Teófilo Calle fue un actor que no logró el éxito como dramaturgo. Esta es su pieza más significativa. En ella, Nicolás acusa la dureza de un matrimonio roto por la infidelidad, una vida fracasada y un vacío sentimental, agravado por la rigidez burocrática; doña Encarna, la madre, intenta entender a su hijo a pesar de la distancia generacional e intenta poner paños calientes, aunque ya es tarde. No hay marcha atrás, los vínculos están destruidos y los hijos pagarán tarde o temprano también las consecuencias. Es el retrato de una familia destrozada, a pesar de los intentos de Germán por conciliar, y la tragedia final está solo a un paso.
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