La última Sibila

Corre el año 114 d.C. en Delfos, una época en la que la ciudad destaca como lugar sagrado, pues allí se encuentra uno de los oráculos más importantes del momento, el oráculo de Delfos también conocido como el "ombligo del mundo". En este contexto, Berenice, una niña de siete años, descubre que debe de trasladarse a la casa de la Pitia, la pitonisa del oráculo. Su madre ha esperado a que cumpla la edad sagrada para despedirse de ella. Debe acudir al templo de la diosa, pues su nacimiento fue gracias al poder de esta, de Gaia, la diosa de la tierra, y su destino está ligado al oráculo, como ya anticipó la gran Pitia. Berenice está destinada a convertirse en una de las grandes Pitias.

La niña acude con miedo al templo, sabe que su vida cambiará para siempre. Será la gran Pitia quien la reciba y demuestre que en ella tiene puesta mucha esperanza, la convertirá en la mejor adivinadora que haya habido en Delfos.

"-Bienvenida a este gineceo, un Universo femenino donde encontrarás a tus nuevas hermanas, a tu nueva madre y a tu nueva diosa."

Con este traslado, el ambiente humilde y el calor de su madre desaparecerán para siempre. Y aunque sí que disfrutará de muchos lujos que no tenía, su aprendizaje implicará hacer muchos sacrificios, pues las pequeñas sacerdotisas dedicarán su vida al culto, tanto corporal como intelectual. Pero todo será más llevadero junto a otra niña algo más mayor que ella, Aspasia, una jovencita que también está destinada a ser pitia, y que será su gran apoyo a lo largo de los años en los que las veremos crecer.

A través de este comienzo prometedor Isabel nos va acercando no solo a la vida de estas sacerdotisas, sus costumbres o el nivel de vida que llevaban (comida, clases, deporte...), también a la importancia que en aquella época se daba a la adivinación o al consejo de una pitia. Y a la fuerza de la representación femenina en las artes adivinatorias y decisorias, que más tarde fue quedando relegada solo a la figura del varón.

"En esta civilización creada por varones, solamente necesitaban la magia femenina, esa poder exclusivamente nuestro que ellos nunca disfrutarán, consistente en el poder generativo y la visión profética, y nos obligaron a poner ambos a su disposición tanto para la necesaria reproducción como para emitir respuestas oculares; estas últimas como sustitución del antiguo consejo de ancianas y de los inspiradores dictámenes de las reinas de otros tiempos."

A lo largo de los años en los que transcurre el desarrollo de la historia veremos crecer a Berenice, evolucionando hacia una adolescente que ha sabido interiorizar lo que de ella se pedía, convirtiéndose en una joven inteligente y coherente. Sin embargo el ambiente en el que crece estará cargado de envidias y mentiras, pues todas las sacerdotisas quieren ser las mejores, aunque no todas pueden. Y eso acabará por afectar a la convivencia, resolviéndose con una de ellas muerta.

A través de la historia de sus protagonistas su autora ha sabido intercalar de forma natural continuas referencias a personajes históricos del momento que nos sitúan en la época. También, en las clases de las pequeñas sacerdotisas, que dará el mismo Plutarco de Queronea, surgirán temas literarios o filosóficos, y muchas de las historias de sus dioses. Incluso evidenciaremos el declive de estos con el avance del cristianismo como religión.

Los que me seguís desde hace tiempo sabéis que la novela histórica no es mi fuerte, me cuesta mucho animarme con ella. Sin embargo la fuerza que emana esa figura femenina, casi mágica, de la Sibila me atrajo desde el primer momento. Quizás "La última Sibila" no ha sido todo lo que esperaba, pues creo que es una lectura que tiene mucho de costumbrista y al final la historia de sus personajes queda algo desdibujada. Eso provocó que fuera una lectura con altibajos, no tanto en su ritmo, sino más bien en el interés que me despertaba lo que estaba leyendo. Aunque hacia el final coge ritmo gracias a ese caso de muerte, que dará el toque de suspense a su lectura.

Mi sensación final es que Isabel ha tomado prestado la figura de una niña, la imagen femenina de una futura pitia, como excusa para mostrarnos una época esplendorosa para Delfos. Un contexto sobre el que se nota que ha investigado y que domina a la perfección, y en el que intuímos su pasión por lo que nos narra. Quizás por eso "La última Sibila" la recomendaría a aquellos lectores que disfruten de estos temas y que no les importe leer una novela en la que prima lo costumbrista frente a la ficción de sus personajes. Una lectura muy interesante.

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