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Antes que nada, una pequeña advertencia: este es el final de uno de los ciclos (el más completo) de las historias artúricas y conviene leer los anteriores para tener una perspectiva más entera del mismo. Como sólo leí este, probablemente mucho de lo que diga tenga una objeción o alguna respuesta en las otras partes (ya sean de este mismo ciclo o libros aledaños), así que me atendré a comentar brevemente y con cuidado. Esto empieza cuando la búsqueda del Santo Grial ya terminó y Arturo y los caballeros se disponen a participar en un torneo, para no perder la costumbre de la batalla. Cuando se preparan para partir hacia Wincester, el lugar de la contienda, un sobrino de Arturo le advierte que Lanzarote (quien quería ir de incógnito al torneo) estaba frecuentando a la reina Ginebra otra vez y por eso prefería quedarse en el castillo. Así y todo, Arturo irá a Wincester. Esa situación de informantes maliciosos del rey (porque no todos lo hacen por fidelidad, sino por conveniencia), sospechas, intrigas y pasiones incontrolables guía todo el texto. Habrá unas cuantas traiciones, unas cuantas peleas típicas de caballería (muy bien descriptas, por cierto: parecían de película) y tramas que pueden sostenerse por sí solas, como la de la dama de Escalot. ¿Qué me gustó de la muerte del rey Arturo? La mística. Mientras leía se me venían a la mente las incontables versiones de la leyenda y no importa la variación o el formato (recordé, incluso, un dibujo animado centrado en los caballeros de la Mesa Redonda que veía cuando era niña): las aventuras de Arturo son únicas e involucran elementos tan asombrosos como, por ejemplo, el destino de la espada después de que él muere. Gracias al título, puedo decir eso libremente. Me gustaron personajes como Boores y Morgana que, dentro de la proliferación de nombres, fueron muy útiles a la trama y la mención a Tristán (de Tristán e Iseo ), cuya historia guarda paralelos con esta. Lo que no me agradó y me hizo difícil la lectura es el estiramiento del engaño para que se descubra lo más tarde posible, al estilo de una telenovela. El mecanismo queda en evidencia y pierde la gracia. Además de eso, cada vez que se resuelve algún conflicto, inmediatamente surge otro (como un invasor o un caballero que se rebela, por ejemplo) que le da más cuerda. Eso provoca también que los personajes cambien súbitamente de ideas o de personalidad. Pasan muchísimas cosas y cuesta acordarse de todas ellas en detalle. Supongo que se subsana con una relectura, si es que se soporta su peso de nuevo. No es un libro malo y vale totalmente la pena, pero hay que tenerle paciencia a los giros inesperados. Lamentablemente, me causaron más cansancio que sorpresa. + Leer más |
Entre los libros llamados a convertirse en faros para ulteriores generaciones de investigadores se encuentra el que ahora tienes entre las manos, amigo lector. Su autor, Aldo Ruffinatto, ha dado sobradas muestras científicas de paciencia, dedicación y conocimientos, de manera que cumple con las premisas fundamentales; pero, además, es especialista de indudable prestigio internacional en el ámbito de la literatura del Siglo de Oro. Vayamos poco a poco: basta con hojear la bibliografía final del volumen para descubrir bajo su autoría una decena de títulos referidos a Cervantes, que han ido viendo la luz a lo largo de tres décadas de trabajo, de dedicación, de adquisición de conocimientos. Es evidente que estamos ante una obra de madurez intelectual, en la que quedan de manifiesto las preocupaciones e intereses de su autor, como es lógico; pero, además, esa riqueza va acompañada de innumerables remisiones a obras del Siglo de Oro y, también, a estudios de autores contemporáneos: no se trata de un ensayo con cimientos apresurados que apenas resisten el primer embate del viento; y así queda atestiguado en la larga lista de referencias que le han servido de apoyo para llevar a cabo la construcción que ahora nos ofrece.
El libro de Aldo Ruffinatto es muy sugestivo y, como los buenos libros, hace pensar desde el principio. El autor nos hace pasear por la obra de Cervantes, acompañándonos con una lectura agradable y mostrándonos el mecanismo de la construcción del relato, como un guía experto que nos hace ver los detalles a los que no habíamos prestado atención; y, de repente, esos detalles adquieren importancia y nos hacen comprender el conjunto. El juego no se limita a descubrir los trucos de la mesa: cada uno de los cinco capítulos del libro se subdivide en epígrafes (he contado hasta un total de 57), cuyo enunciado enigmático se va iluminando a medida que avanza la lectura. Y, al final, no sabemos si Cervantes está escribiendo oculto bajo un nuevo narrador, que muy bien podría llamarse Ruffinatto.
Estos «Diálogos cervantinos» invitan a la reflexión, sorprenden a menudo con los hallazgos de nuevos mundos, con propuestas firmemente justificadas. Estamos leyendo un libro fuera de lo común; tanto, que tiene trazas de guía para orientar a los navegantes que quieran llegar a buen puerto.
Carlos Alvar
https://sialpigmalion.es/libro/6-dialogos-cervantinos-desde-la-intertextualidad/
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