La cabaña del Tío Tom

No puedo ser malo. Es lo que más debemos temer: rendirnos a la maldad.

...en los últimos momentos de la vida la verdad irrumpe en las mentes...

El imperativo del diario vivir obliga a la mente a olvidarse o, cuando menos, relegar los graves problemas, y ello acaso constituya un medio de hacer más soportable la vida.

Las aguas tranquilas son frecuentemente las más profundas.

Lo que nos suceda en este mundo carece de importancia; sólo nos debe de preocupar el paso a la otra vida.

- Tio Tom, querido amigo mio! que han hecho contigo? Dime! Abre los ojos! Soy yo!

¡Nunca pensamos en la muerte... cuando un día puede sorprendernos de improviso...! Hoy estamos vivos, llenos de esperanzas, de deseos, de ilusiones, y al otro podemos vernos fríos, inmóviles... idos para siempre del mundo.

Puedes estar seguro, Alfredo, que si hay una cosa en nuestra época que se revela como un decreto de Dios, es que las masas han de levantarse y ocupar el puesto superior las clases inferiores.

En una novela es muy cómodo el recurso de hacer morir a los personajes cuando tienen herido el corazón y produce dramático efecto; pero en la vida real eso no sucede, aunque perezca a su alrededor cuanto le hacía querer la vida