Hojas de dedalera

Empezaré diciendo que siempre tendré un cariño especial hacia esta novela (os adelanto desde ya que no voy a poder ser muy objetiva), porque esta historia me dio a conocer a la que actualmente es mi autora favorita con diferencia, y lleva en el podio varios años, desde la publicación de la que es su primera novela, “Hojas de Dedalera”.
Por la portada realmente no podemos ni siquiera intuir de qué va la historia y del título ni hablamos, porque habría que ser un experto botánico para que nos sugiriera algo. Pero la sinopsis nos lo deja algo más claro (además de explicarnos el tema de la plantita del título): nos vamos a encontrar ante una novela de ambientación victoriana con toques de grandes clásicos, en las que una chica sobrevive gracias a un brebaje medicinal que a la vez que le salva la vida cada vez que lo toma, le infiere un extraño poder. Básicamente los datos 1888, Jack el Destripador y espiritismo fueron suficientes para que yo quisiera leerla en su momento, pero os voy a dar más razones a continuación.

Unos de los puntos más fuertes de Victoria Álvarez es la ingente cantidad de documentación que hay detrás de cada una de sus novelas y eso se nota en el resultado cuando el lector puede sumergirse por completo en la época a través de las descripciones detallistas de lugares, elaboradísimo vestuario, extraños objetos cotidianos, cultura y folklore en general (como publicaciones o libros coetáneos), etc. Todo minuciosamente contrastado porque la autora realmente es una experta en la materia tras años y años de estudio. Siempre me han gustado las novelas históricas (de cualquier época, a decir verdad) pero con esta historia redescubrí un género que parecía por completo olvidado en nuestros días, o que estaba como relegado a la literatura adulta, y por supuesto, casi abandonado en el mercado literario español. Victoria Álvarez ha sabido transmitirnos su pasión para que jóvenes y adultos, apasionados de la historia o no, disfrutemos todos por igual gracias a esto que os comento: la cuidadísima ambientación.
Pero además del escenario perfecto, la autora ha creado una historia que combina misterio, novela policiaca y romance paranormal con un estilo clásico. Desde la más dura infancia de la protagonista, la trama se desarrolla (literalmente) entre cementerios, tumbas, espíritus y sesiones de médiums. Poco a poco vemos cómo Annabel se convierte en una jovencita muy influyente entre la aristocracia londinense capaz de captar la atención hasta de la mismísima reina Victoria. Aderezada con misterios propios de las novelas góticas de autoras como Mary Shelley o Anne Rice, la novela combina además dramas familiares e historias del pasado en las que la venganza, el odio y la muerte son el impulso de los acontecimientos que se narran en tercera persona a finales del siglo XIX.
A pesar del componente paranormal que tiene la historia (espíritus, médiums…) no la calificaría de novela fantástica, ni de lejos, ni siquiera paranormal como se suele usar el término. En realidad estamos ante una historia de misterio e intriga, con tramas para resolver y personajes con secretos que ocultar, y el toque fantasmal sólo es una manifestación más de la ambientación y la influencia gótica de otras grandes novelas que se desarrollan en la época. Aquí lo que realmente nos llega al corazón es la bonita historia de amor que nos cuenta la autora, y que evoluciona de una manera tan pausada, que no nos damos cuenta de lo natural que resulta, sin ser empalagoso en exceso y con la medida justa de melodrama cuando la escena lo requiere.
Por supuesto, el tercer pilar de “Hojas de Dedalera” son los personajes, que a su vez forman un triángulo perfecto: la jovencita huérfana hija de una de las posibles víctimas del Destripador, el misterioso y perfecto caballero que la cuida desde que es una niña, y el inspector de policía que bebe los vientos por ella cuando aparece reconvertida en toda una mujer y respetada médium de la sociedad londinense. Los personajes principales son muy complejos y profundos con sus claroscuros, sus motivaciones, sus defectos y sus virtudes (alguno incluso no sabemos realmente hasta qué punto); algo que siempre me ha parecido realmente admirable cuando se trata de primeras novelas de autor@s y que se suelen mirar muchas veces con lupa (en este caso, ni la de Sir Conan Doyle podría encontrar algún punto débil, creo yo).
Por último, no puedo dejar de comentar la bonita narración que utiliza Victoria Álvarez para engancharnos a una historia que tiene toda la pinta de parecer lenta. Para nada, a pesar de las numerosas descripciones (necesarias) y de la evolución prolongada en el tiempo de los protagonistas, es una historia con mucho ritmo, con un lenguaje sencillo que está adaptado en la medida de lo posible a la ambientación pero sin resultar pedante o excesivamente recargado. Además, los diálogos son maravillosos y a pesar de lo que os comento de las considerables descripciones, la narración prácticamente fluye entre conversaciones y pensamientos a un ritmo bastante rápido casi desde los primeros capítulos.
En definitiva, una historia inolvidable de las que hacen emocionarse con cada página además de no poder contener las lágrimas con el final. “Hojas de Dedalera” supone el magnífico debut de una joven escritora que se ha hecho un hueco tanto en la literatura juvenil como en la literatura adulta, a la que ella misma se resiste a ser encasillada en cualquier género o edad y esta novela es un claro ejemplo de por qué.
Creo que cualquier lector de cualquier género puede llegar a disfrutar de una autora como Victoria Álvarez y aunque la conozcáis por otras novelas, yo recomendaría sin duda empezar por esta historia, porque además podemos ver pequeños guiños y cameos en otras novelas de la autora de alguno de estos personajes (en ningún momento están relacionadas las demás novelas con ésta, así que no tengáis miedo de spoilers ni nada parecido si empezáis por las novelas de publicación posterior), y hace muchísima ilusión estar a la caza de esos detallitos.
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Reconozco que sabía que me iba a gustar este libro, creo que su portada y su sinopsis ya me habían enamorado antes de empezar a leerlo. Pero es que su lectura ha resultado ser… exquisita (sí, yo también he terminado el libro algo decimonónica…). Victoria Álvarez ha escrito un libro que recordaremos durante mucho tiempo.

