La estrella de medianoche

Adelina ha cumplido su gran sueño desde que era una niña: construir un mundo donde los malfettos como ella (niños marcados físicamente por una enfermedad en la sangre y que son repudiados, marginados y esclavizados) tengan ciertos privilegios y una vida más o menos digna. Para conseguirlo, por el camino ha arrasado reinos, manchado sus manos de sangre incontables veces y llevado su poder al límite, un poder consistente en crear pesadillas y alimentarse del miedo de los demás. La consecuencia de esto último es que a Adelina le cuesta cada vez más controlar su capacidad y sus propias pesadillas están volviéndose en su contra. Antes tenía a su hermana Violeta a su lado para controlarla, pues el poder de esta es anular el poder de otros Élites, pero desde que discutieron debido a sus desavenencias, Violetta abandonó a su hermana para buscar ayuda en los Dagas, el grupo de Jóvenes de la Élite encabezados por Rafaelle y antiguos amigos de Adelina. Sin embargo, Adelina no se arrepiente de sus actos ni todas las cosas horribles que ha tenido que hacer para llegar a gobernar: al contrario, se jacta de ello y somete al pueblo a base de miedo, anexionando nuevos territorios bajo su mando e imponiendo sus leyes. Se ha convertido en una reina para malfettos y Élites, pero en una tirana y dictadora con quienes no lo son, cambiando las tornas en poco tiempo.

No obstante, el placer de haber alcanzado sus objetivos pronto se verá opacado por un problema más acuciante. Rafaelle contacta con ella de urgencia para avisarle de que su hermana Violetta se está muriendo. Y no solo eso, sino que el mal que le aflige a la chica alcanzará tarde o temprano a todos los Élite, incluida la propia Adelina. Ahora la reina tendrá que tomar una decisión: colaborar con los Dagas, sus más acérrimos enemigos después de la Inquisición, para intentar salvar a su hermana y al resto de Élites o mantener la distancia y centrarse en su nuevo papel de soberana.

A pesar de que el segundo libro de esta trilogía no me entusiasmó demasiado, reconozco que el final y todos los descubrimientos que se destilan de este me dejaron lo suficientemente intrigada como para retomar con ganas la última parte de la historia. Pero, al igual que ya me ocurrió con La sociedad de la rosa, de nuevo esta novela ha sido una pequeña decepción. Una vez más, la primera parte es lenta, casi aburrida, donde se nos presenta a Adelina como reina, cómo funcionan sus leyes y qué es lo que ha cambiado a causa de su usurpación al trono. Esta introducción a la nueva situación fue lenta y carente de acción, apenas ocurría nada. Será, otra vez, a partir de la segunda mitad cuando se concentre todo lo trepidante y cuando la historia adquiera buen ritmo y consiga mantener al lector más o menos interesando en lo que se nos está contando.

Nos encontramos a una Adelina que se está ahogando en sus propias pesadillas, con voces gritando en su cabeza, quien parece que ha perdido casi por completo el control de su poder y que este se ha vuelto en su contra. Cuanto más lo usa para crear el terror y, así, legitimarse como soberana, más complicado le resulta rechazar sus visiones. Esto la convierte en un personaje irracional, que se deja llevar aún más por sus emociones y se vuelve una chica aun más cruel, retorcida, vengativa y rencorosa, si es que eso era posible. Adelina es un personaje que desde el principio sabes que es una antiheroína. Eso era precisamente lo que la hacía interesante, pues no era la típica protagonista al uso. Debido a la infancia cruel y miserable que tuvo por ser malfetto creció con un odio arraigado en su corazón al que dio salida gracias a sus poderes. Sin embargo, siento que, al menos para mi, Marie Lu no ha sabido desarrollarla bien. al final no tenemos a una antiheroína, sino al verdadero villano de la trilogía, un personaje odioso, con el que es imposible empatizar y que no puede caerte bien. Podría haber sido un personaje complejo y si bien no he tenido problema en que se dejara llevar por sus más bajos instintos y, de hecho, creo que está muy justificado en muchos momentos, pienso que ha ido demasiado lejos y el hecho de que gran parte del libro esté escrito bajo su prisma ha hecho que yo disfrutara menos de la lectura. Eso sí, reconozco que no me esperaba ese pequeño arco de redención que tenemos al final, pero me gustó que por fin mostrara un poco de piedad y misericordia, si bien ello no la exime de todo el mal que ha causado.

