Los hombres detrás del telón

Los hombres detrás del telón es una historia sobre un pueblo tan puro que ni siquiera tiene nombre, es simplemente llamado "el pueblo".
Es la historia sobre un chico que se da cuenta que detrás de tanta pureza es imposible que haya algo inocente.
Es la historia de un culto que quema menores de dieciséis años para traer prosperidad a las cosechas.

Tomás tiene alrededor de trece años, y nuevamente se prepara para la Quema anual, en la que un chico será elegido para ser sacrificado, así el Dios de la Luz bendice el pueblo con lluvias y buenas cosechas.
De más está decir que casi todos en el pueblo son extremadamente fanáticos de esta religión y la mera mención de una vida diferente es considerada una herejía, haciendo que cualquiera que tenga una opinión diferente pueda terminar apedreado en las calles del lugar.
El día anterior a la Quema, él es llamado por el hereje del pueblo, Donovan, y a partir de ese momento todo toma un drástico giro en su vida.

Ese es todo el vistazo general que voy a dar de la trama porque no hay nada mejor que entrar en una historia sin saber con qué nos vamos encontrar y teniendo la menor información posible.

Lo primero que me gustaría tocar es la pluma del autor.
La novela se podría considerar folk horror con toques distópicos, tiene todos los ingredientes para pertenecer al género: ruralidad, misterio, leyendas, supersticiones y lo más importante, peligro.
Los hombres detrás del telón es un libro relativamente corto, tiene menos de trescientas páginas, pero Andrés logra darle trasfondo e incluso historia al pueblo y al universo en el que se desarrolla. En un futuro en que las Grandes Naciones entran en guerra y la gente es obligada a esconderse por miedo a los constantes grupos que saquean los lugares civilizados, el ejercito que viene a reclutar a los ciudadanos para la guerra o incluso grupos aislados de gente caníbal y peligrosa, hay un pequeño oasis en el cual vive nuestro protagonista.

Todo está narrado de forma excelente, no hay capítulo que pueda considerarse de relleno. Siempre está pasando algo y cuando no lo hace, da información sobre cosas importantes y fundamentales para la trama. Además es una historia que para los temas que toca tiene un paso muy ligero y en ningún momento se hace una lectura pesada.
Lo bueno también es que no se encuentran los típicos clichés del género, haciendo del libro algo mucho más placentero.

La ambientación también está muy bien construida, con las palabras justas, detallando las cosas sin exceso pero tampoco para que quedemos sin poder ubicarnos bien. Tenemos suficiente información como para dejar a la imaginación los alrededores del pueblo, la cordillera, incluso las Tierras de Nadie de las cuales no sabemos mucho.

Por otro lado, los personajes. No hay manera de no terminar sintiendo cosas por ellos, ya sea odio puro o cariño y hasta miedo por lo que pueda llegar a pasarles. Es inevitable estar leyendo y no empatizar con al menos uno de ellos.
Eso sí, hay dos personajes que es impresionante lo mucho que se los puede llegar a odiar, nunca me había dado tanto asco un personaje como el Gran Padre Gideon y estaba constantemente leyendo con la esperanza de que tuviera su propio merecido.
Lo mismo con Ecter, un chico al que su fanatismo supera hasta el amor que podría llegar a sentir por su propia familia, provocando constantes peleas fuertes con su hermano Tomás. Aunque de alguna forma podía llegar a "entenderlo", después de todo es producto de la sociedad en la que vive, es imposible llegar a justificar algo de lo que hace.
Y hablando de Tomás, que personaje del bien. Si bien no está narrado en primera persona, nos metemos de lleno en su mente, y vamos aprendiendo al mismo tiempo que lo hace él. Su razonamiento me parecía de lo más interesante y compartíamos muchos pensamientos a medida que avanzaba la historia. A lo mejor me iba pareciendo que era muy maduro e inteligente para su edad, pero lo justifiqué pensando que es un chico al que le obligan a crecer muy rápido. Todos los sucesos de su vida a partir del llamado de Donovan lo hacen llegar a una madurez más temprana que a los demás.
Y Donovan... qué personaje. Debe ser mi favorito junto con nuestro protagonista. En el momento en que ambos personajes se encuentran por primera vez la novela se vuelve de lo más intrigante. Él es quien va educando a Tomás sobre lo que es realmente el mundo y como va deshaciendo cada creencia del chico y apoyando que se cuestione todo lo que se le fue enseñando en su vida fue algo que me encantó leer. A veces tenía que bajar el libro de lo mucho que me gustaba la dinámica entre ellos dos.

