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ISBN : 8494716972
476 páginas
Editorial: Quaterni (08/03/2018)

Calificación promedio : 4.57/5 (sobre 62 calificaciones)
Resumen:
Yeong-do, Corea, 1911 En una pequeña aldea de pescadores a la orilla del mar del Este, un hombre tullido se casa con una muchacha de quince años. La pareja tiene una hija, su adorada Sunja. Cuando Sunja se queda embarazada de un hombre casado, la familia se enfrenta a la ruina. Pero entonces Isak, un joven sacerdote cristiano, le ofrece una oportunidad de salvación: una nueva vida en Japón como su esposa. Tras seguir a un hombre al que apenas conoce hasta un país ho... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (29) Ver más Añadir una crítica
crismonteoliva
 17 September 2020
¿Qué sabes de la historia reciente de Corea? ¿Que antes de la Segunda Guerra Mundial estuvo ocupada por Japón? ¿Que, más adelante, el país acabó dividiéndose en dos naciones que se enfrentaron en una nueva guerra? ¿Sabes también que muchos coreanos tuvieron que emigrar a Japón antes de la Segunda Guerra Mundial? ¿Y que aunque sus hijos, nietos o bisnietos nacieran en suelo japonés no tienen la nacionalidad japonesa por las estrictas políticas niponas? ¿Quieres saber cómo fue la vida en Japón de los coreanos asentados allí a lo largo del siglo pasado? Pues entonces tienes, sin duda, que hacerte con un ejemplar de la fabulosa novela de Min Jin Lee titulada Pachinko, la misma que quedara finalista en los National Book Awarks y que pasamos a continuación a comentar.
Nuestra historia comienza en Yeong-do, una pequeña isla de pescadores cercana a Busan, en Corea. Hoonie, un hombre de veintiocho años, es el único hijo vivo de una familia dedicada a la hospedería. Su labio leporino y su pierna coja no le impiden llevar el negocio con eficiencia y alegría. En 1911, se casa con Yangjin, una chica pobre de quince años con la que conseguirá, después del fallecimiento de varios hijos, que le sobreviva una hija: Sunja. Cuando su padre muere, Sunja se hará cargo junto a dos criadas y su madre de la pensión familiar. Un día, de camino al mercado, la chica conoce a un hombre de negocios con el que pronto trabara amistad. Tras varios encuentros, Sunja y el empresario intiman. Como es de esperar, la joven queda embarazada. al descubrir que el padre de su hijo está casado en Japón, lugar al que viaja a menudo, Sunja decide romper la relación. Un nuevo e inesperado giro del destino, sin embargo, hará que un futuro lleno de desgracia y deshonra se torne en algo bien distinto cuando Isak, un pastor protestante, enfermizo e idealista, y alojado en la pensión, se entere del estado de Sunja. Isak no solo entenderá lo que ha sucedido, sino que también decidirá casarse con ella y llevarla a Japón, lugar en el que tendrán familia y en el que sus descendientes vivirán tanto buenas como malas experiencias.
Cuenta Min Jin Lee en el apartado dedicado a los agradecimientos de este libro que la idea primera de escribir esta gran historia se le ocurrió en 1989, cuando en una reunión escuchó hablar a un misionero americano que vivía en Japón de los zainichi, término con el que se denomina a los extranjeros que viven en Japón y con el que se hace alusión, especialmente, a todos aquellos coreanos que tuvieron que emigrar a Japón en la época colonial así como a todos sus descendientes. El misionero habló también de un adolescente descendiente de coreanos que decidió suicidarse después de haber sido acosado por sus compañeros, japoneses de pleno derecho, en el instituto. Min Jin Lee escribió un relato sobre esta historia, lo que la hizo merecedora de un premio literario. Sin embargo, Min Jin Lee no podía dejar el asunto descansar. Quería saber más sobre los coreanos asentados en Japón, sus vidas, preocupaciones, sueños y problemas. Por eso se pasó los siguientes años investigando, entrevistando a distintas personas, recopilando todo tipo de datos, etc, hasta que por fin consiguió escribir Pachinko.
Pachinko es la historia de una saga familiar que comienza en 1911 con el entrañable Hoonie, un hombre siempre dispuesto al trabajo y a cuidar de su mujer y su adorada hija, y termina en 1989 con Solomon, el bisnieto de Hoonie y nieto de Sunja, el personaje más constante en esta novela coral que nos transporta desde la Corea colonizada por Japón al Japón imperialista para, más tarde, hacernos vivir la Segunda Guerra Mundial, la postguerra y, finalmente, unos años de bonanza con ciertas limitaciones para los coreanos asentados en tierras niponas.
Pachinko es también el nombre que se le da a Japón a cierto tipo de máquinas recreativas que se hicieron muy populares desde la postguerra en adelante, así como también a los salones recreativos donde estas máquinas suelen ser la mayor atracción. Estos salones de juego estarán muy presentes en la vida de esta saga familiar. Mirando más allá, nos daremos cuenta de que la autora ha elegido acertadamente este título para su libro pues las vidas de sus personajes dan vueltas y vueltas para perder una y otra vez en el juego de la vida, como en estas máquinas.
Más allá de una emotiva historia familiar, cargada de momentos difíciles, alegrías y demás, nos encontramos con la historia de los coreanos en Japón. Una historia llena de esperanza, pues al trasladarse a Japón mejoraron sus condiciones de vida; pero también de muchas dificultades, pues en su nueva ubicación nunca serán ciudadanos de pleno derecho y solo podrán ocupar ciertos peldaños de la sociedad. Se trata esta de una historia interesante que nos habla de la cultura coreana, de la japonesa y, al final, de lo que nos une como seres humanos: el querer tener un futuro mejor para nosotros y los nuestros.
Pachinko, en definitiva, es la emotiva historia de superación de una familia que siempre se sabrá extranjera en Japón así como la de todos los coreanos en el país que un día colonizó el suyo. Una magnífica novela sobre la búsqueda de identidad, el amor entre los distintos miembros de una familia, la supervivencia y la muerte difícilmente de olvidar mucho después de su lectura. Dicho esto, ¿a qué esperas para leerla?


