Nueve cuentos malvados

En un primer lugar esperaba que todos los relatos estuvieran conectados de alguna manera, ya que los tres primeros lo están, pero luego me di cuenta de que no era así. Esto me decepcionó un poco al comienzo de la lectura del libro, pero después pensé que lo que yo esperaba era otra novela, así que le di otra oportunidad, desde la perspectiva de nuevo de relato corto. Allá por la mitad ya estaba otra vez enganchada a cada historia.

Los temas que tratan estos relatos son más bien dispares, y hacen descubrir una faceta distinta como escritora a Margaret Atwood. Bien es cierto, que en alguno de ellos podemos leer sobre feminismo y mujeres de todos los tamaños, edades y razas, lo cual es gratificante, porque, siendo sinceros, una vez que abres un libro de esta autora, estás esperando algo así. Los relatos acerca de estos temas son los que más me han gustado, por la denuncia social que hace en ellos, y porque, como siempre, Atwood escribe sin tapujos, sin velar nada de la historia, y aún así los trata con una elegancia y maestría que se ve en pocos autores contemporáneos. Me ha llamado la atención que algunos de los protagonistas fueran personas mayores, ya que suelen ser jóvenes o adultos en la mayoría de los casos. Esto me ha hecho pensar en que no solo nos olvidamos de los ancianos en la publicidad o en el cine, sino también en la literatura moderna, y me gusta ver que se da una oportunidad a este colectivo de la sociedad. al fin y al cabo todos (o casi todos) estamos destinados a llegar a esa edad.

Es un libro rápido de leer, sin mucha profundidad, o por lo menos a simple vista: esto ya depende del lector y del tiempo que quiera dedicar a su reflexión. En mi caso, necesité un tiempo para pensar sobre el octavo relato, del que obviamente no voy a descubrir nada, porque considero que es mejor comenzarlo sin prejuicios. Por supuesto, ese ha llegado a ser mi favorito de todo el tomo, no solo por el tema, sino por el argumento, parenciendo a ratos una novela en la que el narrador va cambiando y despejando cierta información al lector, según lo va requiriendo la historia.

Si en novela me ha gustado mucho Margaret Atwood, en relato corto no me ha decepcionado en absoluto, así que espero descubrir más facetas interesantes de esta autora pronto.

Este es el tercer libro que leo de esta autora y no puedo negar que me encanta su estilo para contar historias, tanto este libro, como en el caso de los anteriores, Atwood tiene una enorme capacidad para utilizar las palabras y saber cómo decir las cosas tanto para expresarse y contar sus historias, como para poner a trabajar las neuronas.

Este libro tiene nueve cuentos, los tres primeros están relacionados entre sí, pero todos tienen tres cosas en común: Todos tienen como protagonistas a personas de la tercera edad, ninguno de estos cuentos tiene un final resolutivo en sí, aunque es fácil interpretar cuál es final gracias a las últimas frases, lo cierto es que bien podemos cambiarlo si nos parece y por último todos son retorcidos de una manera muy maquiavélica, en todos ellos podemos ver cualidades no muy positivas tanto de los protagonistas, secundarios o bien de cualquier persona, bastante retorcidos desde mí punto de vista, pero de esa manera en la que uno disfruta.

Personalmente los que más me han gustado han sido “Colchón de Piedra” y “A la hoguera los carcamales”.

Al ser cuentos muy cortos sería muy negativo que cualquiera diera una opinión de estos cuentos porque se tendría que desvelar algo importante, la cosa importante es que cada uno de ellos contiene una historia interesante y bien contada.

Me ha gustado el libro, sobre todo por su tono retorcido y por que queriéndolo o no me he enamorado de algunos de sus personajes.

Cuentos no tan malvados. Cuentos que dan cuenta de lo humano. de lo fuerte y lo débil que cada uno puede llegar a ser. Que hablan de errores y fracasos pero, también, de lucha. Una anciana sola bajo una tormenta de nieve. Escritores buenos y malos como personajes. Una estudiante de literatura sin reparos para conseguir o que quiere y una esposa 30 años más joven.
Personas ancianas que fueron muy malvadas, que vivieron en el rencor, que develan el lado oscuro de cada uno pero también muestran su vulnerabilidad. Seres monstruosos muy humanos y humanos muy monstruosos.
Un libro lleno de ancianos. Un abordaje de la vejez desde la decrepitud pero también desde todo lo jóvenes que son aún lo viejos.
Escenas sexuales terribles, negocios al margen de la ley, vampirismo, reencarnaciones. Todo se da cita en estos nueve cuentos malvados que no podrás soltar.

Margaret Atwood ya es un autora consagrada desde hace mucho tiempo. No necesita presentación ni enumeración de sus obras para saber quien es.

Nueve cuentos malvados son nueve historias crudas como la vida misma, con tintes a veces oscuros y/o mágicos. Algunos de estos cuentos están conectados, pero la mayoría no. Tenemos un poco de todo, desde historias con magia y cierta nostalgia hasta narraciones un tanto macabras y escalofriantes.

Respecto a la prosa de Margaret es magnífica. Tiene un dominio de las palabras envidiable y un lenguaje muy amplio. No necesita florituras ni palabras hermosas para describir algo bello, no necesita términos repulsivos para revolverte el estómago, ni expresiones de terror para mostrarte el horror de la situación. Encadena una palabra tras otra en un baile armonioso.

Ninguno de los personajes de estos cuentos son entrañables o el demonio. Todos han sido en algún momento de su vida el ser más inocente del lugar, la persona más amable del mundo o alguien odioso hasta las entrañas. Son, en resumidas cuentas, viscerales. Y un hecho a resaltar es que casi todos los personajes de estos cuentos son personas mayores, de la tercera edad, y eso es algo que diferencia mucho a estas narraciones de todas las demás.

Mi último pensamiento al terminar esta recopilación de cuentos ha sido: cuanta maldad…

Esto es una opinión meramente personal. Seguro que es un buen libro, pero no encontré ninguna conexión con él. Estoy segura que es para otros tipos de lectorXs y yo me equivoqué abriéndolo. "Una escritora de literatura fantástica que ha enviudado hace poco sobrevive a una tormentosa noche de invierno guiada por la voz de su difunto marido; una anciana aquejada por el síndrome de Charles Bonnet asume la presencia de enanitos imaginarios".