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'La cabaña del tío Tom' apareció por primera vez en el serial abolicionista The National Era entre junio de 1851 y abril de 1852, y fue publicada como novela ese mismo año. Pero pese a ser uno de los libros más vendidos de la historia (el segundo más vendido, por detrás de la Biblia, en el siglo XIX) lo cierto es que no me llamó la atención hasta después de escuchar la reseña de @cumbresclasicas. Entonces supe que necesitaba leer este libro. Una novela fuertemente criticada no solo por la dureza de la realidad que exponía, sino por el hecho de que fuese una mujer la que hablaba de esas cuestiones. Y es que una mujer no debía escribir sobre eso, debía tener el suficiente pudor como para no compartir esos hechos aunque los conociese. Harriet Beecher Stowe nos cuenta la historia de Tom, de Eliza, de George y de otras muchas personas que fueron esclavas de familias del sur. Pero las vivencias brutales y crudas, el sufrimiento y la crueldad no son ficticias, como Beecher Stowe nos cuenta al final del libro, sino que son testimonios reales que la autora llegó a conocer. Hay detalles horribles que desconocía como los almacenes de esclavos donde estos eran cuidados y mostrados como ganado, o las casas de castigo donde se pegaba a las esclavas con un plus de humillación, despojándolas de sus ropas. Aunque la autora muestra lo inhumano de la esclavitud, la incertidumbre que para los esclavos suponía depender del carácter de su amo o la hipocresía existente en el hecho de que había multitud de ventas de esclavos en los estados del norte, hoy en día es un libro que suena anticuado por la cantidad de lecciones religiosas y morales que repite a lo largo de su historia, pero también por los estereotipos relacionados con la raza. En ocasiones los personajes parecen caricaturas y, a pesar de tener en cuenta el contexto y la época, resulta duro leer cómo los categoriza e infantiliza. Ese puntito religioso y moralizante hizo la lectura pesada en ocasiones, pero en cualquier caso es una lectura necesaria para entender la historia y sus consecuencias, para ser conscientes de nuestros privilegios como personas blancas y para avergonzarnos de lo que hemos sido y somos a veces. |
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