La joven y el mar

‘La joven y el mar' es una novela gráfica que surge de la estancia de su autora, Catherine Meurisse, en una residencia de artistas en Kioto durante la cual buscaba redescubrirse a sí misma y buscar nuevos caminos para su producción artística, sumergiéndose de lleno en la naturaleza japonesa.
 
La historia que recoge es casi una fábula, donde hay animales que hablan, una naturaleza protagonista y alguien buscando respuestas (sin saber muy bien incluso, cuáles son sus preguntas).
 
En una ambientación puramente japonesa en cuando a localizaciones, costumbres y personajes, la artista protagonista llega al lugar como un elefante en una cacharrería para ir poco a poco, dejando del país entre en ella. Una historia de gran sensibilidad, que combina la imaginación de la autora con hechos históricos, mención a obras de arte y mitología real. Bajo una apariencia sencilla, la autora consigue crear una trama con varias interpretaciones y, además, cuenta con detalles geniales que otorgan diferentes capas a la historia, y aunque esta puede seguirse sin problemas por cualquiera, si sabes japonés o si conoces la cultura nipona, podrás encontrar estos “easter eggs”.
 
El arte de Meurisse es una fantasía, a lo largo de esta obra, a todo color, encontramos mil y una ilustraciones que te invitan a detenerte en ellas e imaginar que, por un momento, también estás allí. Además, siento que el propio estilo de dibujo va cambiando sutilmente con el avance de las páginas, bebiendo cada vez más del estilo de los grabados japoneses (pero siempre con el toque original de la autora).
 
En cualquier caso, por mucho que he disfrutado visualmente de esta obra, lamentablemente no logré conectar con la historia. A pesar de que se trata de un bonito cuento de camino del artista y búsqueda del lugar de uno en el mundo donde se ponen ante nuestros ojos maneras de pensar completamente distintas a las de occidente sobre temas como el amor, la soledad, el arte y la creación artística, el pragmatismo, la pérdida, la relación con la naturaleza… mi sensación al finalizarlo fue de indiferencia (y algo de decepción porque me hice con este libro muy ilusionada pensando que me encantaría). Para mi explota de más los choques culturales, y… el que los toques de humor no me hicieran gracia, pues no ayudó.
 
No me gustaría que esta reseña desanime a no leerla porque esta es tan solo mi opinión personal. Os invito a leer las opiniones de @unaformiga.reads y @eldesvandellector (en IG) ya que ambos disfrutaron muchísimo esta lectura para que podáis haceros una idea más completa y ver si os llama o no según vuestras inquietudes.
 
Por acabar en positivo, ¿qué es lo que más me gustó?
-Las ilustraciones
-Los personajes secundarios
-La amplia visión de la naturaleza (bella, musa, salvaje, peligrosa, indomable, salvaje…)

Encontrar nuestro lugar en el mundo puede ser una de las tareas más complejas de nuestra vida. Hay ciertas personas que parecen estar predestinadas a hacer según que cosas y encuentran de manera rápida un propósito con el que sentirse realizados. Sin embargo, otras muchas personas parecen no conseguir encontrar su sitio en el mundo, llegar a ese propósito en el que coges aire, lo expulsas y dices “he nacido para esto”.

Pues de eso exactamente es lo que trata “La joven y el mar”, de la búsqueda de ese lugar (que no tiene por que ser un sitio físico, también puede ser una meta) y de como gestionamos nuestro tiempo e intentos por llegar allí. A través de dos personajes peculiares, un pintor con bloqueo artístico que desea pintar una mujer y una joven extranjera que decide viajar a Japón en búsqueda de inspiración para pintar la naturaleza, la autora consigue crear un cuento sencillo, que parece simple pero que esconde mucho más si leemos entre líneas o si miramos en nuestro interior.

Además de los dos personajes principales, encontraremos algunos personajes secundarios la mar de interesantes. Como una señora mayor sorda como una tapia o un tanuki (mapache japonés) que aparece en los momentos más oportunos. Pero sin duda, el personaje secundario de mayor importancia en el relato es la señorita Nami, la enigmática regente de la posada de aguas termales, que tiene el don de saber cuando se acercan desastres naturales y que esconde una trágica historia relacionada con dicho don.

La naturaleza es el hilo conductor en el que se desarrolla la trama, e incluso podría decirse que es un personaje más que se nos muestra en constante contraposición: ¿Qué naturaleza quiere pintar la protagonista: la que calma y es tranquila, o la que es feroz y destructiva? Solo la búsqueda de su lugar en el mundo podrá darle la respuesta.

