La feria de las vanidades

"La feria de las vanidades" de William M. Tackeray
Becky Sharp y Amelia Sedley acaban de terminar sus estudios y van a casa de Amelia en Russell Square. Becky es una joven tenaz y astuta decidida a abrirse paso en la sociedad, pues está sola, y Amelia Sedley es una joven bondadosa, amable aunque ingenua y está comprometida desde hace tiempo con George Osborne.
En Russell Square, la señorita Sharp intenta seducir al hermano de Amelia, Joseph Sedley, pero fracasa debido a las advertencias del capitán Osborne. La relación entre los Sedley y los Osborne se rompe cuando los Sedley se arruinan y prohíben el matrimonio de Amelia y George. Éste al final decide casarse con Amelia contra el deseo de su padre, presionado por su amigo Dobbin, y en consecuencia desheredan a George. Mientras tienen lugar estos acontecimientos personales, las guerras napoleónicas se recrudecen y la vida cambia para todos ellos.
*Me ha gustado muchísimo ésta historia. Qué manera de escribir tiene éste autor, escribe con una fina ironía y es increíble cómo se dirige al lector. La trama es muy interesante y nunca decae porque no paran de suceder cosas. Los personajes están muy bien construidos y son muy interesantes por lo que seguir sus vidas hace que la lectura sea adictiva. Es imposible no odiar a Rebeca por las cosas que hace y con las que no para de mover la trama, sentir simpatía por el carácter y la sencillez de Amelia o enamorarte sin remedio de William Dobbin.
*Me sirve para la premisa: Clásico de 550 páginas o más del Baúl de las premisas del
#retonetherfield2022
Con ésta premisa termino el reto, ya le dedicaré un post especial para tenerlo organizado.

Una novela con un indudable interés histórico (o sociológico), que no ha perdido seguidores más de 170 años después, pero... excesivamente larga y tediosa hasta el hastío, con ese tono paródico y tendente al exceso, con tantas y tantas descripciones de lugares, situaciones y personas que, a mí al menos, no suscitan el menor interés.

¿Aspectos provechosos? Un uso espectacular de rotura de la cuarta pared, un atrayente balance entre las dos mujeres protagonistas (antagonistas, en verdad), una lucha cruenta entre la nobleza y la burguesía con hilarantes reflexiones sobre cómo unos y otros explotan sus recursos, un personaje como William Dobbin que parece prometer mucho... y poco más. La commedia è finita!

"Rebecca no era ni lo uno ni lo otro. Todo el mundo la trataba mal y la consideraba una joven misántropa, y casi podemos estar seguros de que la persona a quien todos tratan mal no merece otra cosa. El mundo es un espejo que devuelve a cada uno su imagen. Quien lo mira con ceño recibe de él mala cara, quien ríe ante él encuentra un compañero alegre y bueno;"

"A medida que desfilan nuestros personajes, pediré autorización, como hombre y como hermano, no sólo para presentarlos, sino, accidentalmente, para acercarme a las candilejas y hablar de ellos. Si son buenos, les demostraré mi simpatía y estrecharé su mano; si son tontos, me burlaré de ellos confidencialmente con el lector, y, si son malos y sin corazón, los injuriaré en los términos más recios que me permita la cortesía. de otro modo podríais creer que me burlo de la práctica de la lealtad que tan ridícula encuentra miss Sharp, que soy yo quien se ríe del tambaleante Sileno, cuando la risa sale de una persona que no respeta más que la riqueza y no busca sino el encaramarse. Estos tipos viven y prosperan en el mundo sin fe, sin esperanza, sin caridad. Duro con ellos, amigos míos, con toda nuestra alma. También hay algunos charlatanes e imbéciles que prosperan, y es para desenmascarar y combatir a éstos para lo que sin duda se inventó la Risa."

"¡Ah, Feria de las Vanidades, Feria de las Vanidades! de no ser por ti podría haber sido una mujer alegre: Peter Butt y Rose, feliz pareja en una granja cómoda, con calor de familia y una serie de placeres honestos, ocupaciones, esperanzas, luchas por la vida; pero en la Feria de las Vanidades un título y una carroza de cuatro caballos son regalos más preciosos que la felicidad; y si Enrique VIII o Barba Azul viviesen hoy y deseasen una décima mujer, no dudéis que obtendrían la muchacha más bella que hiciese su presentación en sociedad durante esa temporada."