Esto es lo que me pareció muy interesante sobre la trama y lo que me llevó principalmente a querer leer el libro: los temas que se tratan. de por sí sabemos que cuando hay un culto y un personaje que se opone a sus creencias, van a haber muchas cosas que ser tratadas, y tenía mucho interés en ver como se iban a llevar a cabo. La verdad es que no decepciona para nada.
Lo principal es, como decía mas arriba, el constante cuestionamiento que se le da a cosas que se toman como hechos indiscutibles cuando ni siquiera pueden ser probados, ya que en el pueblo la mayor parte de la gente es analfabeta.
Tomás es un soplo de aire fresco porque al ir aprendiendo a medida que avanza la trama, comete muchos errores y no es el típico héroe al que todo le sale bien. de hecho está lleno de dudas, y me gustó mucho como va deconstruyéndose y cuestionando todo, incluso a si mismo y a su tutor. Es doloroso ver como se van desarrollando las cosas para él, porque realmente da lo mejor de sí mismo para traer paz y razonamiento a los demás, para no conseguir más que rechazo y odio.
También esto de los cultos, si bien está más exagerado en la novela al ser ficción, no es algo que se aleje tanto de la realidad. En momentos en los que se recalcaba que un individuo no es sí mismo cuando está en medio de una multitud violentada, o cuando un grupo de personas tiene fe ciega en alguien solo porque esta persona tiene más "poder", cuando éste mismo solo reside en lo que los demás pueden entregarle son cosas completamente reales y que las vemos a diario, al igual que preferir imaginar una fuerza mayor que rige nuestras vidas en vez de tomar las riendas de las mismas.
Y ni hablar de la naturalidad con la que el pueblo toma la quema de los menores de edad.

De por si, la historia es bastante ominosa y se puede sentir el terror de fondo, pero para lo último ese terror comenzó a transformarse en tristeza, oscuridad y cada vez la trama se iba poniendo más y más deprimente. Me gustó mucho como se fue jugando con algunos pasajes: constantemente se repiten frases que se pueden interpretar de maneras diferentes pero están hiladas para que al final tengan sentido.

Algo que me llamó la atención es que nuestro protagonista es el único con un nombre al que estaríamos acostumbrados como lectores latinoamericanos, mientras que el resto de los personajes llevan nombres más excéntricos, digamos "Ecter", "Radek", "Svein"; y me llevó a preguntarme si esto es porque es con Tomás con quien más podemos llegar a identificarnos, dándonos una especie de ancla hacia lo más "humano" o capaz estoy dándole muchas más vueltas que las que debería.

El final fue lo que más me llevó tiempo de leer, lo fui prolongando todo el tiempo que pude porque realmente no quería terminar el libro, por más que fuera re adictivo y no pudiera soltarlo. Me encariñé tanto con los personajes que la última parte me dolió y todo lo que sufrieron lo sentí junto a ellos.
¿Me habría gustado un final diferente? Capaz. No niego que un tono más esperanzador y aventurero le habría dado otro toque, pero no se si habría pegado con lo que es la historia. El final que tiene es totalmente adecuado, y eso es lo que me parece más triste, era así como tenía que terminar.

Es una lectura que recomiendo de principio a fin, y si les gustan las novelas originales con tramas adictivas, interesantes y bien construidas, este libro es para ustedes.
Si o si se va a mis favoritos del año.