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Carmen Freixanet (Traductor)
ISBN : 8432296961
160 páginas
Editorial: Seix Barral (25/01/2011)

Calificación promedio : 3.95/5 (sobre 72 calificaciones)
Resumen:
Pierre Antón deja el colegio el día que descubre que la vida no tiene sentido. Se sube a un ciruelo y declama a gritos las razones por las que nada importa en la vida. Tanto desmoraliza a sus compañeros que deciden apilar objetos esenciales para ellos con el fin de demostrarle que hay cosas que dan sentido a quiénes somos. En su búsqueda arriesgarán parte de sí mismos y descubrirán que sólo al perder algo se aprecia su valor. Pero entonces puede ser demasiado tarde.... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (30) Ver más Añadir una crítica
jumalo16
 25 January 2022
Nada es una novela de la desmesura. Para definirlo de manera precisa tendré que ir a los orígenes de este, es decir, a la Antigua Grecia en donde se pronunció por primera vez el concepto de la hybris. Este concepto solía mencionarse para establecer un distanciamiento entre el dios Apolo con el dios Dionisio, y con sus respectivos cultos. El primero era conocido como el dios de la moderación, del orden y el legalismo; mientras el segundo atraía lo delirante y consigo la destitución del orden y la invocación del éxtasis (Mainardi, 2018). Así pues, la significación del término emana una separación considerable con lo moderado; lo que se entiende por usual.
Otra de las alusiones al término hybris en la Antigua Grecia es la transgresión por parte del hombre, los seres terrenales, de los límites que los dioses les imponían. Un relato clave para esta indicación es el del titán prometeo que, siendo amigo de los humanos, trajo el fuego para compartirlo con estos, provocando así un quebrantamiento a las imposiciones que los dioses le tenían. Puesto hybris es proveniente de Grecia se suele encontrar muchos relatos y actos de la vida social de la época que apuntan a la utilización del término. Entre muchos sobresale la hybris que en este caso es el efecto que le produce las ofensas de Agamenón a un personaje apasionado y excesivo como Aquiles en la Ilíada, trayendo consigo un desequilibrio en el compartimiento del guerrero; su ira.
El concepto de la hybris griega no se distancia de su traducción al castellano y de lo que ahora se entiende como desmesura. Lo desmesurado puede significar la calificación a aquel hecho u objeto que sobrepasa, con gran diferencia, la categoría de lo usual, de lo común, de lo aparentemente normal. Lo desmesurado se relaciona con lo excesivo, lo exagerado; aquel acto desmedido, carente de consideración y que desborda los límites (Espasa, 2003). Así pues, en el desarrollo de la argumentación, se justificará el ‘por qué' del adjetivo y junto a este el modelo de desmesura que le doy a la obra.
Siendo la novela Nada desmesurada, es necesario aclarar el tipo de desmesura que aborda la novela y al que estoy haciendo referencia. Lo desmesurado se puede emplear sin ninguna contrariedad a aquellas alusiones tanto virtuosas como, en el otro extremo, crueles. Es evidente que, al asignarle el adjetivo a la obra, el contenido de esta, su historia, deja muy claro a qué tipo de desmesura me referiré. Desde la introducción planteé la asignación que le hizo la misma autora a su obra: oscura, y es desde allí donde se advierte que lo desmesurado en la novela va encaminado hacia el lado perverso del vocablo.

