México esclavizado

Nunca se cansen de preguntar, menos de investigar y, mucho menos, de escribir. Las letras son luz.

Ese muchacho me mató cuando confesó que su vida carecería de sentido sin la virgen y sin el alcohol. ¿Te imaginas que su presente y su futuro dependan de un par de rezos y unos tragos de licor cuando no hay maestros, doctores ni jueces, ni leyes ni libros. ¿Te imaginas resignarte a comer masa fermentada y pescado podrido?

¿Qué siguió a la abolición de la esclavitud? ¿Acaso se respetaron los derechos de los negros africanos al ser liberados de los campos algodoneros? ¡Claro que no! Después de la esclavitud se dio la discriminación racial, la exclusión social solo por el color de la piel, la segregación obligada, la separación de la sociedad por asco, por desprecio, al no considerar a los negros iguales a cualquier ser humano.

En México quien protesta se muere o desaparece... Y una sociedad que no protesta es una sociedad enferma, difícil de curar. La protesta es salud, liberación y progreso y quien intente suprimirla, cuand o todavía es pacífica, debe ser conducido, atado de pies y manos, al patíbulo.

¿Quién se pone a pensar en el precio pagado en vidas humanas, en el sufrimiento y el dolor de hombres, mujeres y familias enteras, para poder disfrutar la cucharada de azúcar con la que endulzamos nuestro té o café? ¿Quién?

Si bien Mérdia era conocida como la Ciudad Blanca, el título, según algunos, no se originaba por una supuesta higiene pública, sino por un asqueroso racismo: solo los blancos y su servidumbre podían vivir ahí, el ingreso estaba restringido; según otros, el nombre se debía a la piedra caliza con la que construían las casas de la región.

Me reconcilio con el dinero cuando se utiliza para el bien común, pero lo desprecio cuando se utiliza para devastar al hombre.

Hoy en día tenemos a los esclavos camuflados, alimentados, vestidos decorosamente, sanos y hasta entretenidos, así y sólo así todos seremos felices...