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LEMB
 25 March 2021
Desde hace mucho tiempo me atrae la literatura ambientada en Extremo Oriente, sobre todo en el Japón feudal o en la China revolucionaria del siglo XIX. Es verdad que no leo tanto como me gustaría. Hace no mucho, he comenzado a aficionarme a doramas coreanos (¡ay, estoy en un sinvivir!) y sobre todo los históricos. Disfruté muchísimo viendo Mr Sunshine, un dorama histórico ambientado en 1900 en una Joseon (Corea) dominada en parte por los japoneses, que termina en 1910, justo cuando Japón anexiona Joseon como colonia. Me impactó tanto el drama, los personajes y la historia que no pude resistirme a leer a continuación Pachinko, ya que este libro comienza en 1911, en Corea, y continúa los próximos ochenta años con la vida de una familia coreana que vive en Japón, con todo lo que ello significa.


Pachinko ha resultado ser una novela que se lee muy cómoda. Es un texto muy rápido, ya que, en casi quinientas páginas, la historia contempla ocho décadas de una misma familia, pero no por ello menos preciso. El libro está estructurado en tres partes:

—Libro I. Gohyang/Tierra natal (1910-1933)
—Libro II. Madre Patria (1939-1962)
—Libro III. Pachinko (1962-1989)

El título de cada parte es muy significativo; desde Gohyang, ese lugar humilde donde nace y vive Sunjan hasta que se casa y se traslada a Osaka; pasando por su nueva vida en Osaka, que por los años abarca, tenemos el eco de la II Guerra Mundial y cómo afecta a la familia, y terminando en el tercer libro, que se titula Pachinko, como algo que define a los personajes o con el que se les relaciona.

La base histórica y social está muy presente y muy integrada dentro de la narración; ese realismo vital, con la intimidad familiar que muestra, nos lleva a la existencia primero en una pequeña isla de pescadores del mar del Este de una familia que sobrevive regentando una humilde posada, para trasladarnos luego a Osaka, y acompañar a Sunja hacia lo que será su futuro. Pero, sin duda, esta historia es una novela de personajes, con los que sufriremos la vicisitudes de la vida que les ha tocado, aunque el texto no nos permitirá conocer el interior de ellos de forma muy profunda. Creo que la novela habla más de la intimidad familiar, que no tanto personal. Es un acierto que, sin incidir mucho en cada personaje, la autora consiga perfilarlos de una forma muy clara, de tal manera que al leer somos capaces de entenderles, para bien y para mal. Tengo que aclarar que no he necesitado empatizar con ellos para arroparles en sus decisiones; no sé si me llegáis a entender cuando digo esto pero es la sensación que se me iba quedando mientras leía.