Este carácter de desmesura se lo otorgo a la novela porque posee elementos en su material verbal, contenido y forma composicional que así lo confirman. Vamos a comenzar por su provocador título: Nada. La palabra nada denota ausencia ya sea de una cosa o persona, y cuando me refiero a cosa, esta puede ser tangible o no serlo. La nada es un extremo sin composición, un vacío desmesurado. Una novela con semejante título suscita impresión, interés por saber qué es lo que se esconde tras esas hojas. La autora de la novela, en un libro publicado en el 2015 llamado Todo, define la nada de la siguiente manera: “La nada es un lugar aterrador. Un lugar sin sentido, sin conexión con el verdadero ser humano, sin vida auténtica, sin amor real. Un lugar del que sólo es posible huir.”
Es en el primer capítulo donde se evidencia la especificación de la nada, es decir, el tipo de ausencia al que la historia dará tratamiento. Nos topamos con que su primera frase es un: “Nada importa. Hace mucho que lo sé. Así que no merece la pena hacer nada. Eso acabo de descubrirlo.” Es esta declaración la que rompe con cualquier determinación al significado de la palabra. Se puede decir que no tengo nada que me haga interesante, que nada me gusta de aquella persona, que no queremos saber nada de alguien, pero que nada importe ya de por sí es una afirmación desmedida. Más adelante, cuando damos cuenta que esa afirmación es expresada por un adolescente no mayor de catorce años, es cuando los indicios de una personalidad excesivamente distinta al resto van apareciendo. Un personaje que lleva al extremo lo absurdo del existir, y sus compañeros que tratan de persuadirlo de que hay algo que vale la pena.
La novela posee un lenguaje demasiado sencillo pese al tema tan complejo que aborda como lo es el vacío existencial, entrelazado con la nada. Un tema que a lo largo de los siglos ha sido pensado con vigor por los grandes filósofos y que aquí es un niño quien lo padece. Lo que supuestamente es un libro de literatura juvenil contiene, sin mesura, acontecimientos no fáciles de comprender ni de aceptar por el público. Su material verbal es muy llevadero, pues hace uso de pocos términos “elevados”, es la narración de una adolescente, por lo tanto, logra que sea cómodo el seguimiento de la historia.
Ratifico el carácter desmesurado con la transformación que se observa en los compañeros del joven Pierre Anthon y las consecuencias que esto trae. Si bien, al comienzo de la historia toda esta recolección de objetos con “significado” parecía un juego infantil (libros, guantes, zapatillas), es el destierro del ataúd, aquello que es conocido como profanación, lo que le da un giro descomunal a la historia. Son sólo jovencitos que buscan adecuar a su compañero para que vuelva a ser el mismo, y están dispuestos a realizar cualquier acción por desmesurada que sea para lograrlo: perder una inocencia, profanar, matar un perro, etc. La transformación es notable y más aterrador es la tranquilidad con que aceptan los desafíos. En la lectura me preguntaba si la verdadera finalidad sí era Pierre Anthon o se habían envuelto en un juego macabro y se divertían llevándolo a cabo. Una historia que carece de adultos; es un mundo de adolescentes con un comportamiento sin consideración alguna.
Los chicos con enorme esfuerzo terminan la construcción del significado, de aquello que da sentido a sus vidas y que les ha costado sacrificios sin límites. Eran algo, eran alguien, por tal razón su gran esfuerzo perdió valor cuando le estimaron precio monetario a su construcción. Y allí estaba el joven Pierre Anthon para recordarles lo absurdo que fue el impulso que ejecutaron. Es aquí donde el más evidente suceso de desmesura, y que marca la finalización de la historia, se da. La verdad es insoportable, la cruel verdad es difícil de tolerar, es por eso que nos entregamos a todo tipo de distracciones con el fin de evadirla; es por eso que los compañeros reaccionaron con la más extrema violencia ante la victoria de la verdad; es por eso que Pierre Anthon murió, así como muchos matamos la cruel veracidad que acecha a aquello que llamamos sentido de la existencia.
Con un lenguaje tan sencillo en la descripción de los hechos pareciera imposible que pudiese causar en el lector cierto grado de repugnancia. Lo logra, o al menos lo logró en mí. La narradora es testigo de hechos descomunales los cuales describe sin censura. Momentos como la arrancada del dedo al personaje Jan-Johan y el resultado de la paliza a Pierre Anthon, provocaron en mí una pausa a la lectura y cambiar inmediatamente esa imagen que se hacía en mi mente. El contenido tan preciso y exacto impactó en mí, dándole otro argumento más a lo desmesurado del contenido.
