Inspector Solo

Inspector Solo es la segunda entrega de las andanzas de este inspector que nació en la novela Muertes de sobremesa.

Inspector solo es una novela negra, muy negra, con un protagonista muy de novela negra que tiene una personalidad muy marcada y no precisamente agradable. Un hombre encerrado en sí mismo y con tremendas dificultades para relacionarse con los que le rodean, con una excepción: su perra.

Me ha gustado este “dolorido” personaje, sus complejas relaciones y la trama en la que se ve envuelto. Aunque mi lógica me dicta que él no puede ser el asesino, lo cierto es que veía al personaje muy capaz de haber podido ejecutar dicho crimen. Que piense que el protagonista, en principio un buen policía, pueda ser capaz de cometer un asesinato en un arrebato de ira, ya indica la ambigüedad y la continua contradicción en que se mueve el Inspector Solo.

Es por tanto una novela que me ha mantenido en vilo hasta su desenlace, intentando meterme cada vez más en este peculiar personaje de novela negra.



«No es tiempo de peros». Esa es una de las frases favoritas del Inspector solo. Pero, sí que tiene un pequeño pero esta novela. Es la segunda novela de una serie. Mientras que hay series en que cada caso es totalmente cerrado y la novela puede leerse de un modo independiente, algo por otra parte muy necesario para mí por culpa de mi memoria pez, esta novela es totalmente dependiente de los hechos de la anterior, de la que es una continuación en toda regla, de ahí que la evolución de un personaje como Zoe me lo tenga que contar el autor, porque si no desde luego que no me daría cuenta porque no la conocía. A lo que hay que sumar algunos detalles de la trama que son dependientes también de la novela anterior.

Por eso, siendo muy recomendable esta novela, creo que es de esas que te “obligan” a empezar por el principio. Algo en este caso no muy difícil, porque Inspector Solo es nada más que la segunda novela con él como protagonista.

Me ha costado conectar con la historia y los personajes, e inclusive la ambientación. Es una novela negra ambientada en Cartagena, Colombia... Pero cuando describían algunos lugares, o vida de personajes en dicha ciudad se me hacia agena a la verdadera cultura de la ciudad e incluso del país... Para mi el escenario ocurría más en un país europeo que en Cartagena, porque recrea los mismos ambientes que si tu leyeras una novela del género con características símilares pero relatadas en una ciudad como Madrid por ejemplo (y puedo decirlo porque soy de Colombia, conozco nuestra cultura y conozco Cartagena) ... Así que desde ese enfoque he tenido problemas para que me gustase la historia... Adicionalmente, no encontré nada original en la historia, me da la impresión que es una historia ya contada en otros libros, que aquí no ahonda en nada diferente, particular o interesante; y los personajes principales tampoco me terminaron de interesar, Marcial además de extraño y asocial, me parecía inmaduro... Y bueno, esas características pueden ser parte del protagonista... Pero no pude conectar con él y su manera de actuar o razonar. Decidí abandonarla en la pag. 150 de las 379 que tiene, creo que no es el momento para mi de leerla.

Ya hace un tiempo que habíamos leído la primera novela de David Jiménez, y nos dejó tan buen sabor de boca que estábamos ansiosos por descubrir las siguientes aventuras y desventuras del inspector Lisón, y como podéis ver en la sinopsis, la cosa no pinta nada bien.



Todos los que ya conocemos a Marcial, sabemos perfectamente cómo es su temperamento, y su relación con las personas, así como el lazo tan fuerte que lo une a Sola, aún más intenso, si cabe, después de las experiencias vividas en Muertes de sobremesa.

En esta segunda parte, nos podemos encontrar con un Marcial un tanto sacado de quicio, ya que no recuerda nada de la noche que han matado a Sasha, y el asunto pinta tan mal, que él mismo se llega a plantear la posibilidad de ser el asesino de Sasha, lo que lo hace introducirse más en su burbuja personal y alejarse de Zoe, la única persona con la que podría tener una mínima relación amigable después de la desaparición de Santibañez.

A lo largo de todas y cada una de las páginas del libro, nuestros sentimientos y emociones van a cambiar, tanto como una veleta cuando cambia el viento ya que el autor es capaz de hacernos empalizar con el inspector hasta el punto de que podemos llegar a sentir la furia que él siente en ciertos momentos, o la paz cuando pasea a Sola.

Sí tenemos que decir que hay una escena que no nos ha gustado mucho pero, si leísteis Muertes de sobremesa podréis saber que era un tanto necesaria, pero que ha hecho que a nosotros se nos haya roto, al menos durante un rato, el corazón, ya que le hemos cogido mucho cariño a esa galguita que aparece en la historia y que, para los que no lo sabéis, existe en la vida real.

A todos aquellos interesados en leer esta novela negra, os aconsejamos que primero leáis Muertes de sobremesa, de otra manera, habrá un montón de situaciones que no podréis comprender dado el desconocimiento de lo que ha pasado en la entrega anterior.
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“Estaba cansado de follársela, sin embargo, se moría de ganas de hacerle el amor”

Hace tiempo leí en un libro que trataba sobre técnicas narrativas que al lector hay que agarrarle por el pescuezo desde el primer párrafo. Atrapar al lector con un buen comienzo, con un martillazo, es fundamental para animarle a que sienta curiosidad por las cuatrocientas páginas que siguen después. La frase que han leído hace unos segundos (sí, la que os ha llamado la atención por la palabra follar) es la que da comienzo a la novela Inspector Solo. David Jiménez el Tito consigue meternos en su historia nada más abrir el libro. Es uno de esos escritores que no se andan con rodeos ni malgastan palabras.
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