La Entreplanta

La entreplanta es el libro más extraño que he leído nunca. Seguramente también el más difícil de leer.

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La acción como tal que ocurre en el libro es bastante simple. A un tipo, Howie, se le rompen los cordones de sus zapatos con dos días de diferencia sin ningún motivo aparente. Trabaja en la entreplanta de un edificio de oficinas y a la hora de comer del día que se le rompe el segundo cordón, utiliza su tiempo libre para ir a comprar unos nuevos. La acción del libro transcurre solo en el tramo de subida de las escaleras mecánicas una vez que tiene en su poder los cordones nuevos y vuelve a su puesto de trabajo. Esa es la acción real, un desarrollo prácticamente nulo.

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Lo diferente de este libro son las descripciones que Baker hace de cualquier nimia rutina, situación cotidiana u objeto de uso diario. Descripciones tan detalladas y exhaustivas que a veces crees que te va a explotar el cerebro. Cualquier objeto es digno de dedicarle párrafos y párrafos no solo a su descripción sino a su funcionamiento o incluso su mejora. Ejemplo claro la descripción que hace del funcionamiento de una pajita y de su desarrollo a lo largo de la historia en las primeras páginas del libro donde ya empiezas a darte cuenta de que el libro al que te enfrentas no es un libro al uso. O mas al final, el desarrollo y el uso de los dispensadores de papel.

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También hay que mencionar el uso y abuso de las notas al pie. Prolíficas y extensas hasta decir basta. La mayoría de ellas son tan dilatadas que te cuesta volver al punto de partida. Tengo que decir que estuve tentada en más de una ocasión de saltarme alguna y si no lo hice fue porque realmente aunque cansadas, las notas al pie en el libro conforman una parte igual de importante que el propio texto y que en muchas ocasiones son descubridoras de gran información y contienen un humor irónico nada despreciable.

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No sé si recomendar o no su lectura. Es un sí y un no.
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Es un libro que deja huella en ti, y tras su lectura te sorprendes recordando a Howie y sus excentricidades cuando te dispones a realizar alguna acción de las que se describen en el libro. Solo por lo diferente que es, debe ser leído. Pero también es un no, porque leer este libro cuesta y mucho. Para mí ha habido momentos en los que realmente ha sido un suplicio continuar y de no ser porque lo he leído de forma conjunta a la vez y en voz alta con mi madre, no sé si hubiera podido con él.
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En vuestras manos dejo la decisión de si lanzarse a la piscina o no.

¿Se puede odiar y amar un libro al mismo tiempo? Se puede.

Nunca me han gustado las notas a pie de página. Creo que en los primeros dos tercios de mi vida (tengo 36 años) las ignoré. En libros de texto, en libros que tenía que leer... Yo hacía que no estaban y seguía con la lectura. Ahora las leo porque pienso que alguien se tomó el trabajo de ponerlas ahí y se merece que sean leídas. Lo que no me imaginaba es que el karma me fuese a hacer recuperar el tiempo perdido en lo que se refiere a notas a pie de página, de una sola vez, en un solo libro¹. Así, en medio del párrafo de una reflexión a la que no sabes bien cómo has llegado, aparece un numerito que te trastoca la lectura y te hace ir a una reflexión aún mayor sobre otro tema, que puede durar hasta 4 páginas, haciendo que te olvides de dónde estabas. Hay muchas posibilidades de que estés en las escaleras mecánicas, porque el personaje pasa gran parte del libro allí.
Y es que el protagonista, Howie, no hace gran cosa durante el libro (se va a comprar unos cordones en el descanso para comer de su trabajo, ¡ya ves tú!). Eres tú quien se mueve de un sitio para otro por su mente. A Howie lo vamos conociendo de dentro hacia fuera, mientras él va analizando minuciosamente cada pequeño detalle de objetos y costumbres cotidianos, para que yo, a 30 y pico años y 10.000 km de distancia, piense riéndome "¡pues es verdad!" o "yo también he vivido eso". A base de describir moquetas, grapadoras, la evolución de los envases de leche... Howie describe al detalle una época y una sociedad.

Hay que ser muy bueno para escribir este libro, que la gente lo lea y no lo abandone a la mitad. Nicholson Baker, con todo mi cabreo, me quito el sombrero.

¹ También hay que decir que nunca había leído unas notas de página tan interesantes. Irritan, pero no las puedes dejar y cuanto más largas más buenas son.

¿Podría decirse que esta es una novela con argumento? Tengo mis dudas.

Todo transcurre en el plazo aproximado de una hora, la hora del almuerzo de Howie, que trabaja en una oficina situada en la entreplanta de un edificio. El protagonista aprovecha ese tiempo no solo para comer, sino también para comprar un par de cordones, puesto que en pocas horas se le han roto los de los dos zapatos.

Esa rotura de los cordones es la desencadenante de este libro, que podría considerarse un tratado sobre lo que nos rodea en nuestra vida cotidiana y sus cambios. Howie pone una lupa muy potente sobre multitud de elementos que forman parte de nuestro día a día, los analiza detalladamente, habla sobre cómo los humanos los van transformando (supuestamente a mejor): desde las escaleras mecánicas que unen el vestíbulo y la entreplanta, hasta la evolución de los recipientes contenedores de leche (de la botella al tetrabrik), pasando por las pajitas para los refrescos, la forma de ponerse los calcetines, las grapadoras, los pomos de las puertas (que su padre utilizaba como perchas para las corbatas) o las cubiteras.

Muy meritoria la labor del autor creando a este personaje neurótico (si queda alguna duda sobre que lo sea, casi al final del libro hay una prueba clarísima), así como la escritura con un lenguaje rico y en ocasiones dotado de humor. La novela está cargada de pies de página que te hacen parar y bucear en el mar de las profundas reflexiones del protagonista (que hasta trata de averiguar cómo se produce el desgaste de los cordones).

Cuenta Ce Santiago en el epílogo que su cerebro terminó con agujetas durante la traducción de la novela. No me extraña nada: ha hecho con el lenguaje un trabajo tan minucioso como los análisis de Howie.

Una novela entretenida, desenfadada y que te cambia la visión del entorno.

Este es un libro sin una trama al uso (ni falta que le hace). Nicholson Baker nos cuenta a través de Howie, un joven oficinista urbanita al que se le han roto los dos cordones de sus zapatos con apenas un día de diferencia, cuales son sus minuciosos pensamientos sobre los objectos con los que se encuentra al ir a trabajar o que meramente aparecen en su vida, objetos insignificantes a los que no solemos dar ninguna importancia y que nos pasan desapercibidos al haberlos asumido como algo trivial en nuestro día a día pero que influyen en nuestro estado de ánimo, y en muchas ocasiones, hasta dominan nuestra forma de actuar y de pensar.

Un libro insólito e hilarante narrado de forma magistral por un autor con una evidente erudición, donde el humor prevalece en todo momento sin que ello sea óbice para ignorar lo que subyace en su texto: una profunda reflexión sobre el tipo de sociedad en la que nos hemos convertido.