La historia también contiene oraciones fuera de la linealidad con que transcurren los hechos, son frases constantes situadas en cada capítulo y que su contenido se abalanza en un juego de extremos. Frases como: “Miedo, más miedo, muchísimo miedo; La victoria es dulce. La victoria existe. La victoria; ¡Algo! ¡Mucho! ¡Significado!; Poquito. Menos. Nada; Catorce. Adultos. Muertos.” Cada frase exalta lo más significativo del capítulo y podrían ser las constantes reiteraciones que se manifiestan en la mente de la protagonista y narradora, la sinceridad de sus sensaciones que encierra la amarga y enorme turbación de su sentido, producto de los “chillidos” de Pierre Anthon.
La novela es relativamente corta, aun así, su forma composicional es extremadamente amplia. Me refiero a sus veintiséis capítulos con contenido muy diminuto y en los que la mayoría son sucesos de un día que terminan para abrir paso a un nuevo capítulo y, por lo tanto, a otro día; a otro objeto significativo (similar a un diario, con una narradora que registra sucesos mentalmente). Llama la atención también el gran número de personajes presentados, casi uno por capítulo. Es sorprendente que esa gran cantidad de personajes intervengan cada uno con una acción, con un objeto, con una ideología diferente; con un significado único.
La autora de la novela Janne Teller. Además de considerar su obra “como oscura en algunos momentos”, menciona muy reiteradamente en una nota escrita, diez años después de la publicación, que “Nada ha sido siempre y en primer lugar un cuento”. Quizás por un mero capricho o una designación muy personal de ella denomina su trabajo como cuento, Sin embargo, teniendo en cuenta los estudios rigurosos de Mijail Bajtín, la obra contiene todas las características de una novela. Para Bajtín una novela, entre los abundantes rasgos y distinciones que le aportó al género, posee un carácter social y lingüístico. Esto se debe a la interacción recíproca de las lenguas nacionales. La novela fue escrita en el idioma danés, y fue traducida a muchos idiomas, lográndose con esto una interacción. El espacio en el que se sitúa la historia es en un barrio, posiblemente danés, llamado Tæring. Damos cuenta por su ligadura de las letras a y e, el plurilingüismo que la obra posee.
Se guarda la idea actualmente de que la principal diferenciación entre el cuento y la novela se debe a la extensión de cada una de estas formas narrativas. La novela caracterizada por su larga extensión, y el cuento, todo lo contrario, por ser corto y concluso. No gozo de las suficientes bases conceptuales para presentar una profusa disimilitud entre estas dos formas, sin embargo, he advertido en mi corta experiencia lectora un rasgo señalado por Bajtín que podría dar pie a la diferenciación. Si bien, en la novela, el héroe reúne rasgos tanto positivos como negativos, bajos, elevados, serios y cómicos; es la constante transformación de su conducta lo que marca, posiblemente, la división con el cuento y con su carácter de brevedad. En Nada prevalece, como ya lo destaqué anteriormente, la transformación de los personajes; su constante conversión, sus excesivos capítulos. Es por esta razón que la considero una novela.
Para concluir esta argumentación sobre la desmesura en la novela Nada, resalto un último elemento sustancial y a la vez reflexivo en su contenido o historia. Como dieron cuenta, es el contenido el que más abarca la adjudicación del adjetivo, y por esta razón la mayor parte del trabajo se hizo en alusión a la historia y a lo que esta representa. El principal objetivo y por lo que se mueve la narración, es el encasillar nuevamente a alguien que se alejó del camino; que enfrentó lo que él creyó la verdad absoluta de este “teatro llamado vida”. El temor a una posible veracidad en los comentarios de aquel “descarrilado” es lo que impulsa la trama de la historia y la acción de los personajes. Mientras el joven no hace nada, sino que simplemente emprende la tarea de irse incorporando al sin sentido, sus compañeros, el otro extremo, realizan todo tipo operaciones desbordantes para cumplir su fin ¿Coincidencias con la realidad? El señalamiento a aquellos que “piensan diferente” es constante, en casos se llega al punto de reaccionar violentamente contra estas personas. El montón con todas sus instituciones pretende y pretenderá agarrarlos a todos y que nadie se les escape. Sin importar lo desmesurada de la acción, hará todo lo posible por encasillar, y así que todos sean “algo o alguien en la vida”.
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gustavoadolfo
 27 May 2019
Muchos dicen que esta es una novela "juvenil". Nosotros, los lectores, no podemos olvidar que cualquier obra, antes del adjetivo que le colguemos, debe ser "literatura". Con lo anterior quiero decir que esta novela es un ejemplo de literatura. No le quita valor el hecho de que su narrador sea una joven que cuenta la historia que le sucedió a ella y sus amigos en el colegio. Si el lector decide aceptar el reto, descubrirá que "Nada" simula un viaje dantesco...

