Siempre hay alguien a quien matar

Mis agradecimientos al programa Masa Crítica de la plataforma Babelio Español y a la editorial Real Noir por el envío de este ejemplar.

Reconozco que no soy muy dada a leer novelas del genero Noir, y que muy poquitas han pasado por mis manos. No tengo nada en contra de este tipo de novelas, de hecho varias me han gustado bastante y las disfrute en su momento. Simplemente es que no se han cruzado en mi camino. Pero me gusta pensar que es por lo poco que he profundizado en este género y por mi desconocimiento de las grandes obras y los autores más importantes de este género lo que ha sido un handicap que me ha impedido disfrutar de esta lectura. Lo siento, pero si me lo he terminado ha sido más bien porque no me gusta dejar los libros inacabados, y menos si tengo que reseñarlos. Pero si no, no descarto que hubiera dejado a medias este libro, sinceramente os lo digo. Hubo un momento en que pude leer medianamente bien y con cierto interés , lo que por suerte pasó durante la mayor parte de la lectura. Pero en el último cuarto de la obra todo se me hizo cuesta arriba porque no me interesaba qué es lo que iba a ocurrir y, sobre todo, el destino de los personajes. Y cuando esto pasa, es que hay algo que está mal. Muy mal. He dicho antes que la lectura fue relativamente fácil para mí durante la mayor parte del tiempo. Pero el que está fuera ágil y no especialmente difícil no significa que en ningún momento me haya enganchado a esta historia, hoy ha conectado con la misma y, mucho menos, con los personajes.

“Siempre Hay Alguien A Quien Matar” tiene lugar en la región argentina de Los Médanos, en un pueblecito turístico de la costa atlántica que en verano rebosa de actividad y vida, pero que en invierno es prácticamente un cementerio. En plena temporada de lluvias llega a este lugar Francisco Molinari, Paco para sus conocidos,, un escritor de discreto éxito y que está enfrascado en pleno proceso de divorcio. Molinari llega para desentrañar el misterio que rodea la muerte de una antigua e inolvidable amante que conoció en el susodicho pueblo, por pedido de la hermana de la difunta. Esta última, Tamara Kolcich, fue una mujer única y difícil que dejó en él una marca imperecedera que aún perdura dolorosamente. Pronto quedará claro que todo entorno a su muerte no es para nada sencillo, y que esta relacionado con la corrupción endémica de la política y economía provincial argentina que también ha infectado el lugar, y con una maldad inquietante y falta de escrúpulos que amenza con destrozarlo todo…

En primer lugar quiero centrarme en lo que sí me ha gustado (algo tenía que haber) y en lo que considero que es lo mejor que tiene la novela. Es un producto de género Noir arquetípico, y como tal la idea de la que parte es muy interesante. Además, la atmósfera oscura y misteriosa que lo envuelve todo está muy conseguida. Guillermo Orsi lleva al lector hacia un pueblecito prácticamente abandonado en el que una sempiterna lluvia es el telón de fondo para presentarnos un entorno políticamente putrefacto hasta los tuétanos. Desde el minuto uno, hay una atmósfera de tensión y poesía dramática que va intensificándose paulativamente hasta volverse casi irrespirable, atrapando al protagonista y al lector en una auténtica tela de araña de sensaciones, violencia de todo tipo y angustias. El pueblo y sus alrededores, donde tiene lugar la trama, y la propia lluvia son unos actores más dentro del drama, sin ellos esta historia no sería la misma. Como todo buen Noir que se precie, nos encontramos ante una obra en la que el enemigo y el malo realmente son un grupo de políticos que operan en una urbe en la que la moralidad brilla por su ausencia y los chanchullos, la prevaricación y la inmisericordia ocupan su lugar. La crítica que se hace ante la corruptela de la política argentina en forma de misterio negro y violento me ha parecido muy interesante y muy bien llevada.

Por otro lado, lo que concierne a la trama y al misterio que ocupa la mayor parte de la novela, tengo que reconocer que me ha parecido bastante bien conseguido. A medida que van sucediéndose las páginas, se va viendo que no todo es tan simple como puede parecer a primera vista, la obra se cimienta en capas y más capas y el autor sabe conectar con gran soltura todos los hilos, pero dejando algún que otro cabo suelto. Esto, lejos de crispa en, me ha parecido un punto bastante interesante. Permite que el lector puede formarse sus propias ideas y se crea un aire de sutileza que casa muy bien con lo poético de la pluma del escritor. A lo largo de casi 300 páginas, Orsi crea una historia sólida y bien hilvanada, en la que nada es lo que parece y donde se juega con el lector y con el propio protagonista al crear un laberinto de sombras y misterios en el que van descubriéndose nuevas cosas que le dan mucha vida a la trama y la hacen avanzar y mutar a pasos agigantados.

Vale, ya hemos pasado la parte agradable. Ahora toca centrarse en lo que no me ha gustado de esta lectura.

