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Carlos Jiménez Arribas (Traductor)Carlos Jiménez Arribas (Traductor)
ISBN : 8417151222
408 páginas
Editorial: Ediciones Siruela (11/10/2017)

Calificación promedio : 4.38/5 (sobre 4 calificaciones)
Resumen:
GANADORA DEL BRITISH BOOK AWARD 2016



Señalada como libro del año por la cadena de librerías Waterstones y número uno en la lista de libros más vendidos del Sunday Times, La serpiente de Essex también fue finalista del Costa Award 2016 y seleccionada para los premios Wellcome Book y el Baileys 2017.



Una fantástica muestra de literatura gótica contemporánea: en la época de los grandes descubrimientos ci... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (3) Añadir una crítica
Celia_0504
 20 April 2023
La tranquilidad del pueblo de Aldwinter, en Essex, ha sido perturbada por el rumor de que una ancestral criatura, una enorme serpiente, está asolando el lugar como castigo por los pecados de sus vecinos. Es en estas cuando, al poco de enviudar de su maltratador marido, Cora Seaborne llega a la campiña junto a su hijo y su niñera. Como naturalista aficionada, Cora cree que la misteriosa serpiente es en realidad un animal de origen prehistórico que ha pasado desapercibida hasta ahora. Una hipótesis totalmente opuesta a la del párroco del pueblo, William Reansome, que prefiere no dar pábulo a la existencia del monstruo. Los campos de Essex serán el marco en el que entre Cora y William se establecerá una compleja relación de lucha intelectual, camaradería y algo más…

He necesitado tiempo para digerir lo que ha supuesto para mi la lectura de “La Serpiente de Essex”. Era uno de los libros a los que más ganas tenia de hincar el diente para este 2023. Y a día de hoy sigo pensando que es una de las mejores lecturas que he hecho de lo que llevamos de año. Pero al mismo tiempo, una vez pasada la impresión inicial, debo reconocer que aunque es muy buena novela, no está exenta de ciertos errores y de pequeños detalles que hacen que no sea del todo un libro perfecto. de todas formas, eso no quita para que sea un libro que desde que lo he cerrado no he parado de pensar en él y en echar de menos su historia. Es un libro que sorprende, porque a priori no parece una obra que vaya a tener nada en especial o que vaya a poder emocionar al lector. de hecho, empecé con ella de mala manera. Y es que el primer cuarto del libro (por lo menos las 100 primeras páginas) me parecieron un poco un viaje a ninguna parte. Sí, pasaban cosas y la narración se iba desarrollando. Pero a un ritmo angustiosamente lento y de una manera que yo notaba que leía y leía, pero no avanzaba con el libro. Era como uno de esos sueños en los que uno corre, corre y sigue corriendo, pero no llega a ningún lugar ni cambia de lugar, ni va a ninguna parte. Perdón por la descripción tan melodramática, pero os juro que es que así me sentía en ese momento. Pero una vez pasado este tramo inicial, y sin que me diera cuenta, la historia empezó atraparme poco a poco. No sé en qué momento concreto paso esto, solo sé que poco a poco, los pequeños detalles de la obra lograron crear un todo que, a medida que avanzaba la narración, se fue volviendo más envolvente y adictivo. No es una novela que sea una montaña rusa de emociones, o en la cual se desencadenen acontecimientos realmente impactantes. Más bien lo describiría como un paseo en bicicleta en el que algunos puntos del camino nos encontramos con que el pavimento esta en muy buen estado, pero en otros nos topamos con socavones o con pequeñas pendientes que hay que pasar para seguir adelante.