Magiano, que se nos introduce en el segundo libro, tiene aquí más protagonismo y conseguimos conocerlo mejor. Es el personaje que consigue arrancar un poco de luz a la oscuridad de Adelina. Es un personaje con el que no he congeniado, más que nada porque no entendía qué podía ver en Adelina para quererla tanto y porque, por otro lado, la apoya incondicionalmente en todas sus atrocidades. También es cierto que desde el principio sabes que no es una persona con ética. Su único propósito es enriquecerse y llevar una vida desahogada y privilegiada, por lo que al final puedes comprender por qué hace ciertas cosas. Lo mejor es su poder de Élite, su capacidad para imitar los dones de los demás, y es lo que le hace más interesante bajo mi punto de vista. Violetta, la hermana pequeña de Adelina, es justo lo contrario que ella. Es amable, bondadosa, buena y la única que es capaz de plantarle cara a su hermana, horrorizada ante los actos que esta está cometiendo. Cuando sea consciente de que no hay nada que hacer por Adelina y que no importa lo que Violetta haga o diga porque nada hará que ella cambie de opinión, huirá en busca de los Daga. En cuanto a este último grupo, tenemos como su nuevo líder a Rafaelle. Actuará de mediador entre Adelina y los Daga y su única preocupación será salvar a los suyos de la inminente tragedia que está por llegar. Es un personaje que desde el principio me encantó y estoy muy contenta con la evolución que ha tenido a lo largo de la trilogía, convirtiéndose sin duda en mi favorito. Por último mencionar a Enzo. En el segundo libro, Maeve, reina de Beldain y aliada de los Daga, consiguió resucitarle gracias a su conexión con la muerte. Sin embargo, el Enzo que regresa ya no es el mismo y todos deben lidiar con las consecuencias de ello. Su vuelta a la acción fue algo del todo inesperado pero que me gustó mucho porque tuve un flechazo con él en el primer libro. Además, que sea más oscuro fue un toque interesante para el personaje.

La mejor parte de esta última entrega fue que pudimos conocer mucho mejor la mitología que crea la autora (aunque tiene delito que sepamos acerca de sus dioses cuando la historia va a terminar) y sobre cómo funcionan los poderes que adquieren algunos malfettos. Es cierto que hubiera preferido que parte de esa información estuviera presente desde el principio porque no le encuentro sentido a que se incluya en una tercera parte, pero igualmente fue curioso de leer y eran unos detalles que llevaba queriendo leer desde el principio. Otro punto a su favor es la escritura de Marie Lu, que nos permite explorar de lleno los sentimientos de los personajes, los cuáles tienen mucha importancia a lo largo de toda la trilogía, y además consigue crear una atmósfera muy oscura y en algunos puntos siniestra, que casa perfectamente con la historia que nos está narrando. Además, el romance, que ya se perfila con anterioridad pero que aquí explota en todo su esplendor, se mantiene en un segundo plano, hecho que yo siempre agradezco en novelas de fantasía donde el romance no tienen nada que ver con la trama principal.