Agnes es una estudiante de séptimo grado, quien narra una historia insólita y perversa. Ella la cuenta sin cortapisas, sin saltos en el tiempo, ni complicados juegos verbales, ni rebuscadas referencias históricas o culturales. Agnes no se contiene: lo confiesa todo. Su punto de vista resulta tan sincero que no dudamos en creerle, a pesar de la magnitud de los hechos que narra y que la implican. A modo de resumen: los jovencísimos estudiantes de grado séptimo advierten que su compañero Anthon decide renunciar a la escuela y, en general, a todo lo que significa estar en la vida. El joven concluye, apenas iniciada la obra:

Nada importa.
Hace mucho que lo sé.
Así que no merece la pena hacer nada.
Eso acabo de descubrirlo (5).

Dichas estas palabras, Anthon decide subirse a lo alto de un ciruelo y clama —como un loco, como un profeta—, y con sus palabras hiere —sin darse cuenta—, a sus excompañeros. al mejor estilo de Tyler Durden, de El club de la lucha (1996), la novela de Chuck Palahniuk (1962-), Anthon se dedica a resquebrajar los cimientos sobre los que el resto de los mortales hemos construido nuestra existencia: como nada tiene sentido, es mejor no hacer nada; nacemos y, de inmediato, empezamos a morir; la vida es un teatro donde todos fingimos ser alguien; la escuela es la vida, pero la escuela es fea y así no debería ser la vida…

A diferencia del personaje de Palahniuk, que opta por la acción; Anthon escoge la inmovilidad de Bartleby, el protagonista de Bartleby, el escribiente. Una historia de Wall Street (1853), de Herman Melville (1816-1891).

Cuestionados por Anthon, el resto de los estudiantes cavila la manera exacta de hacer que su excompañero baje del ciruelo y deje de cuestionarlos. Véase que la decisión que toman apela a la violencia: deciden atacar con piedras a su amigo, pero ni siquiera así logran su cometido. al final deciden demostrarle que en el mundo y en la vida existen muchas cosas que tienen sentido, que tienen “significado”. Anthon sigue vociferando: siempre habrá alguien más listo que nosotros; gastamos nuestro tiempo en cosas que no son vivir; a pesar del potencial reconocimiento futuro, todos estamos vacíos…


“Lo que iba a acontecer era un sacrificio necesario en la lucha por el significado” (107)
Los jóvenes se imponen, durante meses, la recopilación de objetos que tengan sentido. Empiezan con algunas cosas, pero nadie está dispuesto a donar algo que realmente importe, algo que represente un verdadero significado. Agnes nos advierte que los primeros objetos reunidos eran de “significado endeble” (29). Entonces inicia un juego macabro y progresivo en el que los estudiantes le exigen a sus compañeros que donen algo de mayor importancia. Nadie se puede negar y el resto está obligado a hacer cumplir los requerimientos. “La montaña de significado” que logran edificar se levanta sobre pertenencias materiales, objetos queridos, pero finalmente objetos. Ahora bien, los requerimientos de los jóvenes adquieren una connotación distinta cuando la propia Agnes, en un intento por vengarse de su amiga, le exige que entregue a su hámster. Cada uno de los estudiantes faltantes hará un requerimiento mayor, todos ellos cargados de un alto valor simbólico: un diario personal; un registro de nacimiento; una bandera; el objeto más sagrado de la iglesia de la localidad; una alfombra de oración del joven estudiante musulmán; robar la serpiente sumergida en formol de la escuela; las muletas de un enfermo; las largas y hermosas trenzas de una de sus compañeras, cortadas con unas tijeras inservibles, lo que hace que cortárselas les tome más de veinte minutos; incluso, la profanación de una tumba y el robo del cadáver de un familiar; la “inocencia” de Sofie, quien debe perderla frente a la presencia impávida de algunos de sus compañeros; la cabeza de Cenicienta, la perra que hacía guardia frente a la montaña de objetos recopilados; y, por último: cercenar el dedo índice de la mano derecha del estudiante que sabía tocar la guitarra. Durante esta búsqueda del horror, Anthon no deja de advertir: el amor no existe, al envejecer nos conformamos con nuestra pareja de turno; estudiamos y trabajamos para tener tiempo, el cual perdemos por estudiar y trabajar…

