Versos y Trazas: Un recorrido personal por la comedia española

“Todo lo que pienso sobre teatro clásico está en esas páginas”. Con estas palabras, el catedrático César Oliva Olivares, ex director del Festival de Teatro Clásico de Almagro y del Festival Internacional de Teatro y Música Medieval de Elche, resume su última publicación, editada pulcramente por la Universidad de Murcia y prologada por el valenciano Toni Tordera.
El volumen, de casi 600 páginas y dividido en cinco partes y 23 capítulos, recopila la producción investigadora de 40 años del profesor murciano sobre el teatro clásico español del Siglo de Oro, incluyendo dibujos del propio Oliva de algunos de sus montajes. El autor, Premio Palma de Alicante 2003, alterna desde su cátedra de Teoría y Práctica del Teatro de la Universidad de Murcia (1988) su labor de pedagogo con la de director de teatro universitario y la de investigador y fruto de ella es este grueso libro, que conjuga historia, teoría y práctica de la escena. El autor de ensayos como “La última escena” o “Teatro español del siglo XX” “destila lo vivido” en un “estudio templado y afinado”, en palabras de Tordera, que aglutina textos dispersos en actas, artículos y conferencias, ahora reunidos y puestos en limpio sacudiendo el polvo amarillento que hayan podido acumular con el paso de los años.
“Mi origen en el teatro ha sido la dirección, los primeros años de la Universidad los hice dirigiendo, soy carne de escenario desde hace mucho tiempo, uno tiene más satisfacciones”, ha confesado el autor, quien abandonó en cuarto curso la carrera de perito químico para satisfacer su vocación teatral plenamente y estudiar Letras. Un punto de vista, el de director de escena, que enriquece los suculentos capítulos dedicados a detallar cómo se representaban los clásicos en su propia época, entre iglesias y corrales, y cómo se han representado desde 1939, además de posibilitar algunos de los mejores párrafos del libro, allí dónde se explica la suerte de este o aquel montaje de Tirso o de Lope o cómo se gestó la adaptación de “El encanto sin encanto” de Calderón de la Barca.
El final del libro está dedicado a un sustancioso estudio sobre los personajes de comedia, caso de los galanes, el rey o el gracioso, y sobre la obra de tres “adelantados de la comedia”, que son Joan Timoneda, Cervantes y Lope de Rueda. En el último caso se estudian las influencias que recibió Rueda del teatro italiano, así como la tipología de los lazzi de la commedia dell'arte en los pasos de Rueda. Algo en lo que Oliva puso una pica en Flandes.