Cómo me sorprendió y divirtió este libro en el que el narrador mantiene un continuo diálogo con el lector y en el que disecciona en una mordaz caricatura a la sociedad de su tiempo, donde el tanto tienes tanto vales es ley y donde la mujer solo tiene una salida airosa: el matrimonio.

Un libro que llega a provocar carcajadas y que se lee siempre con una sonrisa, aunque no sea siempre alegre. No hay piedad por nadie, ni por los hombres ni por las mujeres, cuya situación parece denunciar aunque sin quitarles a ellas ni un gramo de su responsabilidad y con un cierto grado de misoginia. Por su parte, los hombres, que pueden ser ambiciosos, ridículos, vengativos, patéticos, antipáticos, vanidosos, son, en el fondo, nobles.

Fantástica la mala leche, la forma en que el narrador dice las cosas sin decirlas e incluso diciendo las contrarias; como juega con el lector, en ocasiones levantando el velo solo un poquito, en otras desvelándolo completamente, algunas más dejándonos todo a la imaginación. Sus continuos comentarios al margen dirigidos al lector son tan interesantes como la propia historia. Una delicia de libro.

«¡Ah! Vanitas vanitatum! ¿Quién de nosotros es feliz en este mundo?»
En el recinto de la Feria se erige suntuoso uno de los mejores retratos de la sociedad inglesa de principios del siglo XIX, cuyo director de escena de mirada desencantada no es otro que William M. Thackeray, maestro en el arte de crear personajes femeninos. Así, pronto veremos pisar el escenario a dos mujeres inolvidables: la dulce y apocada Amelia Sedley y la inteligente y ambiciosa Becky Sharp cobran vida en un juego fascinante, lleno de trampas y de emoción con las Guerras Napoleónicas como trasfondo, en una obra magistral de la literatura de todos los tiempos: La feria de las vanidades.

Opinión personal. Clásico de la literatura inglesa. La novela es una sátira de la sociedad de la época, con una metáfora sombría, porque William ve a la mayoría de la gente como tonta y egoísta, según contó él mismo a la crítica. La diferencia entre clases y las batallas que deben batir cada uno de los personajes para salir adelante está muy bien descrito. El carácter de los personajes se oscure a través de las páginas. La vanidad, la codicia, la holgazanería, la hipocresía están muy latentes en la novela. Las descripciones de los personajes y sus vestuarios, nos trasladan a esos tiempos y la de los escenarios nos llevan por todos los países donde se trasladan sus protagonistas. Una excelente obra.

¿Cómo resistirse a estas ediciones tan cuidadas de Alba Clásica Maior? Tenía “La feria de las vanidades” en mis estanterías desde hace un tiempo y por fin me decidí a organizar una lectura conjunta hace unos meses.

En esta obra, la protagonista indiscutible es Becky Sharp, una joven que dista mucho de ser la típica heroína de la literatura del siglo XIX. Es mala, mentirosa, vanidosa, egoísta, envidiosa… tiene todos los defectos, ocultos bajo una apariencia de dulzura, belleza y fragilidad. La historia empieza cuando entabla amistad con Amelia Sedley en una academia para jóvenes damas. Amelia es todo lo contrario de Becky: amable y con un gran corazón, además de muy ingenua, siendo prácticamente la única que no se da cuenta de cómo es su amiga. Amelia está prometida con un joven apuesto, George Osborne, y Becky intenta atrapar a Joseph, el hermano de Amelia, sin éxito. Aquí empieza una serie de aventuras y de enredos, a lo largo de varios años, en los que seguiremos la vida de estos cuatro personajes, por separado, o cuando se cruzan sus caminos.

Visto así tiene todos los ingredientes para ser una buena novela de salseo victoriano. Es una obra muy crítica con la sociedad de la época y desde luego su protagonista no deja indiferente a nadie. A pesar de ello, no conseguí conectar del todo con esta historia. Siento que se alargó innecesariamente, añadiendo tramas sin sentido o personajes que no aportaban nada. Esto es bastante fácil de explicar: al principio, Thackeray publicó su novela por entregas y, como con muchos otros autores, se nota la voluntad de alargar el libro para tener más capítulos que entregar. de hecho, en “La feria de las vanidades” se ve claramente el momento en que debería haber acabado la novela, los capítulos añadidos sin motivo, y el final precipitado (aunque satisfactorio).

Aún así, no dejéis pasar este libro si os llama la atención. Tiene momentos muy divertidos y en general se disfruta bastante. La edición,además, es una joya.
Enlace: https://www.instagram.com/p/..