No fueron suficientes los objetos materiales reunidos, ni tampoco aquellos objetos y símbolos relacionados con la nación y la religión, ni tampoco acciones repulsivas frente a la justicia divina y a la justicia terrenal. Los jóvenes terminaron por denigrar, violar, amputar y asesinar. La historia narrada en Nada es tan sencilla como perversa: ¿existe alguna diferencia entre ella y lo que sucede en el mundo? Si me lo permiten: ¿acaso Maquiavelo (1469-1527) tenía razón, en contravía de Rousseau (1712-1778)? El primero pensó que somos malos por naturaleza, a no ser que nos obliguen a lo contrario; mientras el segundo aseguró que somos buenos por naturaleza y es la sociedad la que nos corrompe. Anthon continúa con sus ideas: no somos especiales, compartimos casi el mismo ADN de un chimpancé, y como especie somos más de seis mil millones de individuos...

Cada exigencia hecha por un personaje parece constatar la existencia real de los círculos del Infierno (1304), en Dante Alighieri (1265-1321). Ahora bien, la diferencia es que en la novela todo está revestido de la atmósfera cotidiana de las aulas, los juegos y el estudio. La novela parece sugerir, a gritos, que ambos mundos están interrelacionados. Quizás por eso los jóvenes sufren del acoso físico del más fuerte (incluso Anthon es recordado por ganar una pelea contra un estudiante mayor, ganó a pesar de sufrir la fractura de su nariz); y una vez Anthon decide subirse al árbol, la narradora alude a los otros jóvenes por su fuerza física, como reemplazos del joven existencialista. Asimismo, los requerimientos que entre los jóvenes se hacen se cumplen ante la amenaza y la fuerza. También advertimos que algunos padres castigan físicamente a sus hijos, pero lo más importante: la totalidad de los padres y las autoridades escolares permanecen ausentes y no se enteran de lo que sucede. Aunque la historia dura varios meses, e involucra robos, profanación de tumbas y cuerpos putrefactos, los jóvenes pueden hacer de las suyas en su pequeña comunidad. Así, los jóvenes despiadados, perversos, macabros y sádicos parecen tan normales, que uno se pregunta si existe algo peor que ser un adolescente.

La novela gana un nuevo giro en la historia cuando uno de los jóvenes confiesa todo lo sucedido. Sin embargo, cuando los adultos comprueban la existencia de la montaña de significado, los acontecimientos no se desarrollan como uno creería. Tampoco sucede cuando la prensa, e incluso la televisión, intervienen; ni siquiera cuando el alcance de la noticia es internacional. al leer estos apartados recordé que Mickey Knox y su novia Mallory, dos asesinos seriales, se convierten en superestrellas en la película Asesinos por naturaleza (1994), dirigida por Oliver Stone (1946-), basada en la historia de Quentin Tarantino (1963-). Los jóvenes protagonistas de Nada también logran la atención de los medios, el reconocimiento, la fama. Se convencen de que el mundo, especialmente la vida humana, tiene sentido. Todos lo creen así, menos Anthon. Él sigue enfrentándose a la realidad desde lo alto del ciruelo: todo ya ha sucedido, los protagonistas serán olvidados, nada tiene sentido, todos estamos muertos y todos los días son iguales…


