La torre Tesla

La Torre Tesla es uno de esos libros que descubres casi por casualidad y te dejan con tan buen sabor de boca que te alegras enormemente al saber que las peripecias de su protagonista tendrán continuidad en lo que parece que será una saga de thriller policíaco. Los autores (y hermanos) Rubén Azorín y Juan Vicente Azorín han conseguido desarrollar de la mano un universo realmente original y absorbente que conocemos a través de los casos de su protagonista, el carismático y enigmático detective Halcón. Además, el primer caso desarrollado en esta novela, no me ha dado la sensación de tratarse de una mera introducción con tediosas presentaciones y poco argumento; más bien al contrario, el ritmo ha sido muy rápido desde el principio pero sin llegar a desorientar al lector (al menos más allá de lo que claramente pudieran pretender los autores).

El argumento se desarrolla en lo que parece un futuro no demasiado lejano con tecnología avanzada que, sin llegar a parecernos en absoluto descabellada, tiñe la historia con matices casi distópicos. Halcón es un detective que nos presenta uno de sus casos más enigmáticos en forma de diario. La muerte de un compañero, la aparición de una hermosa y misteriosa mujer, unos poemas serbios...todos parecen elementos inconexos que, sin embargo, pueden tener en común la construcción de lo que parece ser un arma eléctrica extremadamente poderosa. ¿Será capaz el protagonista de encajar todos estos enigmas para dar coherencia al reto que se le ha puesto por delante y resolver el arriesgado caso que tiene entre manos?

En primer lugar, me ha encantado precisamente esa ambientación futurista pero sin grandes exageraciones, únicamente en lo que al aspecto tecnológico se refiere; de tal manera que podemos aún sentirnos identificados con el contexto y a la vez los autores pueden abrir nuevos horizontes en la trama al hilo de estos avances. Por otra parte, el propio desarrollo de la novela me ha resultado tremendamente original. Reconozco que en ocasiones me ha dado la sensación de que los elementos eran tan inconexos que el final me acabaría decepcionando ante la posibilidad de no llegar a ninguna conclusión lógica con todo ello. Sin embargo, al llegar al desenlace me he sentido como si hubiera seguido las miguitas de pan totalmente desorientada para llegar a un destino en el que todo cobra sentido de una manera sorprendente.

Finalmente no es menos destacable la personalidad del propio protagonista que es quien dará continuidad a la serie de libros autoconclusivos. El detective Halcón, si bien recoge algunos de mis clichés favoritos de la literatura negra clásica (incipiente alcoholismo, dificultad para relacionarse, temeridad...), lo hace de una manera nueva y original de modo que no me recuerda a ningún otro personaje que me haya encontrado anteriormente. Especialmente reseñable es su irreverente sentido del humor recogido en este diario que me ha sacado más de una sonrisa especialmente en los momentos en los que él mismo reconoce sus propios defectos con una suerte de fatalidad bastante divertida. Quizás el saber de su continuación le ha restado ese halo de misterio que recubría el final del libro; sin embargo, es mayor la emoción de poder contar con más casos del singular detective.