Respecto al ritmo, como ya he adelantado, al igual que la segunda novela, empieza de una manera muy lenta, casi aburrida, y toda la acción se concentra casi llegando al final, lo que hizo que no disfrutara de gran parte de la obra. En cuanto al final, no me lo esperaba para nada y me dejó muy impactada, hasta tal punto que meses después de haberme terminado el libro ni siquiera estoy segura de si fue un buen final, teniendo en cuenta que la manera en que se desarrolla fue del todo sorprendente y alejado por completo del argumento principal. Eso sí, confieso que los últimos capítulos consiguieron emocionarme (algo que no me esperaba en absoluto con esta trilogía) y dejarme un buen recuerdo del libro, a pesar de que Los jóvenes de la élite ha sido una montaña rusa de calidad desde el principio.


Los jóvenes de la élite es una trilogía que empezó muy potente, con elementos que me gustaron muchísimo como que estuviera ambientado en una Italia ficticia, que la protagonista fuera una antiheroína o la forma en que Marie Lu maneja la parte fantástica. Aun así, son unos libros que han ido decayendo, pues el segundo fue el más flojo de los tres y solo en el último la historia remonta un poco, aunque no mucho. Es una obra que merece la pena por su ambientación y por su oscuridad, pero siempre que la leáis sin demasiadas expectativas.
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La estrella de Medianoche empieza un tiempo después del final del anterior libro: La Sociedad de la Rosa. En este comienzo podemos ver el lado más oscuro y malvado de Adelina. Vemos como siendo reina, se queda sola en palacio con sus Rosas y no parará de conquistar territorios haciéndose con el poder de todos ellos, mientras que por el camino intentará buscar a su hermana, Violetta, que se fue de su lado al final del libro anterior.

Pero en medio de todo esto pasará algo, todos los Élites tendrán que enfrentarse a un nuevo problema, así que Adelina no tendrá otra opción que unirse a los Dagas para que así todos puedan salvarse.

Este último libro ha sido una pasada. Si los otros libros me gustaron, este último creo que me ha encantado y ha sido el mejor. La autora no ha parado de superarse en cada libro. Y es que este tercer libro ha sido toda una montaña rusa de emociones, ya que ha habido muchos momentazos, desde felices hasta tristes, pasando otra vez a felices y así sucesivamente.

Hablando de personajes, Adelina me ha gustado mucho. En este último libro podemos ver, como ya he dicho antes, su lado más oscuro, pero también podremos ver su lado más humano, y eso me ha encantado. Es una protagonista demasiado maravillosa.

Violetta me ha gustado también, aunque en esta última parte cuando más la vemos es al final.

Magiano me ha encantado. En este libro va a estar al lado de Adelina en todo momento, es la persona que va a traer luz a Adelina, ya que cuando esta con él ella va a encontrar un poco de felicidad.

También tenemos a Enzo, a Raffaelle y a todos los miembros de la Sociedad de las Dagas, o a la reina Maeve que también me han gustado todos.

Y por último y no menos importante, tengo que nombrar a Teren, y es que este personaje siempre ha sido malvado, desde el primer libro, y siempre lo he odiado. Pero mi opinión sobre él ha cambiado en este último libro. al final me ha acabado gustando mucho y hasta le he cogido algo de cariño.

Creo que lo que ha escrito Marie Lu en esta trilogía ha sido una maravilla. Ha sido una historia de personajes, es imposible no cogerles cariño a todos ellos, a tal punto que te hace meterte en su piel y sufrir con ellos cuando les pasa algo malo o ser felices cuando a ellos les ocurre algo feliz. También tengo que nombrar la mitología que ha creado la autora, donde en este último libro la podemos ver en su máximo esplendor, y que me ha gustado muchísimo.

En cuanto al final, puedo decir que me ha destrozado el corazón en mil pedazos y me ha hecho llorar. Sin embargo, creo que no podría haber terminado de otra manera. Pienso que es el final perfecto que la autora podría haberle dado, y me ha encantado.

Esta trilogía se convierte desde ya en mi favorita de la autora, y espero que esta mujer no pare de escribir nunca porque de verdad que los mundos y personajes que crea me encantan.

En definitiva, este libro es un final de trilogía que te mantiene pegado a sus páginas hasta que lo terminas, repleto de momentos tanto felices como tristes, con personajes a los que es imposible no cogerles cariño. ¡Lo recomiendo mucho!