Al final, nos habla de una vida y de los pasos que se van dando, todo mezclado con esa carencia vital por la falta de aceptación e integración. La inmigración, el desplazamiento, la desubicación, unidos al fuerte racismo, xenofobia e intolerancia predominante durante todo el siglo XX en Japón hacia los coreanos y, por ende, hacia los descendientes de coreanos a pesar de que hayan nacido en Japón, marcan el devenir de cada uno de los personajes y su forma de enfrentarse a ello. La autora construye este relato para mostrar la exclusión social que sufrieron los coreanos que emigraron a Japón, conocidos como zainichi; sorprende descubrir que, incluso, la tercera generación, nacida en Japón al igual que sus padres, tenían que renovar el permiso de residencia.

Miseria, penurias, pobreza, pérdidas, esfuerzos, y muchos estereotipos; la pertenencia a un pueblo, a unas costumbres, junto con el anhelo a una tierra, ya perdida; el idioma, algo esencial que define a cada uno de los personajes; el matrimonio, la maternidad, la familia, los roles; el trabajo, la educación. Entre todo, además de la palabra familia, me quedo con el anhelo; para mí, los personajes siempre anhelan algo que no tienen, bien sea la patria, el amor, el sentirse aceptados, el dinero o el perdón.

Al final me ha parecido un libro sobre la identidad personal, con esa sensación de patria perdida que impregna al inmigrante, sea de la generación que sea.

En cierta manera, no hay grandes gestas. Los personajes son imperfectos y llegan a sentir, en muchos casos, menosprecio por su propio origen. Creo que esa lucha interior por ocultar su realidad los hace dolorosamente humanos. al final, está narrando una vida, una familia, la vida de diferentes miembros, y la autora lo hace desde el conocimiento de los que se han sentido menospreciados o excluidos. Esto me ha llamado mucho la atención porque lo he visto como la base de lo que estaba leyendo.

Es un relato sobre una familia y sobre la identidad y la complejidad del pensamiento humano de la palabra patria y de la sociedad a la que perteneces. Es una familia que lucha por salir adelante. Creo que una de las cosas que intenta es acercar la esencia de la herencia coreana dentro del mismo Japón; no es algo tan lejano, de hecho la novela llega a los años 90 y la propia autora cuenta que durante la época que vivió en Tokyo fue consciente de que algunas personas ocultan esa herencia coreana colonial que puede ser de quinta o sexta generación. Es una novela realista, con un texto que a veces sonríe y a veces duele. No intenta juzgar, no intenta arreglar, solo cuenta una historia. Es bonita. Con ella aprendes, además de conseguir que entiendas y que te acerques al sentimiento de desgarro social. Hay muerte, hay supervivencia, hay amor, ha determinación, hay miedo, hay trabajo.

**Mención especial para Sunja, como eje de unión de todos los personajes, define muy bien que la vida, además de ser dura, tiene también momentos buenos. Una mujer fuerte que representa esa resiliencia que a mí, al hacerme más mayor, me resulta más complicada. Una historia muy bonita y con mucho significado.


