La ira de los ángeles

El libro inicia con nuestra protagonista, Temple, viviendo en una isla desierta cerca de la costa. Allí, vive en un faro y su vida se ha vuelto más tranquila, ya que no está rodeada de toda la desolación que invadió el planeta hace unos años. Y es que el mundo no ha vuelto a ser el que era desde que los zombies invadieron la gran mayoría de las zonas. Pero un día decide volver al continente y es ahí cuando su vida empieza a complicarse.

A lo largo del libro vamos a conocer junto a Temple cómo el mundo que todos conocemos ha cambiado a causa de ese desastre que nadie sabe cómo ocurrió. Nuestra protagonista ha vivido grandes horrores pero no sabe que todavía le quedan muchos otros por vivir, y es que no solo el mundo se ha vuelto un horror, también las propias personas.

El personaje de Temple, si bien en un principio me parecía bastante indiferente, luego me fue gustando. No me encantó pero creo que tiene una evolución y que, poco a poco, se va abriendo al lector (cómo nos podría suceder si nuestra amistad fuese real). Luego, los personajes secundarios; como Mauri, o el antagonista, me parecieron muy conseguidos. Adoré muchísimo a Mauri, pues casi que se convirtió en mi preferido, y en el fondo, adoré hasta al propio Moses.

Quizás la historia no me atrapó tanto como esperaba porque no todo es acción, pero tampoco se me hizo pesada. Además, el mundo planteado me gustaba.

Pero el mayor fallo de esta novela es que deja muchos cabos sueltos. No te cuenta nada de cómo se inició todo, de cómo se desarrolló e incluso hay ciertos "seres" que, bajo mi punto de vista, no entendí de dónde salieron, ni qué eran, ni qué hacían ni nada. También es cierto que a mí me encanta conocer nuevos mundos zombies y quizás para las demás personas no es tan importante todo esto, pero para mí, sí.


Sé sin ninguna duda que no es una gran lectura y que tampoco es una lectura para todos los públicos, pero si te gusta el género zombie, dale una oportunidad para conocer un mundo postapocalíptico desde otra visión.

La he leído entera, aunque reconozco que hacia la mitad del libro estuve por dejarla de nuevo de lado por puro aburrimiento pero le di una oportunidad, eso sí, saltándome alguna que otra página. No quería quedarme de nuevo sin descubrir el final (la empecé hace tiempo y la dejé por imposible). Uno que me dejó bastante disconforme. Pero bueno, nada nuevo de todos modos; como el resto del libro.
Han pasado unos veinticinco años desde que los zombies comenzaron a destruir el mundo tal cual lo conocemos. Existen personas, los más jóvenes, que no conocen otra sociedad que esa, estar escondido y protegerse de los muertos andantes. Temple es una de ellas.

Parte de una idea original y diferente, es lo que me llamó en un principio la atención, conocer ese nuevo mundo formado tras la destrucción; pero termina por convertirse en un sinsentido. Tal vez lo más llamativo sea esa manera tan filosófica y cuidadosa con la que piensa y vive la protagonista: una joven que no ha tenido estudios y que se ha criado aislada durante su corta vida. Es poco creíble o al menos para mi.

Hay situaciones que no terminaban de tener una lógica. Diferentes estrategias de reinventarse y de continuar la vida en ese nuevo mundo que tienen que compartir con seres irracionales (que no buscan más que comida para sobrevivir) situaciones que eran demasiado idílicas y por lo tanto, inverosímiles. ¡Es el fin del mundo, por Dios! ¿Cómo vas a estar más de veinte años sin salir de una mansión como si no pasara nada? Ya os digo yo…

A parte de la presentación de este nuevo mundo tenemos la persecución, una que hace aguas por todas partes. Te exaspera la tozudez y la saña con la que el hombre persigue a la protagonista. Sentía que no tenía razón de ser tanto deseo de matarla.

Uno de los aspectos que más te llaman la atención y de manera positiva es esa sutileza en las descripciones y el modo detallado que lleva a cabo el autor para hablarte de las emociones de los personajes, de sus miedos y todo aquello que se les pasa por la cabeza. Pero… esa característica tan especial se repite durante toda la novela lo que termina siendo cargante y pesada. En especial lo de minuciosa.

Otra parte con la que disfruté es que en ocasiones Temple se pierde en sus recuerdos y de retazo en retazo vamos componiendo el pasado de esta joven que se crió prácticamente sola. Hay momentos de su vida que son como losas, sentimientos de derrota que no es capaz de dejarlos ir y gracias a esas miradas al pasado va componiendo una vida muy dura. Estás con la intriga de porqué lleva consigo tanta tristeza.
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Hace ahora quince años, la Guía de supervivencia zombi (2003), de Max Brooks, inauguraba una nueva edad de oro para este subgénero dentro de la literatura de terror y ciencia ficción. de repente, las novelas de muertos vivientes invadieron las librerías. Se publicaban como churros. Buenas y malas, no importaba: había que saciar la “sed de zombis” del público.

Una de ellas fue esta: La ira de los ángeles (2010), de Alden Bell, cuyo título original es The reapers are the angels. Lo adelanto: no figurará jamás entre las mejores, pero aún así la voy a reseñar.

Para ser exactos, esta novela se sitúa en el manido escenario del apocalipsis zombi: sin explicar los motivos, los muertos han salido de sus tumbas y han llevado al mundo al caos.

La protagonista, Temple, ya ha nacido en este mundo arrasado y no tiene ningún recuerdo de cómo era la vida antes. Sólo tiene quince años pero está perfectamente adaptada a sobrevivir en territorio hostil, con la muerte siempre al acecho y sin poder confiar en nadie. Ella sabe guardarse bien de las “babosas” (así llaman a los zombis en la novela) pero también de la maldad de los humanos.

Precisamente defendiéndose de un intento de violación, mata al hombre que le agrede y desata la ira de Moses, el hermano del muerto, que la persigue para consumar su venganza.
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