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“Muerte de la luz” es, en esencia, una novela romántica ambientada en un mundo de ciencia ficción. Aunque eso de tacharla de novela romántica no me acaba de convencer, pues mucho dista de lo que se nos viene a la cabeza al hablar de novela romántica. Es una historia en la que el amor tiene un gran peso, y de hecho es este sentimiento el que le da comienzo a la historia, pero nada tiene que ver con la visión clásica en la que todos pensamos al hablar de un libro romántico. Es un romance más profundo y oscuro. Un amor que va más allá de la conexión física o del cariño. Martin nos presenta una unión más de necesidad, de posesión, de pertenencia. Un sentimiento que anula al individuo. Resumiendo, un amor bastante tóxico. Como comentaba esta es también una historia de ciencia ficción. A pesar de que se nos habla de un extenso mundo con múltiples planetas, la mayor parte de la trama transcurre en Worlon; un planeta errante que no pertenece a ninguna estrella, sino que flota libremente por el espacio. Es gracias a esta ambientación que la historia se me ha hecho más llevadera. El worldbuilding es espectacular, sin duda. La construcción del planeta, su flora y su fauna, las costumbres de cada planeta… Sería fascinante leer más historias ambientadas en este mundo. La verdad es que me he quedado con ganas de seguir explorándolo y descubrir más de sus secretos. La trama de esta historia, sin embargo, se me ha hecho un poco pesada. La historia avanza lenta, con muchas explicaciones de por medio que hacen que te pierdas un poco. Tampoco hay mucho jugo que exprimirle a lo que es la historia en sí. Si no fuera por todo lo que la envuelve, a mí, personalmente, me hubiera aburrido bastante. Además los personajes me han parecido bastante fríos y distantes, me generaban mucha desconfianza, y eso tampoco me ha ayudado a amenizar el avance lento de la trama. Así que, resumiendo, he disfrutado muchísimo del mundo que Martin ha creado y me encantaría que lo aprovechara para construir en él otras historias. Sin embargo, esta en concreto, no estaba hecha para mí. |
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