Vieron claramente, sobresaliendo por la abertura del aparador, [...] la rechoncha mano blanca, con la palma hacia abajo, avanzando hacia la cabeza del niño. La madre profirió un grito y sacó inmediatamente al bebé de la camita [...] cerrando la puerta al entrar; pero nada más hacerlo oyeron un sueve golpeteo en la puerta.
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