Las cuatro postrimerías

La mano izquierda de Dios fue uno de mis libros favoritos del año 2010, la historia de Thomas Cale me dejó boquiabierta, era original, intrépida y apasionante. La verdad es que tenía muchísimas ganas de leer su continuación.

Y llegó, pero a la editorial se le antojó cambiar la portada de la colección, con lo cual ahora tengo el primero que no “pega” nada con el segundo. Sí, ya sé que esto es una chorradina, pero los que somos unos obsesos de los libros, estos pequeños detalles se nos hacen un mundo. Así que lo siento, pero deberían haber pensado un poco más en la gente que ya teníamos el libro del año pasado… A favor de la edición he de decir que la traducción al castellano de título me ha parecido magistral, pocas veces se traduce algo dándole exactamente el sentido correcto que tenía en el idioma original. ¡Qué bonito es nuestro idioma!

En la primera parte vimos cómo Thomas terminaba con una gran batalla y con el corazón roto debido a la traición de Arbell a quién él consideraba su amor, le vemos de nuevo en las manos del redentor que le había hecho la vida imposible en el Santuario del Ahorcado Redentor durante toda su infancia. Aunque ahora descubre que Bosco lo que tiene son unos inmensos y complicado planes para transformarle a él en La ira de Dios, o su propio brazo ejecutor para llegar al poder.

Thomas sigue siendo el muchacho creído y con exceso de confianza que ya vimos en la primera parte, pero no sé si yo llegaría a considerarlo el aniquilador de toda la raza humana… me parece demasiado exagerado. de todas formas su naturaleza práctica, o su instinto de supervivencia, hace que le siga la corriente a Bosco y ahora disfrute de la confianza de los redentores en vez de tenerles detrás de él.

En el libro yo creo que hay un abuso de nombres reales, me explico, si es fantasía es fantasía, no entiendo todas esas ciudades, lugares, personas (“musulpanes” ¿en serio?), cuyo nombre es de “nuestra realidad” en un libro como este. No recuerdo que hubiera tantas en el anterior. Esto hace que el libro parezca más “terrenal” de lo que a mi me gusta. Y además resulta un poco petulante por parte del autor, sí ya sabemos que eres un graduado de Oxford, no nos lo demuestres en cada línea por favor…

La línea general de la novela me ha gustado. Pero me sobran escenas sangrientas que suceden por pura casualidad o mala suerte, me sobran escaramuzas que no aportan mucho, o casi nada a la trama general. Y esto ha hecho que hubiera momento en que la trama realmente aburre y mucho. Se hace pesado leer sobre tanta preparación y estrategia para matar… tanta conspiración con infinidad de nombre que son desconocidos… Pierdes el hilo, te despista.

Esto solo mejora en el final del libro, las tres primeras partes son muy “espesas” y hace que cuando llegas a lo “bueno” que es el final, en realidad lo que deseas es terminar el libro de una vez. Los personajes, excepto quizá los protagonistas (Thomas, Bosco, Henri y Kleist), resultan planos, de relleno, apagados. Aunque también sorprende que Thomas se siga comportando con la misma inmadurez que hacía en el primer libro, parece que toda su experiencia no le va aportando nada al personaje, que sigue anclado exactamente igual que en la primera página del primer libro.

Desde luego con todo lo anterior, este libro ha fracasado estrepitosamente a la hora de enganchar lectores, yo creo que incluso los perderá. Paul Hoffman va a tener que replantearse la siguiente parte si quiere recuperar el esplendor del que nos hizo disfrutar en la primera parte porque con este lo que ha conseguido es un preludio excesivamente largo de último libro (al menos eso espero).
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