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lourdesmateo88
 01 February 2019
Pachinko nos cuenta la vida de una familia coreana que intenta salir adelante en Japón a lo largo de varias décadas del siglo XX, nos acercará a la realidad de la ocupación que sufre Corea por parte de Japón, a la emigración y al exilio, al racismo y al mal trato al que son sometidos los coreanos por parte de los japoneses, los prejuicios, el sentido del deber, del honor, y la resignación ante lo inevitable.
La protagonista, Sunja, una adolescente ingenua, de familia humilde, se queda embarazada de un hombre coreano exiliado en Japón y que además está casado, en una época en la que Corea está ocupada por los nipones. le ofrece ser su "mujer coreana", pero ella no acepta. Isak, un joven sacerdote protestante y tuberculoso, al que han estado cuidando Sunja y su madre, quiere viajar a Japón en cuanto se reponga de su enfermedad, al conocer su problema se ofrece a ayudarla casándose con ella y ocupándose de los dos con la ayuda de su hermano mayor y su cuñada que le están esperando en Japón. Viajarán a Osaka y allí empieza una historia de supervivencia, se enfrentarán a la pobreza (comer arroz es un lujo), al racismo, a la persecución religiosa; nada resulta como esperaban. Para un japonés casarse con un coreano es una deshonra para su familia. El humillante trato que dan los japoneses a los coreanos hace que muchos oculten su origen no solamente para poder trabajar o estudiar, aunque hayan nacido allí sus padres se les sigue considerando extranjeros; es muy difícil, casi imposible conseguir la nacionalidad.
El pachinko, el juego que da titulo a la novela y que será vital para la supervivencia de la familia no aparece hasta mediada la novela, es uno de los pocos trabajos que pueden realizar los coreanos. El pachinko es un juego popular en Corea y Japón. Una especie de pinball cuyo sistema amañado generaba mala fama, tremendamente adictivos, son un sistema de juegos de casino totalmente legales. Un negocio con los que la yakuza tenía relaciones.
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Kuroi
 19 June 2023
¿Sabías que Japón invadió Corea y obligó a los coreanos a ser considerados como sus "esclavos" porque eso era un derecho del invasor? No, yo tampoco, y este libro me ha sido muy esclarecedor e impactante.
La historia gira en torno a una familia y sus cuatro generaciones que abarcan ochenta años de historia, desde Corea hasta las ciudades más bulliciosas de Japón como Osaka y Tokio.
Sunja, una joven que se queda embarazada con tan solo 17 años de un hombre que le doblaba la edad (y encima estando casado pero esa información no la compartió con ella) trae la desgracia a su madre (la única familia que le queda). Pero gracias a Isak (un monje protestante) ella tiene una oportunidad de tener un matrimonio digno y evitar que su familia sea una vergüenza.
Se vio obligada a irse de su país para tener una vida mejor en Osaka, e Isak a pesar de saber que el hijo que tenía Sunja en el vientre no era suyo, le quiso como si así lo fuera. Isak ha sido para mí uno de los personajes más bondadosos y amables de toda la obra. Llegó a amar a Sunja y a tener en cuenta su opinión. Por aquél entonces (1933) la mujer solo podía estar en casa cuidando de los hijos y cocinar, como mucho podía trabajar en una fábrica y cobrar una miseria cuando los impuestos y las deudas eran mucho más altas y cada vez subían más los precios de los alimentos más básicos para cocinar como el arroz o la patata.
Sunja tuvo al bebé del hombre casado (Hansu) y lo llamó Noa (dado que la familia de Isak era cristiana), dos o tres años más tarde nació Mozasu (hijo de Sunja e Isak) y curiosamente a pesar de que este último fuese hijo biológico de Isak, no se parecía en nada a su padre; como que al pequeño Mozasu no le gustaba leer y a su padre si; muy al contrario que Noa, que compartía muchos atributos de personalidad con Isak a pesar de no tener relación de sangre.
