Hay relatos conmovedores, otros crudos, algunos reflexivos, los hay que quieren servir de memorias y los que buscan resaltar o denunciar. Y hay relatos como este, que logran un delicioso conjunto al incluir todos esos ingredientes. Historias que merecen ser leídas porque nos evocan una época y sociedad y está en especial una familia y un personaje digno de admirar, Héctor Abad Gómez, médico, profesor, viajero, sabio, líder, activista, pero sobre todo esposo y padre, de esos que pare el universo uno entre diez. El autor nos retrata a un padre ejemplar, sumamente amoroso y tierno, entregado a la enseñanza de sus hijos (que me recuerda mucho a mi padre) y que envuelto en una serie de luchas sociales desde su profesión docente y médica enfrenta toda serie de obstáculos en la búsqueda de igualdad y equidad en una Colombia enferma de violencia y corrupción. En 1987 Abad Gómez es asesinado por los paramilitares en Medellín como parte de un sistemático exterminio de opositores, líderes sociales y pensadores que tildados de "guerrilleros o comunistas" eran el blanco de ataques que quedaron impunes. Esa experiencia impulsa a Abad Faciolince a escribir y honrar las cualidades de un hombre, de un padre y criticar una cultura de desigualdades, matanzas, fanatismo religioso, violencia y no aceptación de las diferencias. Un libro nostálgico y conmovedor que todo colombiano debería leer (pero apto para cualquier persona). Con una prosa crítica, irreverente y en ocasiones cínica Héctor Abad nos permite conocer las entrañas de sus relaciones familiares y a un hombre digno de admiración. La única especie de «queja» que tengo del libro es un exceso de odio del autor a un Dios en el que no cree y que en ocasiones se siente repetitivo. Un libro exquisito que logró que sintiera variadas emociones en cada capítulo. |