La tumba de Vera Thwait

Quienes ya conocemos a Ana Bolox por sus otras dos series (la dedicada a Charles Carter y Kate West por un lado, y la dedicada a Anne Starling y Arthur Crawford por otro) empezamos a frotarnos las manos con deleite cuando empezaron a llegarnos ecos de una nueva serie ambientada en plena campiña inglesa en 1935. Y una vez leída la primera entrega, La tumba de Vera Thwait, solo puedo decir que Ana escribe siempre muy a la británica, su estilo bebe muchísimo de esas fuentes, pero esta es sin duda su serie más inglesa... tanto que si estuviese escrita por un autor británico y publicado allí en las islas, os digo yo que acababa con adaptación en la BBC o en la ITV.

Crispin Hornsfall es un solterón de 42 años cuya madre cree que tiene todavía doce y lo trata como tal. Él cumple sus deberes de buen sobrino acompañando a tias octogenarias a darse las aguas, acudiendo a visitas de rigor a tomar el té, participando en mercadillos benéficos de la iglesia... pero lo que realmente le interesan son esas aficiones súperhipermegasecretas que esconde de todo el mundo (aka Su madre), sobre las que pulula tanto misterio que, cuando al final sabes lo que son, te tienes que reír por lo inocentonas que resultan (es que yo soy muy mal pensada xD). También disfruta de sus paseos simulando estudiar la avifauna junto a Irena Kazlow, objetivo de críticas y cotilleos por parte de los chismosos del pueblo por, básicamente, ser joven y hermosa y trabajar como ama de llaves para un anciano viudo (aka Los vecinos del pueblo no se creen que "solo" sea su ama de llaves)... Vamos, que Crispin aspira a una vida tranquila, tranquilísima, y los planes casamenteros de su madre no le van a amargar la existencia aunque eso suponga hacer frente a las maledicentes lenguas de sus vecinos por los siglos de los siglos... Amén.

Y vosotros diréis, ¿y la tumba? ¿Y Vera Thwait? ¿Pero de qué va este libro exactamente? Ains, impacientes... pues va de Crispin, básicamente, de sus vecinos, de su forma de ver la vida, sus peculiaridades, sus aficiones, sus sonrojos y sus huidas constantes de los ataques a su soltería repletas de un humor, unos diálogos y una ironía que de verdad que son una delicia. Eso es lo que tenemos durante buena parte del libro, y os digo con toda la sinceridad del mundo que a mí con eso ya me valía, porque me lo he pasado pipa conociendo lo que se cuece en las casas del pueblecito de Wettingham. La tumba de Vera Thwait tiene una pátina costumbrista muchísimo más acusada que los anteriores libros de la autora, y resulta evidente que una de sus metas primordiales era crear de la nada un pueblo en la campiña inglesa desde sus mismísmas raíces y hacer girar sus tramas (esta y las que vendrán) en torno a él y sus idiosincrasias. Chapeau por Ana, porque de verdad que ha hecho un trabajo estupendo y muy divertido.

Peeeeeeeero... ¿qué sería de un libro de la Bolox sin un misterio o un asesinato de por medio? ¡Niente di niente! Y ahí es donde entra la tumba de la pobre Vera Thwait, y poco más os voy a decir al respecto, que para eso está la sinopsis. No leáis este libro solo buscando el misterio, disfrutad de él, de lo que cuenta, de cómo lo cuenta, sonreíd, reíd si es menester, conoced a todos estos personajes porque bien lo merecen y pasead por Wettingham, sus mercadillos, sus bosques y sus calles... El misterio llegará cuando menos lo esperéis y cuando veais que apenas os quedan páginas por delante, porque ciertamente llega sin avisar, con nocturnidad y alevosía... pero llega, y gracias a él descubrimos que Crispin es mucho más observador de lo que parece (y de lo que él cree) y que ante nuestros ojitos lectores acaba de nacer un detective aficionado que segurísimo que nos va a dar muchas alegrías.