Esta novela llamó mi atención por la manera en que la narración acelera y ralentiza los sucesos. Muchas de las exigencias que los jóvenes requieren son narradas, cada una, en un capítulo distinto; en contraposición, muchos sucesos que conllevan más tiempo (meses enteros, por ejemplo), se abordan en pocos párrafos. de esta manera, gran parte de la tensión de la obra se sostiene sobre las exigencias que se hacen los jóvenes y que he calificado de dantescas. al final de la obra la narración se acelera y se imprime la atención en la última resolución de los jóvenes... Ellos, cada vez más parecidos a los adultos ausentes, preocupados por cosas que no son la vida misma, advierten que nada tiene valor, que el significado es relativo. Lo anterior es suficiente para que se recriminen y para que empiece la cacería de culpables. de esta manera, la violencia embestirá al raciocinio, tal como sucedió al inicio de la historia.

La obra termina con un salto temporal de ocho años. Para este momento Agnes relata la actual situación de sus compañeros. La obra nos hace partícipes de la sensación que ahora los embarga: los jóvenes estudiantes han crecido, sus cuerpos son otros; pero ellos hace tiempo que cambiaron, piensan y sienten distinto; a nosotros nos sucede otro tanto.


Nada fue traducida del danés en el año 2011, por Carmen Freixenet. La traducción fue subvencionada por el Comité de Cultura del Instituto Danés de las Artes.

Además de los veintiséis capítulos que componen a la obra, la edición contiene una "Nota de la Autora" (2010), a modo de epílogo. En esta nota la autora apunta algunas consideraciones sobre la recepción inicial de la obra y las diversas controversias que suscitó, hasta su actual aceptación en el sistema escolar danés. Por nuestra parte: ¿cuánto tiempo nos tomará llevar esta novela a las aulas de las escuelas y colegios?


Enlace: https://guardopalabras.blogs..
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Carampangue
 15 March 2019
Con Nada, Janne Teller pretendió escribir una novela juvenil. Una novela de búsqueda, de grandes preguntas sobre la vida, de autodescubrimiento, dedicada a adolescentes con crisis existenciales. Lo que le terminó saliendo en vez de eso es una novela cruel y morbosa, que terminó siendo prohibida en muchas escuelas por la crudeza de su contenido. (Por cierto, tengo que decir aquí que rechazo totalmente las prohibiciones a libros).

La novela parte con un adolescente que decide salirse de la escuela, argumentando que si nada tiene sentido, no vale la pena hacer nada tampoco. Y, por lo tanto, se va a sentar en una rama de ciruelo, como un Diógenes con acné.

La autora no nos da pistas acerca de la vida del muchacho sobre el árbol: no sabemos qué come -aparte de ciruelas, claro-, ni si los padres se preocupan por él, o si baja a su casa por las noches. Sí nos dice que su escuela intentó olvidarlo rápidamente, y que no se habla nada de él. Lo cual es, por supuesto, inverosímil.

Sin embargo, las sorpresas no se detienen aquí: Peter, el muchacho del ciruelo, se divierte provocando a sus compañeritos, que van a clase como buenos chicos y se comen toda la comida: se burla de ellos, desde su árbol, haciéndoles ver que toda su vida es una mascarada, que no tiene sentido y que todas las cosas que ellos creen sagradas son absurdas y tontas, como una misa en sánscrito.

Y los compañeros de curso, en vez de considerarlo "el raro del árbol" y dedicarse a hacer caso a sus hormonas, como cualquier adolescente haría, pues se quedan preguntándose si acaso Peter no tendrá razón... de pronto, se convierten en todo un curso de filósofos existencialistas, intentando aferrarse al sentido de la vida, allí donde lo encuentren. Y son filósofos sin conceptos, que necesitan tener objetos visibles para pensar en el sentido, porque eso de las ideas no va mucho con ellos al parecer.