La historia, dividida en tres partes, nos cuenta la vida de Annabel Lovelace. Desde su infancia hasta su madurez.


La primera parte, El hada de Highgate, nos introduce en la vida de Annabel, una niña que vive con sus tíos en el cementerio de Highgate (lugar que prometo ir a visitar en cuanto vaya a Londres…) porque su tío es el guarda de dicho lugar. Annabel es una niña enfermiza por una afección cardíaca congénita que tiene que le obliga a tomar a diario unas dosis de digitalina (que se extrae de las hojas de dedalera…). Es el año 1888, es decir, el año de los asesinatos de Jack el Destripador, y la madre de Annabel es justo asesinada en ese año, añadiéndose su muerte a la lista del destripador. Justo tras la muerte de su madre es cuando Annabel descubre sus poderes, ve y se comunica con los muertos, y los ayuda a pasar al Otro Lado.

Es preciosa la forma en que Victoria Álvarez nos cuenta el miedo de la pequeña Annabel, el sentimiento de abandono que tiene y la alegría que le da encontrarse con amigos, aunque estos sean “especiales”. Su tío la aborrece por ser una carga aunque su mujer la adora y es quien cuida de ella. Esta relación pervivirá a lo largo de todo el libro, como si fuera su verdadera madre. Heather es un personaje duro y fuerte, lleno de calor y amor.

Su tío Tom se aprovecha de su don cuando puede trayendo a personas que desean contactar con sus fallecidos para recibir o dar un último mensaje. Una de esas visitas son los Willoughby, entre quienes está Nathan, un personaje que será muy importante para Annabel más tarde y que resultará tierno y desgarrador.

Como la situación y la convivencia con su tío Tom empieza a ser absolutamente imposible (esa escena es… agggggg) Su tía Heather y ella deciden huir de allí, y cuentan con la ayuda de un desconocido, el Caballero sin Nombre, que las ayuda a escapar de allí sin que su tío y sus amigos las detengan.

La segunda parte, Campo de Asfódelos, tiene lugar diez años después de la huida de Annabel y Heather. Esta se ha convertido en una famosa médium en Londres, llegando a ser incluso la médium personal de la reina Victoria durante una temporada. Vive acomodadamente de sus sesiones de espiritismo y cuenta con amistades influyentes. Su tía Heather sigue a su lado y ahora también se ha incorporado a la “familia” Ada, una adolescente que también posee algún don y a la que ella protege y enseña.

Es entonces cuando tiene lugar no solo su segundo encuentro con Nathan y la familia Willoughsby sino también su encuentro con Victor Rosenfield, Lord Rosenfield, el Caballero sin Nombre. Un espíritu que necesita su ayuda para averiguar quién lo asesinó y continuar su camino al Otro Lado. Lo que no contaban es con enamorarse y convertir esta novela en una preciosa historia de amor más allá de la muerte.

Las sombras de Rosenfield Park es la tercera y última parte, donde toda la acción se acelera y todos los misterios y sombras serán desvelados. Scotland Yard, institución a la que pertenece Nathan, trata de conseguir que Annabel les ayude a encontrar finalmente a Jack el Destripador mediante su don. La obsesión de Abberline, el investigador que llevó el caso, el jefe de Nathan, la pone en peligro de ser recluida en una institución mental si se niega.

Mientras su historia de amor se consolida y crece, Victor desea que su familia la conozca y la reconozca como su esposa, para lo cual deben regresar a Rosenfield Park, donde todo ocurrió y donde los secretos escondidos aguardan que Annabel los descubra.

La acción final es trepidante, los giros del argumento me dejaron sin respiración. Las últimas 150 páginas las tuve que leer sin interrupción porque mi cerebro se negaba desconectarse de la historia… Impresionante el estilo y buen hacer de Victoria Álvarez, que cuando ya me tenía ganada para siempre con la historia y su forma de contarla, da un giro a la historia y todo vuelve a ser nuevo y aterrador.