La obra tiene una profunda carga gótica, misteriosa e intimista, todo a la vez, que le da a todo lo que se lee un tono profundo y lleno de facetas que se van desplegando ante el lector según va leyendo. Es una historia que se basa ya no solo en las relaciones que se establecen entre sus personajes, también en la versatilidad y complejidad que su autora sabe imprimir en todos y cada uno de ellos. A través de ellos se tratan cuestiones de la época victoriana, como la problemática de las viviendas para los pobres o la situación de la mujer, al lado de temas como la redención y el pecado, la lucha entre la fe y la razón, el deseo, la libertad y la frustración. Y todo ello está trabajado en un estilo narrativo poético y de una belleza descarnada. La forma de escribir de Sarah Perry recuerda mucho a la de novelistas de la literatura gótica como Emily Bronte o Mary Shelley (con cuyas obras, está claro que Perry tiene una deuda impagable de cara a la suya propia). Es elegante, melancólica y poética, si bien a veces peca de ser excesivamente densa y algo barroca, en algún momento me ha parecido muy poco fluida y que se estancaba demasiado en las descripciones y en pequeños detalles que solo conseguían el relentizamiento de la lectura. Pese a todo, a mi me ha atrapado. Por la atmósfera que conseguía crear y por lo fantástica que era su ambientación. Ese último punto para mí ha sido de lo mejorcito de la novela, la manera en que la autora lleva al lector a los campos de Essex; la delicadeza, el encanto y la belleza con la que ponía en palabras el paso de las estaciones y el entorno rural y campestre en el que se desenvuelven los acontecimientos de la novela. He dicho antes que habido momentos en los que la lectura se me ha hecho muy pesada. Pero eso no quita que reconozca la belleza con la que se representa a Essex en esta obra, ni la importancia que en todos los sentidos tiene la ambientación. Leyendo uno percibe que Perry usa una técnica literaria que apunta en los escritos góticos: usar la naturaleza y el entorno como medio para desarrollar los sentimientos y el estado psicológico de los personajes. Y todo esto se da de la mano con momentos, en los cuales la narración se convierte en fragmentos de cartas que los personajes escriben unos a otros. Ese recurso me ha parecido muy interesante, ya que aporta mucho realismo y estabilidad a la historia, y a la vez nos permite descubrir más del carácter y de los sentimientos de los personajes que escriben y de los receptores de las cartas. Junto al tono científico que parte del interés geológico de Cora y a las cuestiones política y sociales que también se manejan, hacen que todo resulte más creíble y realista, permitiendo que no todo quede como algo más etéreo o fantástico, adjetivos que, pese a su sinopsis, no pueden usarse para este titulo.

La obra se vende como lo que un autor gótico escribiría hoy en día, y no veo que sea una afirmación descabellada o producto del marketing editorial. La obra es gótico puro, pero no un gótico centrado en los grandes sustos, el miedo y los episodios impactantes o desagradables. Su punto de partida es una criatura misteriosa que asola un apacible pueblo Ingles, y que ha sembrado el pavor entre sus habitantes. Pero a medida que van sucediéndose las páginas, uno se da cuenta de que este punto de partida va paulatinamente diluyéndose, y que el peso de la historia va a recayendo en la pareja principal y en las relaciones que se establecen entre todos los personajes secundarios, amén de varios hilos argumentales que van apareciendo como destellos a lo largo de la novela. Y así uno va descubriendo lenta pero firmemente que “La Serpiente de Essex” no es una novela de ese tipo miedo que relacionamos con el genero gótico, el de los castillos tenebrosos, los personajes retorcidos y oscuros de moral dudosa, criaturas terroríficas o asesinatos truculentos. El miedo que se trabaja en esta obra es más sutil, mucho más psicológico. Es el miedo que se esconde en lo cotidiano y lo trivial, el miedo que se genera cuando hay dudas y desconfianzas. El miedo que nace de uno mismo, de los secretos y zonas oscuras que cada uno de nosotros albergamos en nuestro interior. Es ese uso tan modernamente psicológico, junto con el uso de técnicas e intenciones de la literatura de la época, victoriana lo que hace de esta novela, un producto único y diferente, lo que constituye el ADN de una personalidad poderosamente propia y diferente.

