Rostro De Gogol,El: 21

Una de las mejores cosas de trabajar en una biblioteca es que a veces toca ordenar los libros. Y cuando lo haces caen en tus manos libros como este.
Animada por el peso de la editorial Nórdica y por el resumen de la contraportada, así como por mi afición por la literatura rusa, me apoderé de este libro, que ha resultado ser un tesoro.
El autor del libro es Kjell Johansson, un sueco del que no había oído hablar nunca. Tras estudiar y trabajar como profesor de sueco, sintió un gran interés por la literatura rusa, y fruto de su interés por la misma fue esta obra, sólidamente documentada.
Cuando leí las obras de Gogol tuve la impresión de que el autor me tomaba el pelo en algunas (por ejemplo, La nariz), mientras que otras eran una sátira sobre la sociedad rusa (leer Almas muertas).
Este libro me ha hecho ver al escritor ruso de otro modo. La novela narra la vida de Gogol desde su propio punto de vista. Podemos así afirmar que estamos ante una especie de novela autobiográfica que nos permite entrar de lleno en el alma del protagonista que muestra ser una persona profundamente angustiada por encontrar su misión, su destino en la vida, dentro del ámbito literario.
La obra se estructura en seis partes que se corresponden con diferentes etapas de la vida del escritor. Y Kjell Johansson encuentra un elemento muy interesante para unir esas partes a través de un relato que varía según avanza la vida del escritor. La historia de un herrero de extraordinario talento para la pintura, que realiza un cuadro para la iglesia del pueblo. En él aparece el diablo, retratado de un modo tan realista que infunde devoción, horror, confusión, dependiendo de la parte del relato en que nos encontremos. Asistiremos a la infancia de Gogol, a sus relaciones familiares y los motivos que le llevaron a escribir.
No menos importante en la obra es el relato de las relaciones que Gogol establece con el resto de escritores rusos de su época, sus profundas creencias religiosas o sus viajes por el continente europeo en busca de la verdad.
En definitiva, nos encontramos ante una novela muy bien documentada, tan bien escrita que parece narrada por el propio Gogol y que permite trazarnos en la mente un panorama de la narrativa rusa a finales del siglo XIX.