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Mexicoland es un lugar de ensueño, el mejor lugar de Nuevo México donde se mezclan tradiciones, cultura y tecnología, pero este esplendor a los ojos del mundo esconde un secreto. Dentro de sus fronteras, se vive en la opresión más severa, en condiciones precarias y explotación extrema, cualquier delito pequeño se castiga con crueldad extrema. Cuauhtémoc Rojo, nuestro protagonista, en un día perderá todo: sus padres, escuela y casa, y descenderá a los mayores horrores que esconde Nuevo México en sus fronteras. Pero extrañas notas le empiezan a llegar, comienza a recibir ayuda inesperada ¿de quién? Ya había leído a Jaime Alfonso Sandoval, hice anteriormente reseña de Las dos muertes de Lina Posada. Así que no me sorprendió el tono ácido, un poco mordaz y los giros que da el libro. Su narrativa es fluida, sencilla y atrapante, te sumerge por completo en la historia. Una vez más, crea personajes que te hacen revolver las entrañas del coraje, con mucha acción y un poco de drama. Es impresionante cómo recrea México Nuevo: es una distopía, así que pueden encontrar algunos elementos muy usados. Pero hay algo que me encanta de este hombre: siempre intenta romper estereotipos y clichés. Si bien a veces cae en ellos, les da cierto giro, otro enfoque. Hubo un tiempo, hace bastantes años, cuando estaba obsesionada con las distopías, pero luego me fui hartando porque sólo repiten los mismos patrones. Aquí, Jaime Alfonso reinvindica el género, mostrando que todavía quedan muchas historias geniales y diferentes para contar. Me encantó cómo hacía ciertos guiños o se veía la influencia clara de otras distopías maestras: como Oryx y Crake, el concepto de cómo las empresas se hacen con el poder y van relegando a la mayoría de la población a condiciones cada vez más lamentables pero que les reporta enormes ganancias, como la comida transgénica. La influencia orwelliana es innegable: no sólo la opresión y la constante vigilancia, sino que hay cierto personaje, Féliz Abundis, que funge como un Gran Hermano famoso y popular, un poco más agradable pero en el fondo el mismo policía implacable y sanguinario. O las concisas referencias a Farenheit 451: la prohibición y quema de libros. En cuanto a los personajes, los crea con personalidad definida, bien diferenciados. Si bien a veces parece que cae en maniqueo, retratando personajes desalmados, es creíble porque realmente existen personas rastreras, egoístas, que aunque les busques no tienen nada bueno con qué defenderse. A veces reinvindica personajes, les da errores y aciertos. Me fascinó el elenco de las personas que componen la resistencia, también le da un giro y visibilizó personajes que pocas veces se representan en los libros o los dejan desplazados, pero que pueden ser muy importantes en una rebelión real. Me encantó que el protagonista, Cuauhtémoc, no fuera el protagonista que salvará a todo el mundo de manera espectacular y heroica: es un chico que claramente se ve empujado a seguir un camino que nunca se siente del todo cómodo, que duda y que sabe que puede ser reemplazado. Además, no el el protagonista perfecto: se equivoca en grande, se obnubila como el adolescente que es, pero intenta hacer lo que cree que es correcto. Me desesperó, me sentí orgullosa de él, lo regañé mentalmente pero también me alegré. Hay un personaje, Franc, que me recordó mucho al personaje de Klaus de Una serie de eventos desafortunados: es un chico que adora leer, y de todo, que cuando están en una emergencia recurre a sus conocimientos rapidísimo y corrige automáticamente las imprecisiones gramaticales. Me pareció un personaje muy avispado, que experimenta miedo pero que intenta enfrentar las situaciones a su favor. La única pega que le pongo al libro es que los capítulos pueden ser muy largos, pero es que la acción va de corrido y no para. Igual es algo más personal, los libros con capítulos cortos los devoro más rápido y me gustan más. Y el romance se me hizo un poco dramático y como que de más, pero los chicos son adolescentes: es perfectamente normal que se les alboroten las hormonas, que tampoco ocupa tanto espacio en la historia. Es una distopía que no le pide nada a las extranjeras, que combina maravillosamente elementos de la cultura mexicana con tecnológicos que hay y que Jaime inventa. Además, tiene cierta crítica social: la más obvia el muro, pero también el clasismo y racismo que existe en la sociedad mexicana, la mercantilización de la cultura pero también su rechazo, mostrando un claro malinchismo. Un libro que los divertirá y dejará pensand Enlace: http://elrincondeiveth.blogs.. |
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