La caza del carnero salvaje

Un agente publicitario se ve obligado a buscar el lugar exacto plasmado en una fotografía con la cual ha hecho un anuncio para una compañía de seguros, en la que se ve a un rebaño de carneros pastando en un prado. Una búsqueda que tendrá que comenzar bajo amenaza si no quiere ver destruida su carrera; una aventura que estará plagada de inconvenientes, casualidades y encuentros con personajes muy peculiares.

Una novela en la que me ha gustado, entretenido y he encontrado más sentido a las historias secundarias que a la principal. Muchas escenas cual pompas de jabón en determinado momento explotan y desaparecen sin dejar rastro, sin mucho que decir y que todo quede según la imaginación del lector.
Qué se esconde tras el carnero, qué simboliza o qué representa, es algo que se me ha escapado.
Una busqueda muy surrealista, con unos personajes muy singulares siendo el protagonista el punto de unión en cada una de las situaciones

No ha sido una lectura que me haya dejado del todo satisfecha, pero su lectura es fluida, la cultura japonesa está muy presente, hay pasajes y diálogos curiosamente divertidos y algunos donde el autor deja plasmada con creces su desbordante imaginación

La vida de un joven publicista da un giro de 180º después de que la fotografía utilizada en su última campaña publicitaria despierte el interés de un grupo de ultraderecha. Se trata de la imagen de un rebaño de ovejas y carneros en un prado: al parecer uno de los carneros posee un poder peculiar, y nuestro protagonista se verá embarcado en un extraño viaje al norte de Japón para encontrar a ese carnero. Si a este hilo argumental le añadimos una chica con unas orejas perfectas, un viejo amigo huido, un profesor obsesionado con los ovinos y un hombre disfrazado de carnero, esta novela se convierte en una historia muy singular a la que solo Murakami podía darle forma.

Sin duda, estamos ante una novela que hay que leer con los 5 sentidos sobre el papel. La trama es bastante amena gracias a la forma de escribir de Murakami, que es muy sencilla de seguir y te atrapa según avanzas. Los personajes son una maravilla, construidos a la perfección, dejando al protagonista como hilo conductor de la obra y desarrollando más a los personajes secundarios, otorgándoles características peculiares y una personalidad singular, que acompañará a la del protagonista en su viaje.

Este ha sido el segundo libro de Murakami que leo y puedo decir que ha conseguido cautivarme al cien por cien. La historia es entretenida y divertida, así como absurda y sin sentido, cosa que el protagonista se dice a sí mismo en más de una ocasión. Pero es que lo importante de esta historia recae en el viaje que hace nuestro protagonista, la gente que encuentra a su paso y las situaciones que afronta, dejándonos con profundas reflexiones sobre diversos temas que cada lector puede interpretar de forma diferente, y eso es lo que hace a Murakami un escritor sublime.

Cada encuentro con Murakami es un viaje único y especial. Lo peculiar de sus historias no son, quizás, para todos los gustos, pero si le pillas el punto, pocos te harán disfrutar tanto como él.

Nos encontrarmos con el protagonista de Escucha la canción del viento y Pinball 1973 varios años después. En la actualidad, está a punto de divorciarse y es socio de una empresa de publicidad junto con un amigo. La publicación de una extraña fotografía en la que aparecen un rebaño de ovejas, provocará una serie de disparatadas y extrañas situaciones.

Cuando me sumergo en una historia de Murakami, sé de antemano que me voy a encontrar con una de sus dos vertientes. Puede ser la más sencilla, con historias cotidianas del día a día y las relaciones humanas que se dan entre un grupo de personas. O bien, todo lo anterior mezclado con mundos parelelos, surrealismo y mucho suspense. La caza del carnero salvaje se enmarca en esta última tendencia. Un personaje solitario, que no encuentra su lugar en el mundo, de pronto sentirá un renovado interés en la vida a raíz de una extraña intriga que tiene que ver con un carnero.

Cuanto más leo a Murakami, más reafirmo la razón de que sea mi autor favorito. Sus libros son viajes que no siempre responden cuestiones, sino que las plantean. Y siempre me absorven completamtente. Es hipnótico este señor.

El final de la novela, como casi siempre me suele pasar con él, me deja esa extraña sensación de vacío que sienten sus personajes durante toda la historia. Si te gustan la historias de personajes solitarios que buscan su lugar en el mundo, sin sentir que encajen del todo, Murakami es tu autor.

Esto no es una reseña al uso. Quiero contar algo.

La primera vez que leí a Murakami fue a raíz de la adaptación cinematográfica de “Norwegian Woods”, que vi y me gustó. Leí la novela un poco más adelante, y fue mi primer contacto con la literatura asiática. Me encantó ese ambiente de desazón envolvente, de nostalgia y soledad. La siguiente novela fue “Al Sur de la frontera, al oeste del sol”, y seguí enganchada a los recuerdos del ayer, a los vínculos del pasado, que vuelven y revuelven. Continué con “Escucha la canción del viento y Pintball 1973”, y se me hizo eterna, a punto de abandonar. Pasaron varios años, y averigué por casualidad que “La caza del carnero salvaje” era la continuación de ese último libro que lei. Decidí darle otra oportunidad a este autor, que me abrió las puertas a la literatura japonesa, la cual disfruto mucho, con la esperanza de hacer las paces con su obra.

Honestamente, no sé si me ha gustado o no. Esta novela es simplemente loca, surrealista. Una suerte de sucesos sin sentido pero mágicamente conectados, que te sumerge en una especie de sueño, de visiones, donde percibes más de lo que está escrito.

Nos encontramos con nuestro protagonista, no sabemos su nombre, que tiene que encontrar un carnero, cuyo paradero es desconocido. Siguiéndole la pista, viaja a Sapporo, acompañado de una chica de orejas bonitas, y se aloja en una cabaña en medio de la nada, donde recibirá visitas inexplicables.

Este tipo de personajes pasotas, egoístas y derrotistas, que fuman una cigarrillo cada dos páginas, y beben cerveza y coñac en otras dos, que se arriman a mujeres rarunas, que poco aportan, y que fluyen viendo los trenes pasar, me tira bastante para atrás. Pero, ¿Cómo no rendirse a esta narrativa de ensoñación? de eso que pasan los días de haber leído la novela y aún permanece en tu mente esa imagen, el olor a tierra mojada, el sentimiento de soledad por días, las miradas al espejo. Esa incertidumbre servida sobre la mesa..

Pues en esto resulta mi amor/odio por Murakami y su obra, que seguiré leyendo, probablemente una y otra vez, sin remedio alguno.
Enlace: https://linktr.ee/Srta.Bethsua

Con este autor nunca sé qué palabras utilizar para hacerme entender, puesto que no me entiendo ni yo. No todos son buenos momentos para leer a Murakami, no todos los libros de Murakami son para todos los momentos, eso es lo único que tengo verdaderamente claro. La trama es totalmente irreal y completamente absurda. Nos encontramos con que tampoco conocemos el nombre del protagonista, adquiriendo este el papel narrador. La intensidad de la narración hizo que en un par de momentos, tuviera que cerrar el libro y hacer una buena pausa para reflexionar. Como una vez leí en algún sitio, leer lo que escribe este autor es VIVIR y a veces, vivir es intenso. Cuando estaba llegando casi al final, un sentimiento de vacío y angustia se ha apoderado de mí. ¿Qué voy a hacer con mi vida cuando lo termine? Pues ya tengo la respuesta: no tengo ni idea y por el momento, eso no está mal. Me llevará días interiorizar toda la información. Necesitaré muchas horas de reflexión y al finalizar, sentiré plenitud, lo sé.