El juego de la oca tiene sesenta y tres casillas con dibujos. Cada jugador, tirando un dado, mueve su ficha por el tablero con el objetivo de llegar al final. Según donde caigas, puedes retroceder o puedes avanzar y volver a tirar. El azar es el eje de todo el juego, pero sobre todo al final. En las últimas casillas se encuentran la cárcel, la muerte y la meta. La caída del dado, una esquina un poco más gastada, el rebote con el tablero… Cualquier detalle puede decidir el futuro. Si sale un uno, muerte. Si sale un dos, éxito.