Adelina ha conseguido lo que más ansiaba: controlar medio mundo para que los malfettos tengan privilegios por encima de todas esas personas que les despreciaron en el pasado. Poco a poco va conquistando mas territorios e imponiendo sus leyes sobre ellos. Las voces de su interior la siguen atormentando mientras trata de encontrar a su hermana, Violetta. No obstante, cuando un peligro se acerca no le queda más remedio que aliarse con los Dagas para tratar de salvar lo que tanto le ha costado lograr.


Los protagonistas continúan estando muy bien construidos pues cada uno de ellos cuenta con sus propias preocupaciones y ambiciones. Todos ellos tienen profundidad y parecen muy reales. Adelinaes sin duda de las protagonistas más complejas que he leído en mi vida. Es una villana cuya mente se ha ido ensombreciendo a lo largo de toda la historia hasta estar repleta de oscuridad, lo cual me parece fascinante. Ha evolucionado mucho desde Los jóvenes de la élite y en esta tercera parte está totalmente inclinada en el lado malvado de la balanza. Sin embargo, una parte de ella continua siendo humana e incluso pude divisar un poco de luz en ciertos momentos de la novela que le dan mucha más credibilidad. Es vulnerable y también tiene miedo. Es sin duda de la mejores cosas que tiene esta trilogía y creo que hacen falta más personajes como ella en la literatura juvenil para explorar también los peores instintos que tiene el ser humano.

Por otro lado, Magiano es esa luz tierna que logra sacar la mejor faceta de Adelina, que siempre está ahí para ella. Me parece una persona maravillosa y aunque es bastante misterioso en esta tercera entrega tuve la oportunidad de llegar a conocerlo un poco más, cosa que me gusto muchísimo. Violetta es un personaje que nunca terminó de convencerme y en La estrella de medianoche tampoco es de los que más destacan, pero si que tiene mucha importancia dentro de la historia por la relación que tiene con su hermana.

Los secundarios son muy diferentes entre si y cada uno tiene su propia personalidad. Algunos de ellos como Raffaelle o Enzo también están muy bien hechos mientras que otros son siluetas algo más borrosas.

Imagen relacionadaLa estrella de medianoche contiene capítulos narrados en primera persona desde la perspectiva de Adelina lo cual permite al lector meterse completamente en su mente. Me encanta leer todos esos conflictos y debates internos que experimenta, ver como se debate entre lo que está bien lo que está mal y notar cómo se va deteriorando con el paso del tiempo. Marie Lu logró meterme por completo dentro de ella para que pudiera ver el mundo a través de sus ojos, siempre desconfiantes. Hay otros capítulos contados en tercera persona desde la perspectiva de alguno de los otros personajes lo cual permite conocer otras caras de la misma historia. Este punto de vista cambiante es un detalle que me gusta bastante porque además ayuda a mantener la intriga.

El ritmo es trepidante desde el principio, yo estuve tan enganchada que no pude parar de leer en ningún momento. Había leído opiniones que decían que esta tercera parte era bastante más lenta que las anteriores pero a mi me tuvo igual de atrapada. Hay muchísima acción y todo el rato están ocurriendo cosas, junto a unos giros argumentales brutales.

La trama coge un camino un poco diferente al que siguieron Los jóvenes de la élite y La sociedad de la rosa pero es algo que me gustó mucho porque la autora explora algunos lugares del maravilloso mundo que ha creado que, hasta el momento, eran desconocidos. Además, toda la mitología cobra mucha más importancia, cosa que me agradecí porque tenía mucha curiosidad por conocer a los dioses y toda la cultura relacionada con ellos. Toda la ambientación es sumamente original y ha sido una gozada explorarla.