Desde luego, no creo que “La Serpiente de Essex” sea una obra para todos los lectores. Y me parece comprensible. Y no porque sea muy compleja o difícil de leer, sino por lo frustrante que a veces resulta lo que contiene. Las relaciones que se establecen entre sus personajes, si bien es uno de los puntos más interesantes de la obra, a veces me han resultado muy intrincadas y complejas, demasiado confusas en no pocas ocasiones. En muchos momentos resulta bastante densa y lenta de leer. Hay momentos en que no entiendes hacia que punto van los personajes, o que es lo que realmente quieren. Pero al mismo tiempo, esa es una de las gracias de la obra, lo profundamente realista que resultan estos caracteres, la forma tan plástica y nítida en que están tratados. Son personajes con los que, pese a todo, resulta relativamente fácil conectar y que además, son hijos de su época y de sus circunstancias, algo que, personalmente, valoro mucho en una obra que esté ambientada en otra época. Se nota mucho el estudio llevado a cabo por Sarah Perry de la época victoriana, el mismo que ha puesto ya no solo a tratar cuestiones de corte social o historiográfico, sino a saber meterse en la forma de ver las cosas y de sentirlas de los habitantes de esa época, y por ende de sus personajes, al retrato tan vibrante y lleno de colorido que hace de estas personas. Esto consigue hacerlo con mucha soltura y finura. Aunque me parece que la gran mayoría (secundarios y principales) están muy conseguidos, de todas formas creo que la principal protagonista femenina, Cora Seaborne, va perdiendo fuelle según va avanzando todo, para mi acabo siendo el personaje más incomprensible e insípido, justo cuando al principio de la historia era todo lo contrario. En cambio su contraparte masculino, el párroco William Reansome me ha acabado pareciendo el personaje mejor trazado de todos, con un arco evolutivo muy bien llevado y una personalidad bastante consistente que se va afianzando según va avanzando la historia. de todas formas ninguno de los dos me parece que puedan dejar indiferente a nadie. Son personajes muy realistas, con mucha individualidad. Si hay algo que me ha gustado mucho de esta historia es que la relación que se establece entre ellos dos no solo nace de la atracción que sienten el uno por el otro. Antes de eso existe una suerte de camaradería y simpatía que se da pese a los diferentes que son, los prejuicios que cada uno tenía del otro antes de conocerse, y sus diferencias respecto a su visión de la vida. Cora y Will son tan diferentes como la noche y el día, pero a la vez son almas gemelas. Y todos esos vaivenes dan a su relación mucha vivacidad, de forma que no resulta para nada plana, sino que está llena tanto de silencios poderosos como de diálogos y momentos que se quedan en la retina del lector al llegar a ellos. Su relación es muy atípica, y a la vez en toda ella se destila la compenetración que se forja entre ellos dos y la forma que tienen de quererse, de una manera libre de etiquetas y prejuicios. Se quieren el uno al otro tal y como son, y eso me ha parecido un enfoque muy refrescante y muy bien llevado por parte de la autora.

De todas formas, si hay algo que me cabreo un poco en las últimas páginas es que me parece que todo queda relativamente en el aire. Es cierto que el argumento queda muy bien cerrado y sin ningún cabo suelto. Pero en lo que respecta a los personajes todo queda muy en el aire. Es el lector (si quiere) el que debe decidir como van a ser las cosas en el futuro para ellos. Y debo decir que he echado un poco en falta que eso quedase más rematado, me pareció especialmente frustrante que se diera en las últimas páginas de una obra que me parece que tiene tantas cosas buenas y que generalmente iba por el buen camino.

En fin, “La Serpiente de Essex” es la clase de libro que a cada lector le dice una cosa distinta y le produce a cada persona una impresión diferente. Me parece muy fácil y comprensible que haya un sector del público que lo adore y otro que lo deteste. Sé que hay más de uno y de más de dos que han tenido que dejar por imposible esta lectura. Pero para mí eso es algo cuanto menos estimulante y que me llama la atención, que sea una obra que no deje indiferente a nadie y que despierte grandes pasiones para bien y para mal. Creo que dice mucho del texto, más que cualquier reseña. Incluso varios días después de haberla terminado, a mi me sigue descolocando bastante. Me ha gustado, y de momento es una de mis mejores lecturas de lo que llevamos de 2023. Pero no tengo muy claro que vaya a estar entre mis cincos lecturas preferidas cuando acabe diciembre. Tiene muchos puntos para ello, pero no lo tengo claro. Lo que si sé es que me ha parecido, por muchas circunstancias, una lectura muy interesante y que recordaré con bastante cariño.
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Inquilinas_Netherfield
 11 March 2019
Conocí este libro meses antes de que llegase a España porque me lo encontré formando una pila enorme desde el suelo en una librería Waterstones durante un viaje a Inglaterra. Corría el año 2017, había ganado el British Book Award, y estaba por todas partes, literalmente. Y la portada era maravillosa hasta el infinito, con ese estilo victoriano recargado pero combinando colores de tal manera que se te iba la vista hacia ella. No lo compré porque era un librazo y en la maleta de cabina cabe lo que cabe, pero cada viaje tiene un libro, por así decirlo, y en 2017 fue The Essex Serpent. Siruela lo publicó en España varios meses después (con la portada bastante descafeinada con respecto a la original, eso sí, aunque parezca similar), y una amiga que sabía lo del "libro del viaje", me lo regaló esas mismas navidades. Me hizo una ilusión tremenda... hasta hoy.

