Sobre los puentes de París

Como me ocurre muchas veces, hay autor@s que me provocan confianza por intuición y que simplemente siento que tengo que leer sus novelas por cómo se muestran hacia sus lector@s al interactuar por redes sociales. Con África Ruh (pseudónimo de África Vázquez Beltrán) me ocurrió algo así cuando la casualidad hizo que me enseñara su página de autora hace algún tiempo y viera el tipo de novelas que escribe (muy variadas, por cierto). Así que desde hace más de un año tenía pendiente a esta autora y lo cierto es que me daba igual con cuál de sus novelas empezar a leerla, me valía la primera que cayera en mis manos y que gracias a Harlequín Ibérica, ha coincidido que ha sido una de sus novedades de abril (aunque el 30 de abril también ha salido su otra novedad, La ciudad de los ladrones, con Naufragio de Letras) aunque ha influido también que yo sea una fanática de todo lo que tenga que ver con mosqueteros. Y como muchas veces, la intuición no me fallaba: esta autora tiene un largo recorrido por delante y me alegra muchísimo ver cómo va despuntando en el panorama nacional.
Lo primero que llama la atención de esta premisa es que aquí no nos vamos a encontrar con la típica damisela de las novelas históricas porque Léonide es toda una mujer de armas tomar, literalmente. Dado que el mundo de las espadas y los duelos clandestinos no está pensado para chicas como ella, no le queda más remedio que vivir su vida como su fuera un hombre y como tal se la conoce, sin que ninguno de sus adversarios sepa su verdadera identidad. Su vida es bastante sencilla entre enfrentamientos por el honor de una dama mancillada o por el cobro de una deuda de algún caballero, mientras disfruta de la vida nocturna con amantes de forma desinhibida, pero todo se le complica cuando entra en escena le Renard Noir, otro duelista que casi tiene más de mercenario porque hace “trabajitos” por encargo. Así que gracias a la ayuda de su misterioso nuevo mentor, Dufort, un mosquetero arisco que hace años que dejó de estar al servicio de su Majestad y se dedica a vivir restirado de la sociedad, Léonide tiene que aprender otro estilo de duelo: el de la inteligencia sobre el acero.
Hasta aquí la parte de aventuras porque la novela tiene otro aspecto, el romance. Quizás es lo que menos me ha atraído de la historia pero debo reconocer una cosa, África Ruh sabe lo que es manejar las identidades y preferencias sexuales y los roles de género de una manera que me ha dejado embobada. Ya para empezar la ambigüedad sexual en la que se mueve la protagonista es absolutamente genial, si tenemos en cuenta que tiene cierto aire andrógino o que sus inclinaciones amorosas se acercan a una bisexualidad abierta, teniendo en cuenta la época en la que se desarrolla la novela. Creo que hacen falta más historias del género en las que se incluyan de forma tan natural este tipo de personajes y que además lo hagan así, a pelo, sin pensar en si sería forzado o no su inclusión en la trama, como se viene debatiendo.
Es más, el otro personaje principal masculino, Valérian Leroy, tampoco se queda atrás a la hora de dar una vuelta a lo que se espera de él. Es una decepción para su padre porque no cumple con ninguno de los requisitos del buen caballero francés. Ni es diestro con la espada ni está mínimamente interesado en flirtear con las damas de la corte porque ni siquiera acude a los bailes de salón que se celebran. de hecho, prefiere la soledad de su desván mientras pasa horas pintando cuadros o leyendo. Así que el torbellino de energía que supone Léonide cuando entra en su pacífica vida contrasta con lo fácilmente que acepta que ella es mucho mejor que en casi todo lo que se espera que él lleve la voz cantante. Así que, como veis, sólo partiendo con la premisa ya me hice una idea de que esta novela tiraría por tierra bastante estereotipos del género de aventuras o del romance histórico, y es que Sobre los puentes de París tiene un poco de todos estos géneros.
Sin embargo, a pesar de que la novela termina resuelta y la autora ha sabido ser bastante solvente con la trama, supongo que debido a que parece más bien una novela corta, la única pega que le veo es la velocidad que tiene todo el desarrollo de la historia: demasiado rápido y sencillo al final. No me ha dado tiempo a conocer en profundidad a los personajes (quizás con excepción de Léonide, a quien más se deja ver en introspectiva) porque se queda muy en la superficie. Me hubiera gustado, por ejemplo, un desarrollo más elaborado entre mentor y pupila, o entre protagonista y antagonista (con alguna escena más entre Léonide y le Renard Noir). Se me ha quedado muy cortito tanto en número de páginas como en desarrollo de aspectos secundarios que no fueran la trama central romántica. Aunque en cualquier caso, no ha sido obstáculo para que disfrutara de cada una de las páginas que tiene y de lo que la autora sí nos permite conocer bien: a una de las protagonistas menos estereotipadas que he tenido el gusto de cruzarme.
En pocas palabras, una novela de aventuras que entretiene mucho y le da una vuelta a esas novelas de caballeros y damiselas que estamos acostumbrad@s a leer normalmente. Se sale por completo de la norma habitual y se agradece muchísimo que haya personajes tan dispares para conocer de vez en cuando algo distinto. Por eso, lo que tengo claro es que quiero leer más de África Ruh, sin ninguna duda, y de hecho ya tengo fichada su próxima publicación con Naufragio de Letras, La Cuidad de los Ladrones. Pese a lo peros que haya podido ver en esta primera novela que he leído de ella (que no su primera novela) sí que he podido apreciar su estilo y con ello me quedo, además de con los potentes mensajes que lanza a lo largo de todas sus páginas porque me dan una idea de lo mucho que puedo llegar a disfrutar de sus historias.
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Una historia bastante ligera ambientada en la Francia de los Tres Mosqueteros donde encontramos a unos protagonistas que juegan con el travestismo y los límites de los roles de género de una manera bastante poco convencional. Esta formula funciona, y aunque la trama principal de aventuras es sencilla también hace que la lectura se haga de manera rápida y bastante entretenida. Desde luego, una novelita para pasar el rato que sí merece la pena.

Una historia diferente, pero esa diferencia, ese cambio de roles de los protagonistas desde mi punto de vista cayó en tópicos que no eran necesarios haciendo que pierda fluidez la trama. La idea era buena el desarrollo no tanto. Pero entretiene y engancha ese mérito no se puede negar.