La Navidad para un niño en Gales

Dylan Thomas (1914- 1953) fue un poeta británico de principios del siglo XX que falleció de forma repentina a los 39 años.

Su vida estuvo marcada por los excesos, los cuales precipitaron su muerte; de hecho, sus últimas palabras fueron: «Me he tomado dieciocho vasos de whisky, creo que es un récord».

Y puesto que estamos en fechas navideñas, aprovecho para recomendar un libro que contiene uno de los relatos más entrañables del autor y que fue publicado de forma póstuma. Se trata de “La Navidad para un niño en Gales”, un carismático relato navideño que evoca, en la voz y la imaginación propias de un niño, recuerdos de interminables reuniones familiares, regalos y grandes comidas en un remoto pueblo pesquero cubierto de nieve.

Me ha parecido un relato maravilloso (demasiado corto, eso sí), una delicia de lectura ya no sólo por lo poético de la prosa del autor, sino también por las preciosas ilustraciones de Pep Montserrat que acompañan a la narración y que son tan evocadoras que me han transportado a la niñez.

Además de las maravillosas ilustraciones, esta edición de la editorial Nórdica es especialmente atractiva porque es bilingüe y permite apreciar la singular prosa de Dylan Thomas en su versión original en inglés.

Una delicia perfecta para disfrutar en estas fiestas.

(4/5)
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Nørdica acaba de sacar una nueva edición de uno de los textos más famosos de Dylan Thomas: «La Navidad para un niño en Gales», que está considerado como uno de sus mejores relatos.

En realidad son dos relatos cortos, y uno de ellos muy breve. Y ambos rezuman nostalgia. Y ambos son Navidad. La Navidad de la infancia, la que se queda instalada en los recuerdos de por vida, la de dulces, la de comer en familia, la de estar de vacaciones y poder jugar, e inventar. La Navidad que se queda viva dentro de uno. Esa NAVIDAD.

Me ha gustado bastante. Y me deja con ganas de buscar (y leer) más cosillas de este hombre.

Respecto a la edición, una maravilla. Lo habitual, vamos, en esta fantástica colección de la editorial. Tapa dura, de pequeño y manejable formato, con bellas ilustraciones, que recuerdan a antaño, de Pep Montserrat (aunque me han resultado oscuras y sombrías, «porqué, zeñó, porqué»). Por cierto, ¡edición bilingüe! (español - inglés).
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¿Qué encontraréis en este libro? Un tierno librito navideño para tomar con una taza de nostalgia.
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Lectura para 3 de los #24retosdelectura:
4.- Libro que tenga una fiesta o celebración
14.- Donde nadie muere
22.- Un libro viajero (Sevilla - Algodonales - Sevilla)
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Pero qué maravilla más maravillosa de cuento.
Una historia que se hace cortísima de tan deliciosa y acogedora como es.
El protagonista nos va contando cómo recuerda la navidad en su niñez y nos lleva hasta ese mundo tan mágico como es la infancia y donde, con la imaginación desbordante de un niño, un gato callejero se convierte en un puma y la casa de tu vecina pasa a ser un iglú en medio de la nieve.
Tradiciones, nieve, juegos, canciones, regalos y un encantador sentido del humor (lo que me he reído con la tía y con el perro) es lo que vais a encontrar en estos preciosos recuerdos. Y con el aliciente todo esto, de una narrativa espectacular.
La edición que he leído es la de Nórdica y tiene unas láminas preciosas, aunque yo las he visto en la tablet al ser un archivo digital de Amazon Unlimited. En papel debe ser más precioso aún.

Las fiestas navideñas no son igual cuando eres pequeño a cuando eres mayor. Según van pasando los años faltan personas importantes y ya no son lo mismo.
Tampoco es lo mismo la sencillez y simplicidad con que se celebraban antes. Parece que ahora todo son prisas por comprar la comida y que sea especial , por decorar la casa y que sea la más bonita, por comprar los regalos y que sean los mejores. Prisas y agobios. Así que hay veces que genera más tensión que felicidad.