Para mi el gran, grandísimo, problema de la novela ha sido la forma en que está escrita. No me ha gustado nada y creo que lo ha matado todo. Así os lo digo. al principio creí que se debía que estaba escrita con jerga argentina, pero no tarde en ver que esto no es así, básicamente porque esta no es la primera vez que me veo las caras con un autor de este país y no salí tan quemada de esas experiencias previas. “Siempre Hay Alguien A Quien Matar” es una suerte de dialogo interno del protagonista que se intercala con las escenas y diálogos que hacen avanzar el argumento propiamente dicho. Es cierto (y esto es otro punto a favor del autor) que los capítulos son cortos y relativamente ágiles, lo que ameniza mucho la lectura. Pero todo eso se lo come con patatas fritas el tono poético e intimista que se usa para narrar. Hace que se pierda en muchas ocasiones, y muchas veces de una forma fulminante y burda, de vista el núcleo de la obra, que son la resolución de la muerte de Tamara Kolcich y la critica a la corrupción argentina. Y también hace que los personajes resulten lejanos y monótonos, pues ese tono dramático y denso les hace demasiados lejanos y aburridos para conectar con ellos. Y no ayuda que el autor guste de desarrollarles o de querer venderlos como gente muchas veces vulgar y con un humor complejo, pero que se permiten dictar sentencias y frases grandilocuentes que no casan con lo que aparentan a simple vista. No me quejo de que sean personajes más complejos de lo que aparentan a simple vista, ni mucho menos. Solo a la impresión que me ha quedado de que son muy poco naturales y creíbles a en su conjunto por ello. Ninguno de ellos me acabado por convencer, ninguno ha llegado a dejar en mí algún tipo de impresión realmente positiva. Todo ese aire de cinismo o misterio que tienen unos y otros a mí no me ha llegado, se me ha quedado en nada. Solo he visto a marionetas que seguían los dictados del autor en pos de su creación, sin ningún tipo de alma real.

Respecto al trabajo de edición, decir que dentro de su sencillez me ha parecido bastante acertado. El sello Real Noir nos trae un volumen sencillo pero que convence, con una portada que casa muy bien con la historia. Aquí debo agradecer profundamente el prologo que lo acompaña, ubicado justo antes de empezar la novela.

Me encantaría poder explayarme mucho más en esta novela, hablar más de ella y enfocarme en los distintos puntos interesantes que posee. Pero no lo voy a hacer por la sencilla razón de que ha sido una lectura que me ha dejado totalmente fría y no me ha gustado. Y por lo tanto no tengo mucho que decir de ella. . Me ha parecido totalmente carente de alma, y me ha llamado la atención que si algo pretende (además de crear un buen misterio Noir) es ser una historia que se aleje del mero Thriller, tener una personalidad propia y presentarnos a un protagonista muy profundo y lleno de claroscuros, acompañado de personajes no menos interesantes que él. Tiene los elementos típicos del genero ( un protagonista que debe desentrañar un misterio totalmente envuelto en podredumbre moral, muerte, sangre y mandad, cínico y desencantado con la vida y con lo que el rodea; un clima político corrupto protagonizado por personajes sin escrúpulos; una mujer que a modo de femme fatale marca los tempos de la historia y del protagonista y que nunca llega a conocerse o entenderse…) pero hay algo en ella que no termina de cuajar. le falta ser algo menos poética y más cercana al lector. le sobran ínfulas. Y le falta conectar mejor todos los elementos que la forman.

Voy directa al grano. El libro no me ha gustado. Lo he acabado de leer con la esperanza de encontrarle «algo» un poco más avanzada la lectura, pero no ha sido así.

Respecto a su trama:
En rasgos generales, y no desvelo nada nuevo, la novela trata de la corrupción argentina, a todos los niveles, policial, político y judicial. Un entramado corrupción inmobiliaria, de favores turbios, del cual no se puede salir, salvo que sea en una caja de pino.
Inicialmente, parece que esa crítica a la corrupción va a ir apareciendo conforme evoluciona la trama del libro, que supuestamente empieza cuando un escritor recibe la noticia de que una antigua amante ha fallecido. En ese momento él emprende un viaje hacia la ciudad donde vivía la fallecida… y a partir de ahí, todo son muertos y más muertos.
Durante la evolución de la novela, todo es secretismo, nadie dice nada, solo aparecen muertos. No va soltando pistas que puedan hacer que te enganches a la lectura y quieras saber más...no sé, creo que no ha sabido crear un ambiente de intriga que conecte con el lector. Los personajes no te atraen, no los desarrolla suficiente como para que empatices o los conozcas, simplemente, están ahí, dicen lo que toca y ya está.

Respecto a su escritura:
El libro está dividido en cinco partes y cada una de ellas en capítulos bastante cortos, lo que agiliza su lectura.
Pero pese a su estructura, la novela me ha resultado complicada de leer. La narración está llena como de giros de prosa poética y a mi parecer, abusa demasiado del uso de metáforas. Durante el desarrollo de escenas, introduce pensamientos del pasado, a veces como recordando conversaciones con la difunta. A menudo, los diálogos me han resultado confusos, incluso en algunos de ellos, no me quedaba claro a que interlocutor correspondía cada frase.