Y vosotros diréis, ¿a qué viene una intro tan larga? Pues a que comencé a leer de cada opinión que, vaya, se me desplomaron las expectativas (que si aburrido, que si raro, que si no pasa nada...), y aunque cuando me muero por leer un libro no suelo hacer mucho caso y acabo leyéndolo igualmente (y normalmente disfrutándolo y llevando la contraria, dicho sea de paso xD), era un libro especial y preferí tomarme mi tiempo y olvidarme de todo lo que había leído sobre él. Lo he dejado reposar un año, y después de estas últimas navidades, me he puesto con él. Y qué queréis que os diga, me arrepiento de no haberlo leído antes. Si es que en esta vida tiene que haber de todo, y cada lector leemos una cosa totalmente distinta cuando abrimos un libro.

La narración abarca casi todo un año (desde Nochevieja hasta noviembre de 1893), y cada capítulo representa uno de los meses entre medias. Comienza en Londres, donde conocemos a Luke Garrett, apodado el Diablillo por su baja estatura, sus rasgos y el ímpetu que impregna cada uno de sus movimientos. Es cirujano, y dos pasiones extremas rigen su vida: por un lado, la propia cirugía, a la que consagra su vida, y los avances en la medicina que permiten llegar donde nunca se ha llegado dentro de un quirófano; su otra pasión es Cora Seaborne, mujer de la alta sociedad que acaba de enviudar y a la que ha conocido mientras trataba a su esposo de su enfermedad. ¿Cómo se siente Cora tras enviudar? Liberada, libre al fin de poder ser ella misma, de hacer lo que quiera, de no tener que rendir cuentas a nadie. Ella también tiene una pasión, la paleontología, y le gustaría seguir los pasos de su admirada Mary Anning y hacer un gran descubrimiento fósil. Por eso cierra su casa en Londres y, junto a su singular hijo Frankie y su sobreprotectora dama de compañía, Martha, se traslada a Colchester, en Essex, la ciudad más antigua de Inglaterra y cuna de la leyenda de la enorme serpiente con alas que surca de tanto en tanto el río Blackwater. Vecino a Colchester se halla el pueblo de Aldwinter, donde reside el párroco William Ransome junto a su familia. Por diversas circunstancias William y Cora se acaban conociendo, y sus vidas, junto a las de quienes todos los que les rodean, jamás vuelven a ser las mismas.

Este resumen, que puede parecer muy largo, es solo el principio del libro, porque si me adentro en todos los palos que toca Sarah Perry en la novela, me quedaría un resumen-no resumen. Evidentemente cada cual habla según le ha transmitido el libro, pero en mi opinión en esta historia pasan muchas cosas, muchas, que además reflejan la época en la que transcurre de una manera tan afilada, tan precisa y tan concisa, que la lectura del libro te sumerge sin aspavientos en buena parte de lo que se cocía a finales del siglo XIX en Inglaterra. Es un libro que representa muy bien todo lo que bullía en el XIX pero que no se podría haber escrito (o al menos publicado) en el XIX, y esa serpiente de Essex representa la era victoriana con todas sus contradicciones: es motivo de superstición y miedo para una era todavía muy aferrada a la religión y los castigos divinos, y es motivo de curiosidad científica para una era en la que la ciencia había dado al fin el salto de gracia y comenzaba a profesionalizarse y evolucionar hacia lo que es hoy en día.

Durante las primeras décadas del siglo XIX, la revolución que supuso Mary Anning para el mundo de la paleontología en general (y para el papel de la mujer en las ciencias en particular) quizás le suene muy lejano a quien no le interese mucho el tema, pero para quienes sí nos apasiona, leer sobre su legado sigue siendo fascinante (y muy poco tratado en la literatura, salvo contadas excepciones como Las huellas de la vida, de Tracy Chevalier). Cora Seaborne representa a muchas de aquellas mujeres que intentaron seguir sus pasos años y décadas después, mujeres estudiosas de la ciencia y mucho más eruditas que los hombres que las relegaban al calor del hogar y la familia, y que soñaban con hacer un gran descubrimiento fósil que pasara a la historia. Cora desborda en este libro no solo pasión por la palentología, sino también por la ciencia en general, y por eso su personaje no solo es un justo homenaje a Mary Anning, su legado y su influencia tanto en la ciencia como en el papel de la mujer en ella, sino que además es un fiel reflejo de la sociedad de finales del siglo XIX, totalmente entregada al desarrollo y los avances de la ciencia... un mundo en el que la religión y sus supersticiones ya no tenían cabida.

