Mi segunda incursión en la literatura de Stanislaw Lem, después de esa obra maestra que es Solaris, es esta mezcla entre relato de ciencia ficción y thriller policíaco, en una gran edición de Impedimenta, con un diseño de cubierta ciertamente llamativo y espectacular, como nos tiene acostumbrados esta gran editorial.La verdad es que tengo sensaciones encontradas con esta novela, porque, aunque el punto de partida me parece muy atractivo, reconozco que nunca ha acabado de engancharme del todo, ya que determinados momentos de la narración se tornan ciertamente farragosos al estilo de la mejor hard ci-fi soviética, con profusión de términos científicos, descripciones aburridas, además de relatos repetitivos sobre los muertos que originan la investigación. Todo contado de un modo frío e impersonal que hace que cueste cogerle el tono al relato. Y es que, en el fondo, todo el caso policíaco de las muertes con extrañas conexiones entre si, parece un gran macguffin, ya que, en mi opinión, Lem pretende hablarnos sobre la teoría del caos, las probabilidades y las casualidades, y de como estas son capaces de afectar en nuestras vidas, hasta el punto de llegar a matarnos.Pese a estos defectos, a mi juicio, es indudable que la manera de presentar los sucesos y narrarlos de un modo cronológico en viajes entre Nápoles, Roma y París, y sobre todo, los hechos que acaecen una vez que el protagonista llega a la capital francesa, hacen que la obra tenga un parte final con cierto ritmo que recupera el interés perdido (por lo menos desde mi punto de vista). En definitiva, interesante si eres aficionado a la ciencia ficción más filosófica.
+ Leer más |