Varia imaginación

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De un tirón. Sin pestañear. Casi sin respirar. Así es como he leído este libro.
Llegó a mis manos e inmediatamente lo abrí. Sentía la necesidad de leer su comienzo pero cuando me quise dar cuenta, ya había llegado al punto final. Las páginas se escurrieron entre mis dedos y, de una manera casi automática, fui enlazando relato tras relato. El reencuentro con Sylvia Molloy ha sido del todo fugaz pero cada fragmento se me ha quedado clavado dentro. Esa es su magia. Esa es su esencia. Es el segundo libro que leo suyo y me he vuelto a encontrar con ese estilo que me parece tan característico. Escribe de una manera escueta pero muy intensa. El libro te dura un suspiro, incluso llega a dar la impresión de que se está escapando, pero consigue dejar mucho poso.

'Varia imaginación' es un collage compuesto por escenas, retazos y fragmentos. Recuerdos que te vienen a la memoria de repente, sin previo aviso, y desbloquean un suceso que o bien habías olvidado, o bien habías escondido en el fondo de tu memoria. Recuerdos alegres que te roban una sonrisa, te ilusionan y te hacen pasar un momento agradable. Pero también hay otro tipo de recuerdos, esos que te dejan mal cuerpo, te entristecen y te hacen derramar lágrimas. Todos ellos forman parte de tu vida y han tenido mucho que ver en quien eres ahora.
Molloy comparte algunos de los suyos. Recuerdos de aquí y de allá con los que nos podemos hacer una idea de cómo ha sido su vida. Pero tenemos que hacerlo con cautela ya que no todo es real, como ella misma dice: «He cambiado detalles, he inventado otros, he añadido un personaje. La ficción siempre mejora lo presente.» Y ese detalle me ha parecido muy interesante ya que en muchas ocasiones he dudado, no sabría decir dónde estaba esa fina línea que separa lo real de lo inventado.

Belleza, tristeza y melancolía. El paso del tiempo y la fragilidad. Su infancia y adolescencia. La familia. La relación con su madre. Inquietudes e intereses. Enfermedad y muerte. El país natal, la migración y la añoranza.

Una tarde, una tarde es lo que me ha durado esta lectura como un suspiro de esos breves pero intensos que parece que se te sale el alma. Es la primera vez que leo tanto a una autora Argentina como a esta autora .

Relatos cortos de unos recuerdos de una vida pasada y adornada que ha hecho que no sepa distinguir recuerdos de invención y eso me ha parecido majestuoso , me ha hecho recordar anécdotas de mi propia infancia, una lectura que he notado cercana, viva, una lectura fresca y ligera que te deja la miel en la boca para leer más de ella o saber más sobre ella.

Separado en bloques ( Familia, Viaje, Citas y Disrupción) Sylvia Molloy nos escribe micro relatos que aún pasado por el maltrecho y despiadado transcurso del tiempo parecen vívidos y detallados y que te hace todo más real, de difícil distinción si no eres la protagonista. Lo más que me ha gustado ( o una de las cosas que más ) fue un gesto de la madre que Sylvia relata, una acción acompañada de unas palabras que en el momento pueden parecer banales sin importancia pero cuando se recuerdan después de tanto tiempo se transforma en un recuerdo que desprende cariño y agradecimiento pero ¿Cuánto de éste relato es de su imaginación y cuánto de su recuerdos? Recuerdos, imaginación, niñez, pérdida, familia, madre, La Argentina...

Muchas gracias a @babelioespanol por la #masacritica y a @eternacadenciaesp por el ejemplar &#xNaN Muchas ganas de seguir leyendo a esta autora, pionera en tratar temas de la cultura LGTB y tristemente fallecida en Julio de 2022

¿Varia imaginación es la plasmación de la vida de su autora? Lo sospechamos con cada uno de los relatos autoficcionados comprendidos en este breve libro. Sylvia no reivindica lo narrado como experiencia propia, pero sí que, detrás del anonimato de la ficción, apela a su memoria para despertar la escritura. Las secciones de la obra, Familia, Viaje, Citas y Disrupción, representan cortas panorámicas de momentos a los que se vuelve de manera fugaz. El detonante es una frase, un objeto, un lugar; el objetivo, la reconstrucción de instantes pasados que, en el presente, constituyen un todo.

No hay un yo, ni una conciencia de la individualidad propia o ajena. La voz narradora se desplaza por el tiempo y el espacio, por los años y las calles. No importa quién, sino cuándo, cómo y qué. Tampoco hay un orden cronológico, la memoria no sigue un orden en su deambular alborotado. Así, de la edad adulta pasamos a la infancia y llegamos a la adolescencia solamente para volver a la infancia. de esta manera, a través de la ficción y de la articulación de la memoria, reconfigura su propio pasado a través de un nuevo lenguaje. Porque es el lenguaje el que edifica el recuerdo y lo vuelve propio y reconocible.

La brevedad es acorde a la naturaleza perecedera y momentánea de los recuerdos, que no dejan de ser destellos que encierran las ruinas de los tiempos pasados. En menos de cien páginas Sylvia Molloy describe la vida en toda su vastedad, abarcando el pasado, el presente y retazos de posibles futuros. Y, mientras la autora revive y ficcionaliza sus recuerdos, también la lectora cierra los ojos y vuelve a la infancia, a la adolescencia y a la vida adulta.

En este libro breve, Sylvia Molloy explora recuerdos cosechados a lo largo de su vida. A partir de la indagación en la historia familiar y los eventos clave que marcaron su desarrollo, Molloy explora su propia identidad y cómo ciertos momentos parecen quedar fijados como hitos que van articulando y dando sentido a la vida. Una lectura recomendable para conocer a una autora fundamental de la literatura argentina.