Me ha costado mucho hacer esta reseña, varios días de escribir, borrar y volver a escribir y aún podría seguir. Hay muchas cosas que quisiera expresar, pero sobre todo me gustaría que mis palabras os animarán a leerla. Es mucho lo que dice, pero aún más lo que se intuye detrás de cada historia. Muñoz Molina consigue un dinamismo especial a base de mezclar tiempos, personas con nombres y apellidos, con personajes de los que ignoramos todo. A algunas de las personas reales, ya las conocía, como Primo Levy o Franz Kafka, a otras las he conocido, como a Milena Jesenská, la enamorada de Kafka. Todas ellas están unidas por un destino similar, simplemente por ser judíos: el exilio, la prisión, la tortura y en muchos casos la muerte de ellos y de sus familias. Los personajes imaginados, pueden que no sean judíos, pero tienen el mismo anhelo: encontrar su Sefarad, que no tiene por qué ser un suelo, ni un país, solo ese lugar en el que estas vivo y eres tú. Alguno de los recuerdos que evoca, podrían ser también nuestros propios recuerdos. Esos viajes en tren, esas historias contadas por desconocidos, que a veces se cruzan con nosotros y que se quedan en un rinconcito de nuestra memoria y a veces aparecen y te hacen desear saber más. Ha sido un libro, para mi mágico, que invita a mil reflexiones. Una de las historia, sobre todo, consigue lo que hace tiempo que no me pasaba, hacerme llorar, por lo que fue y por lo que no fue. Pero sobre todo por esas despedidas que se quedaron en mi corazón y que no pude dar. Sefarad es , también, mi país anhelado. + Leer más |