De modo que juntan diferentes cosas de valor personal, con la esperanza de mostrarle a Peter "un montón de sentido" (lo de montón es literal, van amontonando cosas). Y es aquí donde la novela empieza a atraernos, porque los niños parten con juguetitos y casettes gastados, pero terminan exigiéndose unos a otros sacrificios verdaderamente crueles. Uno sigue leyendo, por morbo, preguntándose qué van a sacrificar los muchachos ahora...

La verdad, el principal gancho de esta novela es ese, el morbo: es la única razón por la cual adquirió cierta fama. Sí consigue ser chocante, y nos impresiona. Pero ni la prosa de Teller -funcional, pero bastante normalita- ni sus personajes planos y estereotipados (el musulmán, el patriota, el músico, el cristiano, la bella...) ni su filosofía -La infancia de un jefe, de JP Sartre, toca el mismo tema con muchísima más profundidad- valen gran cosa.

Con todo, en Nada sí termina colándose la reflexión, aunque por una rendija que quizá la autora no había imaginado. Porque si algo impresiona, además del morbo, es la facilidad con que un grupo de chicos se ve presionado hacia el pensamiento único, la facilidad con que la presión del grupo los obliga a actuar, a ser víctimas y verdugos, a entregar y a exigir sacrificios en nombre de una idea: de hecho el único que no daña a nadie es Peter, el rarito del árbol.

