Mi chica revolucionaria

Diego tiene una facilidad envidiable para abrirse el pecho y soltar todas esas emociones que lleva dentro en forma de arte. No es que te conmueva, no es que sepa decir las palabras exactas. Que lo hace. Pero creo que lo bonito de su estilo es que siempre logras verte identificad#, ya que habla de cosas que a todos nos han pasado.

Su chica revolucionaria no tiene nombre pero sí tiene alma, ya que está impresa en todas y cada una de las páginas del poemario. Con su recuerdo y otras vivencias se van mezclando todo tipo de poemas, algunos incluso con una métrica que recuerda muchísimo a un rap. No hay dos textos iguales, aunque sí creo que sigue siendo de esas obras que agradecen ser leídas a sorbos y sin prisa, para que podamos recrearnos un poco en los sentimientos que nos transmiten y no limitarnos a pasar los ojos por encima de cada párrafo como si no escondieran nada.
Men-ti-ra.

Por otra parte, la edición es sencilla pero efectiva. El libro se divide en cuatro apartados dentro de los cuales se engloban los poemas: "Mi chica revolucionaria", "Terrazas de verano", "Yo tuve un antes" y "el niño fue creciendo". Aquí es cuando debo decir que el segundo es mi favorito y las marcas que se aprecian en las fotos corresponden a poemas de ese grupo.

Como suele ser habitual, también trae un prólogo y un epílogo para introducirnos en el estilo de Diego Ojeda y ayudar a dar un cierre al poemario, pero sólo al poemario. Es difícil salir de esta lectura sin querer seguir disfrutando de sus piezas.

Que Diego también es músico es algo que casi se respira a lo largo de todo el poemario. ¿Pero en qué se diferencia de otros? ¿Por qué leerle a él? Supongo que la cosa va a gustos, y yo no voy a saber acertar con los tuyos. Pero es fácil saber si este es tu estilo de poesía ya que se mantiene muy fiel siempre a unas mismas temáticas. El paso del tiempo, el amor, la evolución... y la devolución cuando tu enamoramiento te sale rana.

Pero como bien nos dice el prólogo, 'Mi chica revolucionaria' es sobretodo "un libro de amor en cualquiera de sus vertientes, despedidas obligadas, recuerdos del olvido, encuentros casuales y noches por Madrid". Una forma de evadirse al mismo tiempo que te pegas un tour por tus propias entrañas, para deshacer la maraña que llevas ahí dentro y poner en orden a los demonios que nunca te dan tregua. Es un viaje por tus propios sentimientos.

Y yo que disfruto mucho dedicando unos minutos al día a leer versos, he quedado una vez más encantada con esta propuesta. Es la primera vez que le leía... dudo que sea la última.
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