Por eso la relación que establece con el pastor William es una relación atípica, porque atípicos son estos dos personajes dentro de los roles que les ha tocado interpretar. William es párroco, pero no lo parece en muchos aspectos; es un personaje muy alejado de los curas remilgados y engolados que solemos leer en los libros de aquella época. Es curioso, reniega de supersticiones y conoce a poca gente con la que pueda entablar disputas dialécticas sobre muchas de las que cosas que le mueven y le interesan. Por eso se siente inmediatamente atraído por la fuerza y el intelecto de Cora, a pesar de que ella representa y defiente todo aquello que pone en entredicho su misma razón de ser, la religión. Desde el principio estos dos personajes parecen estar conectados por un hilo que nadie más ve, y el desarrollo de esta relación es de todo menos convencional. Y uso la palabra relación con mucho tiento, porque no quiero dar una impresión errónea sobre lo que se puede esperar en el libro. Que nadie piense en una relación romántica al uso, que no la busque ni se interese por este libro en base a eso, porque se va a llevar un chasco. Precisamente esa es una de las razones por las que tanto he disfrutado de esta historia: si Sarah Perry hubiese andado por caminos ya conocidos del romance literario, seguramente me hubiese gustado menos. William y Cora son dos personajes peculiares, él es un párroco que no lo parece y ella una dama de la alta sociedad que lo parece aún menos y que huye de los corsés que esa etiqueta impone, y la relación entre ambos está libre en buena medida de los tabúes y las restricciones de la época y condicionada por sus personalidades, bastante fuera de lo común.

Pero es que la cosa no queda ahí, porque cada subtrama ocupa su espacio y abre una ventana a muy diversos temas y los muy diversos palos que toca la autora (y para mí lo hace con acierto, abarca mucho pero todo ocupa el espacio que le corresponde, sin más. le da muchas páginas a lo que lo necesita y menos a lo que se basta con una dimensión más reducida). Por poner un ejemplo, arriba os hablaba del singular hijo de Cora. Lo denomino así porque jamás se le da nombre a esa singularidad, pero creo que resulta muy evidente que Frankie es autista, palabra que en aquella época no existía para denominar ese trastorno y que la autora por tanto no puede usar, así que va dando brochazos aquí y allá cuando la historia lo necesita para que entendamos qué tipo de persona representa Frankie y por qué hace las cosas que hace. Otro ejemplo sería la actitud demasiado protectora de Martha hacia su señora, que parece esconder mucho más allá de lo que establecen los cuidados habituales y normales de una dama de compañía. O cómo a través de la propia Martha y de un personaje que aparece avanzada la narración, nos adentramos en el descontento de la masa obrera, sus condiciones de vida, las consecuencias de la Revolución Industrial y su lucha por una vida digna y en condiciones. Y no puedo dejar de lado a Luke Garrett, cirujano demasiado avanzado para la época, un genio de la medicina que es consciente de lo que puede llegar a hacer por los pacientes si le dejan, pero al que le ha tocado vivir en una época en la que todavía se consideraba locos e imprudentes a aquellos que llevaban a cabo procedimientos impensables dentro de las practicas rutinarias.

Y sé que esto me está quedando largo, pero tengo que hablaros del estilo de Sarah Perry, de los personajes que construye, de la ambientación que logra... Es que me ha parecido todo sencillamente fantástico. Cuando nos mueve por Londres y sus calles, muchas veces las calles de la gente obrera, no la de la alta sociedad, lo hace muy bien, pero cuando nos traslada a Aldwinter, con sus gentes, sus calles, ese Blackwater que lo bordea y lo define, se supera, y la cotidianidad se coge de la mano de una intencionalidad gótica que va y viene jugando con el interés del lector. La narración de Sarah Perry se vuelve adictiva conforme avanzan las páginas, y la mezcla entre la trama principal, las subtramas, el recorrido de los personajes y todas las intenciones que esconde la historia, a mí me hacían difícil dejar de leer. Me ha gustado mucho la prosa de Perry, muy cuidada evitando caer en lo pomposo y con una voz muy personal, muy auténtica.