Ana hace uso de una economía narrativa fantástica, porque el libro tiene apenas 120 páginas y no le sobra ni le falta ni una; el uso que hace de la narración y los diálogos para contar todo lo que tiene que contar sin entretenerse en cosas que engrosarían la novela sin motivo ni necesidad es ajustadísimo. Y hablando de economía (opinadora en mi caso), no os he presentado a Ada, ¿verdad? Grande esta Ada... os dejo que la descubráis, porque para mí es el otro gran personaje del libro. Sí, los hay más divertidos, con más guasa, con ese humor o rareza que dan chispa al libro... pero Ada es el personaje femenino de esta serie sin lugar a dudas, por su carácter, su paciencia, su inteligencia, su saber estar y su saber ver, comprender y esperar. Y los lectores de la Bolox sabemos lo mucho que le gusta enfrentar caracteres antagónicos pero altamente compatibles en sus libros. Habemus pareja de investigadores en Wettingham, señores, pero la relación que les une digamos que es... complicada. Mucho. Pero soy optimista. También mucho :)

Si habéis llegado hasta aquí no hace falta que os diga que lo recomiendo sin lugar a dudas. Sé que os digo lo mismo de todos los libros de Ana Bolox, pero es que si sus otras dos series me encantan, con esta ha ido a dar en uno de mis puntos débiles, uno de esos que hacen que me lo pase realmente bien leyendo. La ambientación en plena campiña inglesa de entreguerras, la ironía, los personajes, esas rarezas y peculiaridades que les dan carácter y los hacen entrañables, divertidos y... es que me dan la vida, en serio, y Crispin es un personaje fantástico y muy bien planteado. No faltan las referencias históricas que la autora siempre introduce en sus novelas para contextualizar y algunos homenajes literarios (¡el cartero se llama Jonathan Swift!). Como os decía arriba, este libro (y los que vendrán, porque espero que tengamos Crispin para rato) tendría adaptación televisiva si su creación fuera británica y no española, y os lo decía porque realmente lo pienso. Tiene todos los ingredientes que tanto nos gustan a los que nos metemos en vena este tipo de historias.


Enlace: https://inquilinasnetherfiel..

Me ha gustado mucho este libro, primero es que es muy cortito, literal te lo lees en una sentada, su protagonista, Crispín me encantó, es de esos personajes de los que te enamoras.
Si bien es una historia, donde se descubre un asesinato, me ha encantado que ni todo el libro gira en torno a ello, ni tampoco la autora se a tirado 500 páginas para desvelar la trama.
Por un lado, me ha recordado a esos libros clásicos británicos de misterio, pero no es una copia de nada, es un libro que tiene su propia personalidad.
Tiene ese toque de vivacidad en todos sus personajes que realmente hace que disfrutes mucho de toda la historia, me ha alegrado saber que será una serie, realmente quiero encontrarme otra vez con Crispín

Novela corta donde intentar contar el argumento es matar el suspense de leer una novelette.
Ambientada en la campiña inglesa en 1935, la escritora ha creado una comunidad típicamente British, con un personaje principal singular, a pesar de estar en edad casadera para su madre, lo trata como a un niño, son las pocas ganas de pasar por la vicaría por lo que Crispin se ve envuelto en esta historia,
con grandes dotes de observador, resuelve un misterio donde nadie sabía que existía.
Lo mejor de la novela es la narración, la pluma de la escritora, exquisita, clásica, la construcción de los personajes, las características y rarezas de cada uno de ellos.
Al mismo tiempo que existe un misterio hay humor, todo en su justa medida, el misterio es sencillo, puedes saber de qué se trata y resolverlo, al mismo tiempo que el protagonista principal, pero no por ello pierdes el interés por su lectura.
En algún momento me ha recordado a "el gato negro" de Poe, y a las novelas de Edmund Crispin.
Espero seguir conociendo más a Cripin Horsfall y al elenco de personajes que lo acompañan.
Muy recomendable.