Para mí eso es una demostración de que un padre/madre no es aquel que te trae al mundo o te engendra; sino el que te cría.
La historia va desarrollándose en torno a los hijos de Sunja y cómo van sobreviviendo en un país en el cual no conoce, ya que no sabe hablar japonés, no sabe leer ni escribir (ni siquiera en coreano) y el choque cultural tacha a los coreanos como si fuesen parientes directos del cerdo, que son salvajes y que son agradecidos con cualquier cosa que les den.
El único consuelo de la pobre Sunja es la familia de Isak, (Yoseb, su hermano mayor y su cuñada Kyunghee).
A medida que Noa y Mozasu se hacen mayores, el papel intrusivo de Koh Hansu (el padre biológico de Noa) en su vida y en su educación va creciendo hasta tal punto que intenta manipular a Sunja para que le deje pagar la educación de Noa (porque es el único hijo varón que tiene) pero no la de Mozasu; aunque se comporte de forma cordial con él, claramente siente favoritismo por quien es su hijo.
El comportamiento hedonista que tiene Hansu con Sunja es considerado propio de alguien que solo mira por los beneficios que se le pueden aportar; ya que cuando Sunja se enteró de que estaba embarazada de Hansu, este le dijo que no podía casarse con ella ya que tenía esposa e hijas en Japón, pero que podría ser su amante en Corea.
Aunque el daño ya estaba hecho, Sunja estuvo a tiempo y no se lo pensó dos veces en negarle ese "privilegio", puesto que ella quería que se casaran, y por ese motivo quería mantener al bebé.
Sunja pensaba en cómo la vería su difunto padre Hoonie al abrir su corazón y su cuerpo a un hombre así.
Hoonie nació deforme y por eso fue difícil concebir a Sunja, quien tuvo seis hermanos antes que ella pero todos fallecieron. En esa época era extremadamente duro para la familia que tuviese a un hijo/a deforme porque nadie quería casarse con alguien así, creyendo que pasaría sus deformidades a su progenie.
Hoonie era otro ejemplo de un amor paternal puro como un recién nacido y más bondadoso que nadie; queriendo mucho a Sunja y enseñándole todo lo posible para ayudar a su madre y sobrevivir cuando él no estuviera (dado que la esperanza de vida teniendo malformaciones era muy baja).
La historia tiene como protagonista a Sunja y a medida que avanza, más personajes aparecen y tienen su propia vida, aportando continuidad y cohesión, terminando con Sunja.
Ha sido precioso ver cómo evolucionaba de ser una niña a una anciana con sus propias creencias, cometiendo sus propios errores y siempre deseando lo mejor para su familia.
Los personajes que personalmente me han gustado desde el principio hasta el final de la trama han sido Hoonie, Isak, Mozasu, el carnicero que se hizo amigo de Sunja, la propia Sunja, Kyunghee, en ocasiones porque me parece divertido para su edad: Goro y Phoebe.
Mientras que los personajes que me han causado aversión desde el comienzo de todo han sido: Hansu, Hanako, Akiko (estas dos últimas tienen prácticamente la misma personalidad y varias veces he tenido que cerrar el libro para evitar lanzarlo de lo frustrantes que son) y Kazu.
Tratando temas como el aborto, la guerra, las violaciones justificables (o la prostitución que ejercían chicas coreanas que eran engañadas bajo el pretexto de encontrar un trabajo mejor en China cuando en realidad eran "regalos" para los soldados). La discriminación hacia los coreanos es constante y a veces cuesta leer algunas páginas de lo cruda que ha sido la historia entre Japón y Corea.
Sin duda recomendaría este libro, para saber que la guerra siempre saca lo más perverso del ser humano, pero que nuestra querida Sunja siempre sacará buenos momentos gracias a un padre que siempre la quiso, un marido tan devoto y bueno y unos hijos maravillosos.
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Paloma
 21 August 2019
Pachinko es una saga familiar escrita con una prosa muy bella pero retratando una historia muy triste sobre temas que hoy más que nunca continúan siendo relevantes, como la migración, racismo y marginalización.

