Un día en la vida de Iván Denísovich

El libro nos cuenta, literalmente, una jornada en un campo de trabajo soviético. El protagonista, ese Iván Denísovich del título, es un hombre maduro que encara el tramo final de su condena, después de pasar años confinado en ése y otros campos por un delito de traición que no cometió. Como es de suponer, las condiciones de vida en ese ambiente son durísimas: no sólo por la severidad del confinamiento en el campo y de la que hacen gala sus responsables, sino por lo cruel del ambiente físico. Los presos están sometidos a días de intenso trabajo sin apenas descanso, sin comodidad alguna y sin esperanza de que esas circunstancias puedan cambiar.

La prosa de Solzhenitsyn no hace concesiones a la poesía: no hay adjetivos superfluos, no hay adornos ni oraciones complejas; el estilo se subordina al mensaje. Pero lo curioso es que ese mensaje es engañosamente pacífico. Shújov afronta ese día con paciencia, incluso con esperanza; no la esperanza de escapar, o de pasarlo sin trabajar, o incluso de que su condena esté cerca de su final.

Lo más curioso del libro, es que va narrando paso a paso todo lo que acontece en un día de Iván desde que se levanta a las cinco de la mañana, ya pensando en sus doscientos gramos de pan, en el frío del exterior (e interior donde duermen), pues a menos que haga - 41º no dejan de trabajar, y ese termómetro NUNCA marca la temperatura real...así que trabajan con unos -30º, ahí es nada...y lo más llamativo es que hasta uno se acostumbra a todo, pues ya Iván después de tantos años de condena lo que hace es pensar en comer sin contratiempos, marchar al trabajo sin interrupciones, levantar un muro con pericia y efectividad, para demostrarse a sí mismo que sigue siendo un gran albañil, y en la que vemos que también hay tiempo para charlar, reír, bromear, discutir, enfermar, etc...como si realmente no estuviesen en un campo de trabajo soviético, sino en cualquier otro lado...

Un libro para pensar y reflexionar, que ante la adversidades de la vida, el protagonista vive con la única esperanza del día a día, la del hombre que no ansía nada porque nada le queda por ansiar. El fin de su castigo no le preocupa, porque lleva tanto tiempo confinado que su preocupación se reduce a vivir con dignidad.

Podría haber sido una novela cuyo horror me impactará más, pero no sé si lo que ha fallado ha sido la traducción, eso espero, que no me ha permitido disfrutarla como esperaba.

Iván Denisovich es un preso que está condenado y encerrado en campos de trabajo y de concentración rusos, desde que lo apresaron en 1941 por ser sospechoso de algo que no voy a decir, porque no he leído la sinopsis y en ella se desvela, así que prefiero no hacerlo yo, si no es así.

Toda la historia transcurre en un solo día, y relata cómo transcurría una jornada allí: frío, hambre, trabajo duro, castigos y poca esperanza. Tuvo que ser duro, sobre todo porque muchos de los que allí estaban habían sido jugados y condenados, o injustamente o por algo que no hicieron. Pero esos regímenes comunistas son así, y el stalinista fue cruel como el que más, o más.

El autor, Nobel de literatura en 1970, es también autor de la famosa novela Archipiélago Gulag, que aún está esperándome en la estantería. También estuvo preso en un campo de trabajos forzados y de concentración rusos, en uno de los cuales escribió está novela. Más tarde fue desterrado. Te mantienen encerrado durante años y, cuando te dan la libertad, no te dejan volver a casa. No me extraña que el protagonista se plantee si es peor condena el campo de trabajo forzado en tu tierra o el ostracismo en tierra extranjera.

Aleksandr Solzhenitsyn, autor de este pequeño gran libro, de este diamante de la literatura, ganó el premio Novel de literatura en 1970. Solzhenitsyn sufrió en sus propias carnes lo que era vivir en un campo de trabajo forzado durante los años en que Stalin era considerado un Dios dentro de la Unión Soviética, sólo años después se conoció su “política de terror”, que segó la vida de muchos soviéticos y condenó a otros muchos a los terribles campos de trabajos forzados (Gulag) durante muchos años.

Esta gran joya, nos traslada a un campo de trabajo forzado en Siberia, donde con una temperatura menor de 30 grados, acompañamos durante un día cualquiera, desde antes del amanecer a Ivan Denishovich. Durante ese día, -en las ciento y poco páginas de este libro-, sufrimos con Ivan su dolor de espalda y fiebre, desayunamos y cenamos con él, ocultamos un pedazo de pan en el colchón, trabajamos construyendo una pared, pedimos tabaco prestado,... un día cualquier en el que pasamos hambre y frio,.. mucho hambre y mucho frio, y vemos exactamente como era la vida diaria en un campo de trabajo, en el que sus condenados, muchos de ellos presos políticos, o presos acusados de delitos no cometidos, aceptaban cualquier condena que les quisieran adjudicar con tal de vivir un poco más…Podría pensarse que este pequeño libro es únicamente producto de la imaginación del autor, pero lamentablemente, Solzhenitsyn, pasó varios años en campos de trabajo forzado, sólo años después noveló sus propias vivencias y lucha por sobrevivir un día más en un campo de trabajo. La publicación del libro en la URSS no fue sencilla, pero una vez que fue publicado por primera vez en Noviembre de 1962, la puerta quedó abierta para que la gente pudiera expresar las condiciones en las que durante décadas millones de ciudadanos de la URSS habían sufriendo la opresión y la injusticia que llevó a muchos de ellos hasta la muerte. Tanto dolió la sal en la herida del Régimen Comunista, que durante muchos años no le dejaron publicar ningún otro libro en la URSS, y en 1974 fue expulsado del país, donde no pudo poner sus pies de nuevo hasta 1994 después de la caída de la Unión Soviética.


Este libro es un grito contra la tiranía, contra la opresión, contra la injusticia, contra la soberbia de un régimen que trataba a sus propios ciudadanos como animales de trabajo que vivían en condición absolutamente inhumanas.


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El relato cuenta exactamente lo que dice el libro: un día, sólo un día, en la vida de un condenado en un gulag soviético, desde que se levanta hasta que se duerme. Lo que sucede en ese día puede parecer algo anodino en una primera lectura (va a la enfermería a intentar librarse del trabajo, se une a su cuadrilla para trabajar como albañil...) pero a medida que reflexionas sobre ella vas dándote cuenta de la desesperación de una persona injustamente condenada.

Una desesperación de la que busca huir refugiándose en lo cotidiano mientras los días van pasando y la esperanza se va agotando mientras se convierte en un ser alienado.

Son los años cincuenta y Sujov está confinado en un Gulab en algún confín de la Unión Soviética. El autor nos va contando todo lo que le sucede durante una jornada, desde el momento en que se despierta hasta que se acuesta: el trabajo esclavo y embrutecedor, el frío inclemente con ropa y zapatos inadecuados para soportarlo, las ínfimas porciones de alimentos y el recogimiento casi místico con que se ingiere, los vigilantes, los compañeros de desgracia, los motivos para enviarlo a cautiverio.