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Crítica de Maya


Maya
31 January 2020
Hay períodos de la vida que transcurren en una especie de armoniosa felicidad, períodos que tienen la tenue tonalidad de la alegría, y para mí los más nítidos coinciden con aquellos años, en aquellas largas vacaciones con mis primos costeños, que hablaban un español mucho más dulce y agradable que el nuestro, que era en cambio duro y montañero, unos primos que después —cuando llegaron las tragedias— volvimos a ver poco, como si nosotros nos avergonzáramos de nuestra tristeza, o como si ellos tuvieran la prudencia de no querer refregarnos en la cara su felicidad conservada […].
«El olvido que seremos», de Héctor Abad Faciolince es la historia novelada de un asesinato en Colombia, de todos los asesinatos en Colombia. Es la historia de un padre bueno, entregado y amoroso, contada por su hijo, sin odio, sin ánimo de venganza. Es todo un acto de amor hacia su padre y hacia su patria.

Cuando leemos un libro, hacemos nuestra la historia, la reinterpretamos, a cada uno nos dice una cosa. «El olvido que seremos» me ha conducido irremediablemente al asesinato de mi propio abuelo, defensor de la cultura universal y de los derechos humanos, liberal, maestro, torturado y muerto por los disparos de un grupo fascista secundado por los poderes oficiales.

Héctor Abad Gómez fue profesor de Medicina en la Universidad de Antioquía, Colombia, fundador de la Escuela Nacional de Salud Pública, médico, asesor de salud en distintos países. Su hijo, escribe su historia 20 años después de su muerte, cuando se ve capaz de describir su dolor con palabras:
”Es una de las paradojas más tristes de mi vida: casi todo lo que he escrito lo he escrito para alguien que no puede leerme, y este mismo libro no es otra cosa que la carta a una sombre.”
La primera parte del libro se centra en el relato de la historia familiar. Héctor es el niño mimado de su padre, un niño rodeado de mujeres: cinco hermanas, su madre, las cuidadoras y una monjita. Esta parte del relato recuerda lejanamente a Gabo en su casa de Aracataca. Durante el día sus influencias serán las de su madre, mujer liberal, decidida, fuerte y católica. Por la noche con la llegada de su padres, la balanza se ajusta y se ve inmerso en un mundo científico de realidades probadas y lecturas de las mejores enciclopedias. Héctor adora a su padre, y su padre a él, y el lector va vislumbrando la personalidad del médico. Un hombre liberal que lucha por los derechos humanos, el derecho a la salud de todas las personas, el acceso al agua potable y a la vacunas. Es criticado tanto por el Gobierno de derechas como por el de izquierdas, ya que él odia el radicalismo y la violencia venga de donde venga.

Cuando le jubilan a la fuerza, empieza a alcanzar más notoriedad participando de marchas, denuncias en prensa y radio a la situación política de Colombia, señalando a los asesinos que empiezan a matar a cualquier opositor.

¿Qué nos transmite «El olvido que seremos»,? Una situación muy parecida a la de España en la guerra y posguerra. Grupos fascistas y paramilitares que sistemáticamente acaban con la cultura, con todo el que piensa distinto, con todo el que no se pliega a sus mandatos. Asesinatos cobardes como el de Héctor Abad Gómez, al que descerrajan varios tiros cuando acude al velatorio de su amigo Vélez, asesinado aquella misma mañana trágica del 25 de agosto del 87. La denuncia de la violencia sin límites que desoló Colombia en los ochenta amparada por el Estado, que contrataba paramilitares a veces amparados por la policía.

Una de las fortalezas de este relato, es la sinceridad que transmite la prosa de Héctor Abad, hijo. No sólo nos cuenta las bondades de su padre como médico y ciudadano comprometido sino que reconoce que su padre cometió muchos errores, que a menudo se dejó engañar por gente que le utilizó para su propio beneficio. Este libro no es un acto de venganza, en ningún momento se busca, no hay actitud de odio, solamente la triste laxitud que provoca la pérdida temprana e injusta e innecesaria de su padre.

Como escritor, el autor de «El olvido que seremos» no deja de mostrar el amor a los libros que le transmitió su padre:
”Los libros son un simulacro de recuerdo, una prótesis para recordar, un intento desesperado por hacer un poco más perdurable lo que es irremediablemente finito.”
Hay importantes elementos literarios en esta obra: Las coplas de Jorge Manrique son una especie de esquema para la narración, las loas a la vida de su padre que de nada sirven a la hora de la muerte, donde todos somos por fin iguales. Y él lo asume con el típico estoicismo castellano. Bellísima la insinuación del poema de Poe, Annabel Lee: la vida de la familia Abad era tan bella y tan feliz, que el cielo no tuvo más remedio que mandarles el desastre, el dolor y la muerte. Y como no, los versos de Borges que encontró en el bolsillo de la camisa ensangrentada de su padre muerto, tirado en el suelo: “Ya somos el olvido que seremos”.

Creo que esta en una obra esencial en la literatura de Colombia que nos atraviesa con un dolor irremediable.
Enlace: http://Citaenlaglorieta.com
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