La historia inicia en la década de 1930 cuando Sunja, una jovencita de Corea, se enamora de Koh Jansu, un hombre mayor, también coreano, pero que desde muy pequeño emigró a Japón. En este punto, es importante destacar el contexto histórico: Corea era una especie de colonia japonesa y sus ciudadanos sufrían de una gran opresión en su propia tierra. Sunja y su madre eran algo privilegiadas, pues manejaban su propia casa de huéspedes en un pequeño pueblo cerca de Busan, pero la situación cada vez se complicaba más.

Sunja se embaraza pero Koh Hansu le dice que no puede casarse con ella porque él ya está casado en Japón. Sunja termina con él, negándose a ser su amante pero le confiesa todo a su madre. La situación es tensa pero entonces aparece Isak Baek, un pastor cristiano que va de camino a Osaka para reunirse con su hermano, quien le ha dicho que hay más dinero y oportunidad allá que en Corea. Isak es un buen hombre y al enterarse de la desgracia de Sunja, ofrece casarse con ella, si bien también lo hace porque es un hombre que toda la vida ha sido enfermizo y sabe que puede ser una oportunidad de ayudar a una mujer que pronto puede convertise en viuda.

Después de casarse, Sunja e Isak se trasladan a Osaka, y comienzan a vivir con el hermano de Isak, Yoseb, y su esposa Kyungee. Los primeros años son complicados pero felices pues todos se apoyan como familia –Sunja se encariña con su marido y encuentra a una hermana en Kyunghee. Isak es feliz con su hermano y su trabajo y se crea una red de apoyo muy fuerte. Noa nace y es criado por Isak como propio, y a los pocos años nace Mozasu. Son buenos años, a pesar que la vida es difícil pues en Japón son considerados como personas de tercera clase, ya ni siquiera ciudadanos que viven al margen solo por ser coreanos.

Y de pronto, vuelve a aparecer la tragedia –Isak es arrestado por sus creencias religiosas y separado de su familia durante tres años. Cuando regresa, está al borde de la muerte. Las consecuencias de esta pérdida sacudirán a la familia en los próximos años y Sunja sabrá que la causa que la hizo dejar Corea siempre será una constante en su vida.

Como mencioné, Pachinko es una historia conmovedora y triste. Si bien hay algunos momentos felices –aquellos relativos a la familia y el apoyo que se dan mutualmente – la novela no deja de mostrar lo difícil que es vivir en un país extranjero, soportar el racismo y la incomprensión, todo en aras de encontrar una mejor vida que se niega en el país de origen. Porque sin importar lo que hicieran, y que tan buenas personas y ciudadanos fueran, los coreanos siempre fueron vistos como de tercera clase, como criminales, sucios y flojos. Y no pude dejar de pensar en las semejanzas de ese discurso en el Japón de mediados del siglo pasado a la retórica que hoy en día existe tanto en Estados Unidos como México.

También el libro expone lo difícil que es vivir con ese estigma y como éste puede manchar la vida de aquellos que nacieron y se criaron de hecho en un país, que a final de cuentas los rechaza –económica y socialmente. Particularmente la historia de Noa me dejó sin palabras.

Finalmente, otro de los méritos más importantes de la novela en mi opinión es la prosa: es hermosa y es imposible dejar de leer. El único pero que le vi y creo que fue lo que no me dejó darle una mayor calificación, fue que la última parte me pareció larga y un tanto lenta –sobre todo cuando se incluyeron historias de personajes secundarios que creo que aportaron muy poco a la historia de la familia Baek y restaron fuerza a la narración. Y, una cuestión de gusto muy personal es que me hubiera gustado ver un regreso a la patria, aunque fuera breve y tener aunque sea un pequeño momento en la actual Corea.
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Citas y frases (14) Ver más Añadir cita
LEMBLEMB14 March 2021
—¡Claro que sí! Sunja, corazón, la vida de una mujer es trabajar y sufrir. Es mejor que te pille desprevenida, ¿sabes? Ya casi eres una mujer, así que alguien debería decirte esto: el hombre con el que te cases determinará tu calidad de vida. Un buen hombre te dará una vida decente, pero junto a un hombre malo vivirás un infierno... Sea como sea, espera siempre sufrir, y sigue trabajando duro. Nadie se preocupa de las pobres mujeres... solo nosotras mismas.
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LEMBLEMB14 March 2021
—Allá donde vayas, la gente está podrida. No hay nadie bueno. ¿Quieres ver a un hombre muy malo? Haz que tenga más éxito del que nunca había imaginado. Verás lo bueno que es cuando descubra que puedo hacer todo lo que quiera.
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LizvzcrzLizvzcrz25 January 2022
Un mal coreano puede arruinar la imagen de miles de coreanos bueno. Y un mal cristiano puede dañar a decenas de miles de cristianos en todas partes, sobre todo en un país de no creyentes. ¿Comprendes lo que quiero decir?
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LEMBLEMB18 March 2021
(...) un hombre debe aprender a perdonar... a discernir lo que es importante, pues vivir sin perdón era una especie de muerte con respiración y movimiento.
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Yanina_DanieleYanina_Daniele29 June 2020
—Allá donde vayas, la gente está podrida. No hay nadie bueno. ¿Quieres ver a un hombre muy malo? Haz que tenga más éxito del que nunca había imaginado. Verás lo bueno que es cuando descubra que puede hacer todo lo que quiera.
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