Los caballeros de la orden de Toledo. Buñuel. Lorca. Dalí.

Maravilloso cómic que destila buen hacer, clase y honestidad por parte de los autores, con un guion que entremezcla un contexto real muy bien trabajado, con la ficción especulativa más aventura. Una mezcla que resulta amena, instructiva y divertida.
Ambientado en los primeros años 20 del XX, época convulsa en lo político pero de efervescencia en lo cultural, en la famosa Residencia de Estudiantes de Madrid, un crisol cultural en el que coincidieron y se hicieron amigos Lorca, Dalí, Buñuel y un para mí desconocido Pepín Bueno.
Las licencias que se toman los autores respecto a los personajes no solo no desentonan sino que le da un toque de original a la narración. de este modo, Lorca se presenta como un jovenzuelo muy sagaz y observador (a veces casi rozando lo holmesco), Buñuel es noblote, algo pendenciero y para contrastar con ello un acérrimo defensor de todo lo que suene a vanguardia, mientras que Dalí es excéntrico, pusilánime (hasta ahí nada nuevo), y capaz de realizar viajes astrales con los que ver el mundo a vista de espíritu.
Otros personajes pasean por las páginas del libro, enriqueciéndolo con anécdotas que entremezclan lo real con lo imaginado, como Einstein (dio una charla en la citada residencia), un maravillo Unamuno que supone el contraste entre el asentamiento del saber y la búsqueda de nuevas vías de conocimiento, Gómez de la Serna y su tertulia en el café Pomb, Ortega y Gasset o Primo de Rivera en pleno alzamiento militar.
El dibujo de Juanfran Cabrera es flexible en cuanto a personajes, pero rico en matices en momentos puntuales, como localizaciones o vestuario.
En definitiva, una novela gráfica muy, muy entretenida que me ha pedido que busque más información y que me ha hecho disfrutar mucho.