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Desde el momento en que terminé La Canción del Arquitecto supe que necesitaba ver cómo idearía la autora una historia ubicada en la misma familia que me gustara tanto como la primera parte, cuya reseña podéis ver aquí. También supuso una sorpresa para mí por el hecho de que previamente había intentado leer su saga Susurros y no fui capaz de terminar ni el primer libro, así que supongo que no era una historia para mí pero desde luego Anita Grace Howard sí que es para mí porque me tiene embobada completamente con esta serie de novelas independientes que fusionan misterio, romance y trama paranormal con toques góticos. En general, me sigo quedando con la primera parte, que por algún motivo me llegó por completo al corazoncito (quizás por la novedad y el hecho de que venía de otra novela de la autora que había abandonado) pero El Corazón del Colibrí me ha durado muy poquitos días porque igualmente no he podido soltarlo. En este caso, la trama se desarrolla unos años después del final de la primera parte pero cambia sus protagonistas, por lo que ambas historias podrían leerse de forma independiente ya que apenas se hace meras alusiones a los sucedido entonces, aunque sin haber leído antes La canción del arquitecto es posible que al leer esta novela se pueda colar algún spoiler, cosa que no sucede con esta opinión, que será completamente libre de spoilers de la primera parte. Aquí seguimos los pasos de Willow, una niña de ascendencia italiana y circense que presencia el brutal asesinato de sus padres sin saber el motivo. Por suerte, acaba como pupila de la familia Thornton y es criada junto a los hermanos Julian, Nick y Emilia. Su mejor amiga es Emilia (una joven dama que escribe novelas románticas en secreto), su compañero de travesuras es Nick (un mujeriego que tiene que huir tras haber deshonrado a una mujer casada) aunque son sus sentimientos por Julian los que hacen que cruce en barco un océano para acompañarlo a la Feria Mundial para ingenieros, inventores y demás gente con ideas revolucionarias, algo que a Willow siempre le ha apasionado. Aquí es donde realmente empieza la historia, porque hasta más o menos un cuarto del libro solo hay presentación de esta familia, sus integrantes y pequeñas historias de juventud para que los lectores comprendamos los lazos que les unen, pero la aventura comienza cuando Willow toma ese barco a América. Willow es una chica apasionada, asalvajada y muy impulsiva. Es muy reservada con su pasado porque arrastra un trauma infantil, y no es para menos, porque ver morir a sus padres siendo muy niña, sola y huyendo de los asesinos, es normal que no quiera ni hablar del tema, pero ese silencio lo compensa con su carácter extrovertido, sus ansias de aventuras y su personalidad alegre. Además, no se pliega ante las convenciones sociales ni los formalismos que debe guardar una verdadera dama de la aristocracia y disfruta haciendo acrobacias como buena hija de trapecistas que es, así que como personaje me ha parecido muy fresco y que hace que nos interesemos por lo que le va ocurriendo en su aventura. Por otra parte, Julian es más introvertido y serio, un joven tímido que no se atreve a aclarar sus sentimientos por su amiga de la infancia pero que no deja de ser un secreto a voces tanto para ellos dos como para el resto de la familia. El romance es pausado aunque la autora apenas ha arriesgado introduciendo algún elemento nuevo así que al final resulta algo convencional: dos amigos de la infancia que se quieren y poco a poco se van declarando, totalmente previsible y con escenas muy típicas de enamorados, incluso diría que con alguna que otra escena que se acerca más a novelas de hace 200 años que a una actual, incluyendo ideas un poco retrógradas. A mí me gusta que los romances históricos estén dentro de contexto pero siempre disfruto más cuando se arriesgan a romper esas barreras que ya impuso la propia Historia. Por otra parte, lo que de verdad impulsa a leer hasta terminar la novela no es la trama romántica, sino el misterio que hay detrás de los orígenes de Willow y todo el tema paranormal cuando hace su aparición el espíritu de una chica y un pequeñajo que parece ser el único que puede verla. Todo ello se va relacionando poco a poco y de manera muy sutil y por mi parte no ha habido forma de que adivinara ni un resquicio de cuál sería la verdad que había detrás del asesinato de los padres de Willow. La narración de la autora no disminuye ni un poquito la elegancia que ya pude comprobar en la primera parte. Hay muchísimas metáforas líricas para describir sentimientos y emociones y es una verdadera delicia simplemente ir pasando páginas con palabras tan bonitas. La ambientación queda muy bien reflejada en cada escena y todos los escenarios nos envuelven en un clima de oscuridad, de misterio y aire gótico. Dado que el tema circense es muy relevante para la historia personal de Willow y Julian es dueño y diseñador de un parque de atracciones, se le añaden elementos que pueden diferenciarla de otras historias ambientadas en esa época. Así que en general ha sido muy agradable leer cada página por el estilo tan cuidado que tiene la autora y que se mantiene con la traducción, por la historia personal de ambos protagonistas y por el misterio tan curioso que esconde el final. En resumen, una bonita historia de amor con mucho misterio y aventura, con protagonistas interesantes y con una trama que no podemos parar de leer porque no sabemos muy bien hacia dónde va a tirar la historia. Como comentaba al principio, en mi opinión es ligeramente inferior a la primera historia de esta saga pero creo sinceramente que es una cuestión de gustos y no de calidad porque sigue en la misma línea con la narración, con la misma originalidad en los personajes y con el mismo nivel de misterios del pasado, así que seguiré recomendando las historias de la familia Thornton porque tanto la autora como las novelas merecen la pena. Enlace: http://enmitiempolibro.blogs.. |
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