Quizá sea el momento de decir, como Emil Cioran, que no hay nada más peligroso que un hombre que tiene una creencia. Porque esa fe, por la cual está dispuesto a inmolarse y convertirse en héroe, también puede exigirle que inmole a otros y que se convierta en monstruo. Y muchos estarán dispuestos a ello, cantando himnos como energúmenos y gritando su entusiasmo por destruir.
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Imp
 23 January 2022
Empiezo por lo negativo. Creo que es un libro escrito de forma muy simple y que la acción va demasiado rápido para mi gusto, pero supongo que se debe a que, en realidad, pretende ser un libro juvenil y está narrado por una adolescente.
Por lo demás, me ha encantado. Me fascinan los libros que empiezan con premisas de tanta fuerza como los libros de Saramago, que siempre parten de una idea extraña, pero fascinante.
Al final, tanta razón tiene Pierre como los “amigos del montón” de significado, que, en realidad, al construir su montón están reafirmando su propio nihilismo.
Cuando empezó el libro no pude menos que recordar la filosofía budista, muy en boga ahora mismo con el mindfulness y demás. Todas las prácticas budistas están orientadas a alcanzar la nada y solo así se alcanza el nirvana, o sea el significado que buscan en el libro.
La idea me ha parecido muy original y podría debatir muchos aspectos que plantea la obra. Por ejemplo, el hecho de que hay cosas que significan mucho para nosotros, pero van perdiendo ese significado con el tiempo, o al menos su relevancia se va atenuando hasta convertirse en nostalgia, como las cenizas de la historia.
Me ha gustado muchísimo el montón con elementos que representan todo aquello a lo que nos aferramos en la vida: la religión, la dignidad, las cosas materiales, el trabajo (o el fruto del trabajo), la vida misma, el afecto, y ese etc que Agnes tanto odia porque parece clasificar aquello que importa por grados. Siempre hay algo que importa más. No obstante, ella misma lo hace en la narración (el gran Hans puede comprarse otra bicicleta, pero Sofía jamás recuperará la inocencia). El caso de Sofía es quizás de los más graves porque todxs son agredidxs o se dejan agredir por su misión.
Me gusta la dinámica que se observa en relación a la presión de grupo. No sé si siguen adelante por ello, que algo de eso hay, o por venganza. Me recordó un poco a “El señor de las moscas”, un libro que hoy en día se sigue recomendando mucho en los colegios e institutos británicos.
Lo que se nos muestra son pequeños adultos en estado bruto. Su propósito es noble porque se preocupan por lo que Pierre les dice. Podrían ignorarlo, pero no lo hacen y eso los hace muy verosímiles y también los redime. Los adolescentes se preocupan por este tipo de cuestiones. Quieren hacer las cosas bien, necesitan encontrar sus valores y por eso son tan radicales. A medida que crecemos, eso parece que lo perdemos para volvernos prácticxs o cínicxs.
Por último, con respecto a la censura de la que ha sido objeto la novela, lo veo ridículo. En primer lugar, no podemos criar a lxs hijxs en una burbuja. En segundo lugar, son niñxs que tienen en las manos un móvil con acceso a pornografía y cosas mucho peores y preocupantes de verdad, pero no se hace lo suficiente al respecto, así que la censura es una contradicción cuando lo mejor con los jóvenes es escucharlos y dejar que se expresen. Para mí, este libro sería el material de base perfecto para ello.
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Edd62
 01 November 2018
Nada, nos aproxima al verdadero significado del futuro, ninguno,
La eterna pregunta , cual es el significado de la vida es cuestionado por Pierre Anton, un adolescente que considera haber resuelto tan complicada cuestion, ninguno,
En virtud de ello, sus compañeros adolescentes estan empeñados en demostrarle que se equivoca, y determinan ofrendar aquello que ea mas importante para cada uno en lo imediato,la cuestion estriba, en que lo que consideran mas importante no lo parece, hasta que es señalado por un tercero,
A partir de aqui, empieza una terrible escalada de violencia voluntaria, por superar, la denigracion de que son objeto al determinarse, por eleccion no propia, cual es la mejor ofrenda a sacrificar en el altar de la insignificancia,
Esto pone a prueba la estabilidad personal y gupal, determinando que encontrarse con una perdida sobre algo cuya dimension en importancia es siempre soslayada, por considerarse tacita su pertenencia, no es capaz de sostener al individuo, y evidentemente destruye al grupo, tal como menciona Agnes la narradora,
“ Nunca mas fuimos compañeros de juegos ni nos reunimos ni nos vimos “
Novela cruel y desgarradora, pero llena de la esencia de lo que la vida puede ofrecer .....Nada,
Ha llevado su tiempo aceptar que esta novela debe ser analizada, revisada y puesta al alcance del público, ha llevado tiempo entender, que el significado de la vida es,,, dificil de entender,,, total. NADA
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Citas y frases (19) Ver más Añadir cita
joes093joes09311 July 2018
¿Qué significado tenía la primavera si pronto llegaría el otoño y todo lo que brotaba se marchitaría? ¿Cómo podíamos sentirnos dichosos ante el renacer de las hayas y el regreso de los estorninos, o ante la creciente altura del sol en el cielo, por cada día que pasaba? Pronto daría todo la vuelta y seguiría el rumbo opuesto hasta la oscuridad de los días y el frío, sin una flor ni hojas en los árboles. La primavera sólo nos recordaba que pronto desapareceríamos nosotros también.
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PameMacBecPameMacBec24 November 2017
No sé de qué puede servir juntar todo el saber de otros. Es suficiente para arrebatar la valentía de todo aquel que no es adulto y todavía no ha experimentado por sí mismo. Pero los adultos aman acumular conocimientos claro, cuantos más mejor, y da igual que sean el saber de otras personas y algo que sólo puede hallarse en los libros.
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MiriamRMiriamR12 April 2020
Se va a la escuela para después tener trabajo, y se trabaja para tener tiempo para no hacer nada. ¿Por qué entonces no hacer nada desde el principio?
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Claudia75Claudia7517 May 2021
Si vivís hasta los ochenta, habréis dormido treinta años, ido a la escuela y hecho deberes cerca de nueve años y trabajado casi catorce años. Como ya habéis empleado más de seis años en ser niños y jugar, y después gastaréis, como mínimo, doce años en limpiar, hacer la comida y cuidar a los hijos, os quedarán como máximo nueve años para vivir. Y todavía osaréis emplear esos nueve años en fingir que tenéis éxito actuando en este teatro sin sentido, cuando en lugar de ello podríais disfrutar de esos años inmediatamente.
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PameMacBecPameMacBec24 November 2017
-Si es tan fácil morir, es porque la muerte no tiene ningún sentido -chillaba-. Y si la muerte no tiene ningún sentido, es porque la vida tampoco lo tiene.
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