Sin barro no crece el loto

La verdad que no sabría cómo comenzar con mi crítica. Normalmente, lo primero que suelo transmitir son mis sensaciones con respecto al libro que he leído. Y de hecho, es así cómo empezaré esta vez también.
El libro de Thich Nhat Hahn – “Sin barro no crece el loto” – trata sobre el mindfulness o dicho de otra manera la “conciencia plena”. Nunca había leído un libro de autoayuda, pues quizá porque nunca me he visto atraída por ellos o es una literatura que jamás me había planteado añadir a mi biblioteca. Y desde luego, estaba muy equivocada. Es un libro como ya he dicho, de autoayuda. En mi caso, lo que ha conseguido es pensar sobre las cosas de distinta manera, ver la vida desde otra perspectiva. Autoanalizarme y relajarme conscientemente. Es un libro que trata sobre los temas existenciales como la existencia, los sentimientos, la comprensión y compasión. Es un libro que enseña que tenemos que ser empáticos con los demás, intentar comprenderles aunque a veces sea imposible, pero intentar ponerse en su lugar y ver las cosas desde su punto de vista. Este libro nos enseña que no tenemos que abstraernos de los sentimientos negativos, si no que todo lo contrario. Tenemos que acogerlos y vivirlos, porque así es como sufriremos menos.
Lo que me ha gustado mucho, bueno, quizá la expresión más correcta sería, lo que me ha hecho cambiar un poquito mi punto de vista ha sido cómo ha expresado a lo largo de este libro el monje budista la relación entre el sufrimiento y la felicidad. Lo que ha demostrado es que es una acción-reacción. Sin uno no puede existir lo otro. Son dos sentimientos relacionados de manera muy estrecha que no pueden ser desarollados sin que existan los dos a la vez. La única diferencia es que uno tendrá más peso que otro en determinados momentos de nuestra vida. Un día estaremos más tristes y otro día más felices. El caso es saber llevar los dos sentimientos y no intentar ignorar los negativos, si no aceptarlos.
Leyendo este libro uno se relaja porque mientras lee está meditando las propias palabras del autor. Es un libro que trata sobre la paz personal e interior, sobre la escucha activa.
Thich Nhat Hahn utiliza muchas metáforas para describir la conciencia plena. Por ejemplo, una de estas metáforas es la naturaleza y cómo explica la relación entre la flor y la luz del sol. Es decir, tenemos que estar concentrados en la acción que estamos realizando y notarlo con nuestra mente y cuerpo. Eso es la conciencia plena. En definitiva, ser conscientes con todos nuestros sentidos de lo que nos rodea, de cómo estamos respirando, actuando, escuchar esos sonidos que pensamos que es imposible que nos lleguen, etc.
Mediante ciertas técnicas en este libro se nos enseña cómo aprender a practicar el mindfulness, y sobre todo, pensar más profundamente en las cosas y autoanalizarnos mejor.
Este libro me ha gustado muchísimo por lo que me compraré alguno más de este autor porque quiero obtener más conocimiento. Se lo recomiendo a cada persona. No importa si lo necesita justo en ese momento o no. Yo no lo necesitaba, ni mucho menos. Pero lo que me enseñó es una relajación de mente y cuerpo que quizá no era capaz de conseguir al 100% por el tipo de vida estresante que llevo tanto yo, como mucha otra gente. Es un libro que recomiendo a todo tipo de público, porque está escrito de manera muy sencilla. Las metáforas se comprenden facilmente y el lenguaje utilizado puede ser entendido por todos. Está escrito de manera que engancha y envuelve al lector desde la primera página, haciéndole así leer y leer hasta que se lo termina. Se lee muy rápido y fácil.

Este pequeño libro, podríamos catalogarlo de autoayuda, parte de una premisa que es lo más interesante de éste: que el sufrimiento es natural, depende de la felicidad y viceversa, y que hay que saber sufrir bien para ser felices. Hasta aquí todo bien, lo que sucede es que después de las primeras páginas todo se vuelve muy repetitivo y se basa en darle vueltas una y otra vez a estos mismos conceptos.
El libro más adelante, y con lógica por ser el autor quien es, se acaba centrando en las prácticas budistas de la conciencia plena, la meditación, las sanghas, etc. Eso sí, de nuevo muy repetitivo todo. Yo, como particularmente no soy creyente de ningún tipo, esta parte no me ha atraído mucho, me resultaba más como un manual que tienes que leerte para entender algo.
A favor del escritor, decir que tiene un lenguaje sencillo y al alcance de todos, aunque en ocasiones pueda pecar de sencillez extrema. Sin embargo, el uso de símiles o ejemplos esclarecedores son muy variados y tal vez lo más notable.

Todo lo que somos viene precedido por una historia genética y cultural. Nacemos con unos esquemas e interpretamos todo lo que sucede en torno a ese marco de análisis.
¿Pero qué pasaría si algunas de nuestras ideas estuvieran equivocadas?
Este libro nos enseña a valorar el sufrimiento, a no huir de las sensaciones negativas, sino a descubrirlas y tratar de entenderlas.
Solo así podremos realmente crecer y estar en paz con nosotros mismos