Un cuento precioso y divertido, que esconde un significado mayor del que podemos ver a simple vista y que además está acompañado de unas ilustraciones que son todo un deleite visual y que compaginan a la perfección con la historia.

Hoy para todos los amantes de la cultura oriental os presentamos la obra La joven y el mar.
Una obra de grandes dimensiones para apreciar la historia y las ilustraciones que acompañan a la propia autora en este viaje por el Japón más tradicional.
Catherine Meurisse viajó a Kioto durante varios meses para alojarse en la residencia para artistas Villa Kujoyama para dar un nuevo giro a su obra y ampliar desde la belleza y el conocimiento su álbum La levedad y los grandes espacios.
Una vez impregnada en su cultura y con sus ojos llenos de imágenes y estampas de esas tierras tan exóticas se dedicó a la creación de esta obra de extrema belleza y mensaje profundo.
Esta obra arranca cuando una joven dibujante desea ir a Tokio para pintar la naturaleza y descubrir las especies naturales que ahí habitan.
Una vez instalada en una residencia artística conoce a un artista japonés que intenta pintar a la mujer.
Ambos en la búsqueda de la belleza natural que muestra su esplendor sin querer competir con nada ven paralelismos en sus obras y en su proceso creativo.
Ella se acaba preguntando que naturaleza puede plasmar y él se pregunta si Nami es la mujer que quiere inmortalizar con su pincel.
En el ir y venir de la búsqueda de la inspiración y las musas nuestra protagonista nos enseña el arte de los haiku, nos muestra como la ilustración de la ola acaba siendo como la Gioconda japonesa y miles de detalles de la cultura japonesa desde la curiosidad y su tarea de documentación.
La historia tiene un final muy simbólico que nos ayuda a entender la máxima de la autora al pretender mostrarnos el lugar que ocupamos en el mundo.
Sus letras y sus ilustraciones hablan el mismo idioma y son un mensaje directo a nuestras consciencias.
Sus colores suaves, trazos limpios y dibujos detallados nos muestran una atmosfera tan bella con la que es imposible no empatizar y emocionarse.
Es una obra digna de ser admirada y muchas de las ilustraciones tiene en si mismas un aprendizaje intrínseco.
No lo dudéis y descubrid esta gran obra ilustrada que nos ofrece Impedimenta.
¡La belleza de su mensaje os dejará boquiabiertos!
Desde la sencillez y la proximidad con la protagonista aprenderemos y reflexionaremos.
Es una obra única y bella.

Enlace: http://lapetitallibreria.blo..

Una joven francesa viaja a Japón en busca de la inspiración artística. Una vez vez allí, queda obnubilada por sus hermosos paisajes y naturaleza. Alojada en un ryokan, conoce a un pintor japonés que escribe haikus, una posadera la mar de amigable, un mapache que le habla y una dama misteriosa.

Una historia contemplativa, curiosa, donde una vez más, podemos palpar la cultura oriental, sentir esa conexión tan especial con la naturaleza que anida en ella. Con un realismo mágico maravilloso, unas ilustraciones preciosas, Catherine Meurisse nos muestra ligera pero profundamente lo que experimentó ella misma en este libro lleno de paisajes, leyendas y misticismo, en una zona rural de Japón que fue asolada por un tifón más tarde.

La nostalgia quizás de sus recuerdos del lugar están plasmados en estas páginas del todo disfrutables y relajantes.

Libro muy recomendado para un momento de paz y también, para aquellos que como a mí, les cuesta aún entender los haikus. Con este libro he podido realmente comprenderlos y ver su valor.

Enlace: https://linktr.ee/Srta.Bethsua

Me gustaría pintar la naturaleza, confiesa una joven dibujante francesa al poner un pie en Japón.
Catherine Meurisse vivió durante varios meses en Villa Kujoyama, una residencia para artistas en Kioto, donde quiso inspirarse y retomar su labor bajo una nueva perspectiva, sumergida en los ricos paisajes japoneses, con el fin de darle un nuevo sentido a su obra y redescubrirse a sí misma.

Me ha encantado. Con el peculiar estilo de la autora lleno de humor y de reflexiones sin pretenderlo, nos sumergimos en una aventura japonesa de la mano de una excepcional francesa; una persona muy curiosa en otra cultura que la ha maravillado.
Me encanta cómo plasma la importancia del arte, de la belleza y de las pequeñas cosas en nuestras vidas.

Una novela gráfica encantadora que saca más de una sonrisa.
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