Resumiendo: el título tiene mucho gancho, pero no se corresponde con su contenido, que no ha conseguido engancharme a la lectura en ningún momento.
Quizá la idea es buena y yo no he sido capaz de entender la intención del escritor. Si es así, pido disculpas al escritor, por no entenderle.

Había sentido hablar de Guillermo Orsi y más después de ganar en 2010 el Premio Hammett que se otorga en la Semana Negra de Gijón, pero no se ha cruzado en mi camino hasta hace unas semanas cuando la Editorial Revólver anunció que publicaría su nueva novela Siempre hay alguien a quien matar.
Y me embarqué en su lectura sin saber muy bien que me iba a encontrar, pero con muchas ganas de saber sobre un país amigo como Argentina, y más sabiendo que Guillermo Orsi es uno de los estandartes de la literatura social negra y criminal argentina de los últimos años.

Un paréntesis en la reseña.
Seguro que tenéis la sensación como yo que hemos leído a pocos escritores argentinos y más si son negro-criminales. Pues es eso, una sensación. No hace falta buscar mucho para encontrar nombres famosos en el panorama actual. Además, si no fuera una sensación, mirar el palmarés del Premio Hammett de los últimos siete años y encontraréis cinco escritores argentinos que lo han ganado. ¿Coincidencia o alguna cosa querrá decir? Un mundo por explorar, un mundo por explotar y creo que la Editorial Revólver podría tener algo de ventaja.
Cierro paréntesis.

«No soy tan peligroso, escribo novelas, la realidad la escriben otros.»

No sé a vosotros, pero a mí siempre me ha gustado la figura del escritor que impulsado por algún tipo de circunstancia se ve abocado a la búsqueda y acaba inmerso en el mar de la inspiración. Me gusta que mediante novelas los propios escritores nos recreen su búsqueda interior que en definitiva es la búsqueda que cada uno de nosotros hacemos cuando nos paramos a pensar en la vida.

«El destino juega con cartas marcadas desde que decidimos abandonar el paraíso sin pagar la cuenta.»

Aunque parezca mentira, Siempre hay alguien a quien matar es una gran historia de amor. Será ese amor el resorte que hará que el escritor en cuestión inicie la búsqueda. Y lo que en principio será un puzle de cuatro piezas se irá complicado con rapidez hasta llegar al final, a la frase final, en la que creyendo que teníamos el puzle completo se nos caerá a tierra. Reconstrucción.

«Son piezas sueltas de un rompecabezas que no puede armar, que mejor lo deja como está.
-Si quiere jubilarse.
-Si quiere seguir vivo.»

A muchos nos les gusta que siempre se diga que la novela negrocriminal es un género social, pero es un hecho. Guillermo Orsi nos habla de la corrupción de algunos jueces en Argentina, de la influencia de las mafias (que no solo existen en Italia) y lo difícil que es romper la baraja.
Pero también nos habla de teatro y de Macbeth eje transversal de la novela, espejo de los acontecimientos, y nos habla de cadáveres de arena (título alternativo), pero como dice Guillermo Orsi, los cadáveres de arena se los lleva el viento.
«El problema de los ladrones que llegan al poder político es creer que la impunidad de la que gozan es para siempre.»

El ritmo de la novela es lento y pausado al principio para acelerarse un poquito al final. Y mientras lees van retumbando los vocablos argentinos que dan musicalidad a la novela y te transportan. No sería lo mismo hablar de Buenos Aires sin esos toques al lo que añadir la prosa-poética que en muchas ocasiones utiliza el autor para envolvernos aún más en la historia.

«Todo el mundo sabe que estamos en guerra, que la paz es siempre un simulacro.»

Ha sido una experiencia satisfactoria y lo mejor es saber que me quedan otras lecturas de Guillermo Orsi que explorar, además de investigar un poco más a esos narradores negrocriminales argentino que no tenía tan controlados.
Enlace: http://crucesdecaminos.blogs..

Primera vez que leo al autor gracias a Masa Crítica y la experiencia ha sido positiva.

Novela negra (muy negra) ambientada en un pueblo de Argentina, Los Médanos, un pueblo turístico de la Costa Atlántica que en invierno se queda vacío. El autor sabe reflejar la soledad del lugar de manera sublime, así como la ambientación, pero, sin lugar a dudas, me quedo con los personajes y sus diálogos.

No es una novela que se entretenga en florituras, va directa a la acción a través de capítulos cortos y ágiles, con una buena narrativa, en la que se nos van presentando personajes y misterios sin que sepamos bien por dónde van los tiros, lo cual me encanta, porque sorprende.

Lectura recomendable, una trama muy bien hilada que engancha de principio a fin.