemplo Joseph Conrad), quería ver ese cambio de voz con Chinua Achebe. ¿Qué ha ocurrido? En un libro de 200 páginas, a este tema en concreto el autor le dedica las última 70 y, dado mis conocimientos previos, no me ha aportado ninguna novedad o algo diferente que me hiciese exclamar “guau”. Lo más visible ha sido esa confusión cultural y religiosa al verse mezcladas dos culturas totalmente diferentes en cuanto a formas de vida y creencias, y el impacto que ésta tuvo sobre el pueblo igbo.

En cuanto a la trama, no he empatizado con ningún personaje. El protagonista es excesivamente violento y orgulloso y tiene esa necesidad de mostrar su virilidad en todos los aspectos de su vida. El autor intenta otorgarle algo de humanidad y se refleja en su conciencia, pero aún así me ha costado no juzgar.

Por otro lado, me ha resultado bastante interesante aprender sobre estas tribus y modos de vida: la importancia o simbolismo de la nuez de cola, el cultivo del ñame, los distintos instrumentos musicales, el oráculo y sus dioses o espíritus, su sentido de justicia, etc. También me ha llamado mucho la atención el lenguaje que utilizan para poner etiquetas (tremendamente sexista, pero nada sorprendente).

En definitiva, creo que es un libro que tiene mucho potencial para analizar y se podrían sacar muchas cosas interesantes pero, en este caso, a mí no me ha llenado como esperaba.
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