Resultado de imagen de the young elites La prosa de Marie Lu ha vuelto a fascinarme. Es una narración bastante descriptiva porque se suele parar bastante en mostrar los sentimientos de los personajes con detalle pero este es un aspecto que a mi me encanta porque me permite llegar a conectar todavía más con ellos. Consigue crear una atmósfera oscura reflejando a la perfección el mundo en el que viven cargado de opresión y muchas veces de dolor. En mi opinión, tiene una pluma preciosa y nunca me cansaré de leerla.

El romance que contiene está renegado a un segundo plano lo cual permite que la acción y que las aventuras por las que pasen tengan más importancia. No obstante, esta relación amorosa a mi personalmente me encanta pues la química que hay entre ambos es innegable y los momentos que hay entre ellos me parecieron preciosos.

Los últimos capítulos me destrozaron el alma en mil pedazos porque no me esperaba para nada todo lo que ocurrió. El epílogo me hizo llorar como una magdalena y me pareció que era la mejor forma de cerrar toda la historia a pesar de que me partiera el corazón.
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Este libro ha sido un viaje. Todos los caminos que ha tomado son inesperados.

Las pinceladas que la autora fue trazando en los dos anteriores libros cobran vida en éste, y te das cuenta que está todo relacionado. Increíble.

Seguimos conociendo la historia de Adelina, ya reina de Kenettra, y como poco a poco la oscuridad la va consumiendo. Mientras libra sus propias batallas, e intenta reinar, aparece un nuevo peligro.

Para ayudar a Violetta, su hermana, tiene que aliarse con The Daggers, viejos enemigos.
Embarcan en un viaje lleno de incertidumbre y dificultades, hasta llegar a un mundo inmortal.

Me ha gustado mucho ver la evaluación de Adelina, ya que pasado de ser víctima a heroína, de heroína a villana y de villana a mártir. Todo eso significa que se ha explorado muy bien la dualidad humana y que la autora no ha caído en las clichés que tanto detesto.

Se han cortado bruscamente líneas de la historia, pero no me ha importado porque los personajes no me gustaban.

Por último, decir que ese final me ha tenido llorando como una magdalena, te destroza mucho. Aunque es agridulce, no podría haber otro mejor.

Todos las decisiones tienen consecuencias. Es bien sabido. Lo hemos visto durante toda la trilogía, pero nunca imaginamos la causa de la fiebre de sangre. Un acto no natural que tiene unas secuelas catastróficas, que le da un propósito al libro, y un sentimiento de final a la trilogía.
Vemos la parte de Adelina más oscura de todas, pero también vemos la que más ama, la que más siente, la que más sufre.
Adelina se suaviza al rededor de su hermana y sorprendentemente también alrededor de los Dagas. ¿Quien lo diría? Los resquicios de esa amistad a veces salen a la superficie. Sin ellos, sus susurros van a peor, a pesar de ese mágico ser llamado Magiano que resulta ser un bálsamo pacificador.
Al final de este libro volvemos a ver a esa Adelina del primer libro. La escritura nueva y decidida de los inicios de la autora, los echaba de menos.

Ha sido una trilogía muy dura. Con una protagonista difícil y unos paisajes muy vividos, l he sufrido, y la he amado. El final es desgarrador, tan descarados como el de Legend, ... Oh, me olvidaba de las maravillosas (y desgarradoras) historias que crea Marie Lu. Un final para llorar como una magdalena.
Finalmente sí que es una historia de amor. El amor de Adelina por lo correcto, el amor de Violetta a su hermana, el amor de Mariano a Adelina, el amor de Teren a los dioses y mi amor por las historias.

Si pudiera (y lo hubiera sabido) me habría saltado ese odio segundo libro que tanto sufrí. Pero he de admirar y regocijare en la gran trilogía que ha sido.
Y Marie Lu... los que demuestra este libro es lo gran escritora que eres.

La respuesta del siglo ¿Legend o Los jóvenes de la élite? Legend, sin duda, mis recuerdos del libro son tan buenos... en fin.
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