Por eso leer esta delicia me ha llevado a recuerdos de infancia en un mundo donde todo era más simple que ahora. Porque Dylan Thomas ha conseguido que recuerde con nostalgia la sencillez de la Navidad y que recuerde cómo se disfrutaban las cosas especiales de la Navidad.
Nos cuenta el frio, las reuniones familiares o las guerras de bolas de nieve.
Nos cuenta la base de la Navidad que parece que a veces olvidamos, las familias que se reúnen, que se intercambian regalos, que comen y beben, que cantan y que son felices unidas al calor de la chimenea, mientras que los niños aburridos, contemplan todo eso con su mirada todavía inocente, esperando poder salir a la calle para jugar en la nieve con sus amigos, gastar ingenuas bromas infantiles o cantar villancicos
Nos cuenta que la vida era distinta.
En las Navidades había «jerez y nueces y botellas de cerveza y galletas crujientes», o «pavo y pudín flambeado». Los tíos y tías reunidos alrededor de la mesa festiva cantando y bebiendo porque "un día es un día". También nos habla de los regalos, unos útiles y otros inútiles según los clasificaba él y algunos absurdos del todo.


No hay acción, no hay una trama, solo hay recuerdos de lo que fue su niñez, contados de manera bella, tierna y muy sencilla que transmite la felicidad y una vida sin problemas de los años de la infancia. Porque todo visto desde los ojos de un niño es distinto.


Para leer sin prisa, con pausa para recordar las navidades de cuando eramos niños y hacerlo con una sonrisa a sus labios.

Para que los más jóvenes descubran como eran las Navidades antes y para los que tenemos una edad recordemos con la nostalgia una época en la que todo era más fácil.

Una auténtica delicia que os recomiendo muchísimo. Un imprescindible para estas fechas.

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Y vamos con la tercera minirreseña, que como ya os comenté al principio, tampoco tiene nada que ver con las otras dos. La recopilación está quedando de lo más variada, que no se diga :)

La Navidad para un niño en Gales fue en su origen una grabación que su autor, Dylan Thomas, hizo para la radio de la BBC en 1952. Él falleció un año después, en 1953, y fue en 1954 (de manera póstuma, por tanto) cuando se publicó por primera vez en papel. Como siempre pasa en estos casos, es uno de sus trabajos más conocidos, y no deja de resultar curioso porque lo de Thomas no era precisamente la prosa, sino la poesía.

En este caso no estamos ante una trama o un argumento concreto, sino que son una serie de recuerdos de un niño en un pequeño pueblo pesquero de Gales allá a principios del siglo XX. Os hablaba antes de que Dylan Thomas es principalmente conocido por su labor poética, y aunque estos recuerdos están escritos en prosa ese lirismo late en sus líneas: los mares entonan villancicos, los pájaros del color de las enaguas de franela roja sobrevuelan colinas con forma de arpa, la nieve se deposita como una muda y entumecida tormenta de blancos pedazos de postales navideñas...

Es una lectura navideña para lectores con almas pausadas y sin prisas que de vez en cuando también recuerden con nostalgia cómo eran sus navidades cuando eran pequeños, y al hacerlo asome una sonrisa a sus labios. Porque eso es, una lectura llena de nostalgia escrita por un adulto que todavía recuerda cómo enterraba las manos en la nieve a ver si encontraba algo o perseguía a los gatos para tirarles bolas de nieve (pobres)... o cómo intentó apagar fuegos con esas mismas bolas heladas una Nochebuena. Regalos útiles e inútiles, la tía que se echaba más licor al gaznate que al puchero, olores que recuerdan reuniones familiares ancladas en la memoria, historias contadas junto al fuego y la nieve que lo cubría todo y a todos.

La edición bilingüe de Nórdica con las ilustraciones de Pep Montserrat es preciosa, y se lee en media hora como mucho (una hora si leéis reposados y saboreando la prosa poética de Thomas), así que aquellos a quienes les apetezca leer algo rapidito y fácil (pero escrito muy, muy bonito, repito), con muchísimo ambiente navideño y los recuerdos aquí y allá de un niño y una época donde las cosas eran muy distintas (más auténticas), o que quiera leer algo que le transporte a las propias navidades de su infancia, creo que lo disfrutará seguro.

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