En resumen, en la viña del Lector tiene que haber de todo, que diría aquel, y yo he disfrutado mucho de la lectura de este libro. Por la época en que está ambientado, por los temas que trata, por la prosa y el estilo de la autora, por la relación tan peculiar que se establece entre William y Cora... incluso por el final, porque es consecuente con todo lo que ocurre a lo largo de las páginas y si hubiese sido otro, si hubiese seguido derroteros más cómodos, mi opinión se hubiese tambaleado un poco. La serpiente de Essex es una lectura peculiar pero absorbente, y se adentra en temas que me apasionan por lo que implicaron en aquella época a escala social, religiosa, científica y médica (el inicio de la era moderna tal y como la conocemos, vamos). Quizás ahí radica la esencia de todo el libro: que te tienen que interesar esos temas y te tiene que gustar el modo en que decide contártelos la autora. Las dos cosas juntas, no basta con solo una de ellas. O tiras hacia delante con las dos, o seguramente la conexión con la historia se tambalee. Creo que queda claro que, en mi caso, yo he tirado hacia delante con todo :)

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yaneika
 06 January 2023
La serpiente de Essex es una novela escrita por Sarah Perry, es una novela compleja, larga, descriptiva, es una novela donde todo encaja, donde no hay una palabra escrita de más, donde no falta ni un solo punto, todo está en perfecta armonía, se lee y se siente el sonido del perfecto engranaje, una novela donde todo mal tiene su cura, vivimos casi un año con estos personajes, desde el frio y largo invierno hasta la belleza del otoño, disfrutamos de sus alegrías, lloramos con su sufrimiento, por haber en esta novela, hay hasta cartas, y pensamos como Jhon en hacer un pastel al maquinista para que reponga fuerzas…
El MIEDO: En Aldwinter reina el miedo entre sus habitantes, un miedo antiguo, visceral, pasado de generación a generación, engrandecido, un miedo que los inmoviliza, que los aflige, que los vuelca hacia la salvación y lo divino, un miedo que había permanecido latente bajo el agua negra por siglos y que ahora resurge de los mismísimos infiernos para arrasar y aterrorizar.
La SERPIENTE: entre la realidad y el mito, entre lo lógico y lo irracional, entre la expectativa y el espanto, se desliza entre las páginas de esta novela, hay veces que la sientes a tu lado, con su aliento frío y envolvente, reptando y arrasando con la esperanza y la tranquilidad, le pone freno a la cordura porque sus alas se han desplegado sobre Aldwinter y lo ha conquistado.
El AMOR: Fuerte y tempestuoso como debe ser, el amor que nace de la admiración, el amor de sentirse acompañado, el amor que se finge, el amor que se está obligado a entregar, el amor que se siente por dos: que no resta ni divide, el amor que espera, el amor que ya no encuentra la frontera con el odio.
CORA: mujer, viuda y madre, encuentra la libertad en Aldwinter. Lucha por recuperar lo arrebatado tiempo atrás, por encontrarse debajo de todas las capas que fue obligada a vestir.
WILLIAM: clérigo, esposo y padre, al lado de su rebaño, siempre en el camino de la perfección y del bien, de la salvación divina y la moral.
Otros personajes llenos de claroscuros, que ni son buenos ni malos, ni valientes ni cobardes, porque nunca se trató de perfección, siempre fue una carrera de resistencia.
Un Londres de sombras, de muchas sombras, de miseria, de riquezas mal distribuidas, de egoísmos…
Entre avances científicos y creencias arraigadas, entre la gloria o el suplicio, entre lágrimas y la felicidad nos llegan vientos tormentosos de esta historia de amor que también lo es de soledades, de caminar acompañados, esta historia de segundas oportunidades y de renacimientos, esta historia de esperas.
Dios los cría y el Blackwater los junta.
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Citas y frases (1) Añadir cita
Inquilinas_NetherfieldInquilinas_Netherfield23 January 2019
Yo pensaba antes que no éramos mejores que los caballos uncidos al arado, pero es que es mucho peor que eso: solo somos engranajes en la maquinaria, los pernos en la rueda, ¡el eje que gira una y otra vez!
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