Oh, maligna (2019) cuenta los amores del vate Neruda con la birmana Josie Bliss cuando el incipiente poeta, aunque ya destacado, partió a Rangún a los 24 años como consul chileno de tercera, allá a finales de los años 20. Yo había leído sobre esta breve pasión birmana (duró solo meses) en el libro de Inés María Cardone Los amores de Neruda (2003). Jorge Edwards tiene la ventaja de haber bien conocido a Pablo Neruda por décadas y según el escritor Edwards, Neruda le habló del tema en los años 60 cuando ambos estaban en Paris. al parecer la historia con Josie Bliss lo dejó bastante malherido porque la recordó hasta el final de su vida. Oh, maligna es un ensayo novelado sobre esta tórrida historia de amor. En aquellos años Pablo Neruda era conocido como Neftalí Reyes y aunque ya destacaba como poeta en Santiago, sobrevivía materialmente con dificultades. Con la ayuda de un amigo, consiguió este puesto de Consul en la capital birmana. Era sólo un pretexto para que tuviese el tiempo de escribir sus poemas. El cargo diplomático era paupérrimo y el entorno de mala muerte. Partió a Birmania con un amigo, un amigo completamente chiflado que le fue de gran compañía durante un tiempo en un puesto tan lejano, primitivo y exótico. En el bar de los ingleses conoció rápidamente a Josie Bliss que trabajaba para ellos como secretaria para lo cual se vestía como una inglesa con nombre inglés durante el día, pero en las tardes volvía a su condición de mujer birmana. Fue un amor exaltado y no el primero del vate, pero probablemente el primero más intenso. Es de notoriedad pública que Pablo Neruda necesitaba los estragos de la pasión para hacer funcionar la máquina interna y crear poesía en un estado de exaltación amorosa. « Pablito » se instaló rápidamente en casa de Josie Bliss, viviendo con ella solo unos meses y dándose cuenta que Josie podía ser peligrosa porque era muy celosa. Una noche, el vate creyó verla blandiendo un cuchillo de cocina, pero yo me pregunto si el vate no estaba con delirio alcohólico esa noche, porque era vox populi que todos bebían con demasía. En todo caso esta visión o desvarío lo convenció de huir y lo hizo solapadamente hacia Ceilán donde Josie Bliss lo siguió, instalándose en una desvencijada casa frente a la suya, controlando las visitas, lanzando improperios y hasta piedras. Fue expulsada de Ceilán. Jorge Edwards se incorpora en el relato intercalando algunas anécdotas para « rellenar » porque la verdad es que no hay mucho que decir sobre esta relación que duró poco, terminó mal, pero que marcó con fuego al poeta. El texto es interesante para entender mejor al vate que se consideraba « un poeta del tiempo, de la naturaleza, de la noche enorme, de los grandes vinos, de las enormes bocanadas de calor. »...Si, fue un poeta muy « carnal ». Esta malhadada aventura lo dejó psicológicamente marcado y 30 años después aún recordaba a Josie Bliss. Escribió en Ceilán los versos más complejos, más intensos, más oscuros, productos del sueño, de la memoria involuntaria, de algo que se podía definir como desconcierto vital o naufragio vital, con fuertes elementos de angustia, con fulgores desesperados, con extraños acentos ceremoniales. A este libro de buena factura no le encontré la veta típica de Jorge Edwards hecha de fina socarronería, de burla y de erudición. Enlace: https://pasiondelalectura.wo.. + Leer más |
La obra de Jorge Edwards (Santiago de Chile, 1931 - Madrid, 2023) destaca por su independencia intelectual y originalidad creativa. Su coraje político quedó plasmado en la crónica «Persona non grata». En novelas semibiográficas como «El inútil de la familia» o en ensayos novelados como «La muerte de Montaigne», mezcló los géneros con total libertad e indiscutible talento. Su estilo literario, escéptico y elegante, rehúye las afirmaciones enfáticas para subrayar, en cambio, la inseguridad y la imprecisión. El Premio Cervantes, que le fue otorgado en 1999, reconoció su singularidad en las letras de nuestra lengua.
Casa de América, el Instituto Cervantes y la Embajada de Chile en España reunieron a ocho escritores e intelectuales españoles e hispanoamericanos que conversaron para recordar justamente a ese maestro de la conversación y la memoria que fue Jorge Edwards.
Bienvenida:
Enrique Ojeda, director general de Casa de América.
Javier Velasco, embajador de Chile en España.
Raquel Caleya, directora de cultura del Instituto Cervantes.
Mesa I:
Carlos Franz, escritor. (Actuó también como moderador de la mesa).
Esther Bendahan, escritora.
Ricardo Cayuela, escritor y editor.
Juan Cruz, periodista y escritor.
Proyección de un vídeo conmemorativo con las intervenciones de Luis García Montero, poeta y director del Instituto Cervantes, y los escritores Sergio Ramírez, Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards.
Mesa II:
Jorge Eduardo Benavides, escritor. (Actuó también como moderador de la mesa).
J.J. Armas Marcelo, escritor y periodista.
Luis Alberto de Cuenca, poeta y crítico.
Ernesto Pérez Zúñiga, escritor y subdirector de Cultura del Instituto Cervantes.
Imágenes cedidas por Casa de América.
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