Gracias por una historia tan apasionante que no te permitirá respirar hasta la última página, en la que cerrarás el libro con un suspiro.
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Misterio y romance se unen en esta novela que nos deja una curiosa y atípica historia de amor, Aunque, a lo mejor no se pueda encuadrar totalmente en el género romántico, ya que pesa más la trama de misterio y el suspense.

Su protagonista, Annabel Lovelace, posee el don sobrenatural de ver y hablar con los muertos, debido a la enfermedad del corazón que padece, y que debe tratar mediante la digitalina, una sustancia extraída a partir de las hojas de la planta de la dedalera, a la que hace mención el título de la obra. Desde niña, la vemos en su soledad, paseándose entre las tumbas del cementerio, sin más amigos que los difuntos con los que se comunica. Ese don que tiene, no solo le facilita la comunicación con los espíritus; gracias a él también descubrirá un gran amor.

Y como no podía ser de otra forma, el hombre de quien se enamora es un fantasma. Lord Victor Rosenfield, muerto en misteriosas circunstancias no aclaradas y de las que él mismo no se acuerda. Annabel queda prendada de Victor desde el primer instante en que le ve. Ese "Caballero sin Nombre" que conoce cuando es tan solo una niña, pero que no podrá olvidar ("…el tiempo se detuvo de repente para que Annabel Lovelace pudiera atesorar aquel recuerdo en su memoria para siempre, el momento en que sus pupilas de niña se encontraron con la imagen que perseguiría durante el resto de su vida"). Transcurridos varios años vuelve a encontrarle y desde entonces Victor se queda con ella, la protege y la cuida en todo momento; y en los sueños de Annabel comparten sus momentos más íntimos. al mismo tiempo, Annabel trata de averiguar qué es lo que realmente le sucedió a Victor y de esta forma descubrirá secretos muy bien guardados dentro de la familia de aquel, que la atañen a ella misma.

Lo más curioso de esta novela, sin duda, es la historia de amor que se desarrolla en ella, debido a la condición del protagonista masculino. Parece del todo inverosímil que una persona pueda enamorarse de un fantasma y vivir una historia de amor con él, algo que solo puede pasar en la ficción, claro está. Sin embargo, tiene un gran encanto ver cómo se produce esa relación entre los protagonistas, que va desde ese primer encuentro, cuando Annabelle no era más que una niña. A medida que va transcurriendo el tiempo, nadie repara en que uno de los dos es un fantasma, simplemente lo que se ve es una relación entre dos personas enamoradas.

Ópera prima de la autora Victoria Álvarez, en la que ha sabido mezclar aspectos propios de la novela inglesa del siglo XIX y ha dado forma, de manera excelente a una trama de misterio y suspense muy bien entretejida que se irá desgranando poco a poco a lo largo de la historia, aunque quizá resuelta de manera un poco precipitada al final, pero que no deja de tener un gran interés.

Ambientada en el Londres victoriano de finales de siglo XIX y principios del XX, una época en la que estaba de moda practicar el espiritismo, sobre todo en las clases altas, uno de los temas principales de esta novela. al mismo tiempo se describe con gran precisión la ciudad de Londres, desde el exclusivo barrio de Mayfar, hasta los bajos fondos de Whitchapel, donde Jack el Destripador cometió sus crímenes mas atroces. Es posible introducirse de lleno en dicha época, gracias a las descripciones tan detalladas que hace la autora de los lugares cotidianos en los que se mueven los personajes, las casas donde viven, el mobiliario, el vestuario propio de aquel tiempo, etc... Realmente ha hecho un buen trabajo de documentación.

Una historia de amor intensa, emotiva y triste, ya que es algo imposible; un amor profundo el de Anabelle y Victor, que tendrá un trágico desenlace, pero a la vez esperanzador.
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Hojas de dedalera es la primera novela publicada de la autora, para mí la segunda que leo y es que Victoria Álvarez tiene ya un gran recorrido.

Decidí hacerme con esta novela porque van a descatalogarla y quiero leer todos los libros de la autora. Sin embargo, me ha decepcionado.

Esperaba mucho más de esta historia con una sinopsis inquietante pero se me ha hecho realmente pesada. al comienzo me estaba gustando y me tenía intrigada pero prácticamente todo el libro se centra en una historia de amor poco habitual, dejando de lado a otros personajes y sin avanzar demasiado en la trama. Para mí, muchas páginas sobran. Es al final del libro dónde vuelve a gustarme, un giro inesperado hace que la historia se vuelva muy interesante y te mantiene en vilo, es ahí dónde encontraremos toda la acción que no sucedió a lo largo de las otras páginas.

En general me parece una historia con una buena base pero que se alarga demasiado.

La narración es muy buena, la autora tiene una gran destreza a la hora de escribir y describir situaciones que hacen que te teletransportes al lugar de la historia.

Los personajes me han parecido que está bien definidos. A lo largo de la historia vamos viendo cómo va cambiando la vida de Annabel y cómo el amor se convierte en el centro de su universo. Me gustó más la Annabel niña que la adulta. He echado de menos que su tía, Heather, apareciese más durante el desarrollo porque es un personaje que me gustó bastante y Ada, su pupila, es importante en la historia, sin ella muchas cosas no serían. El personaje masculino, Lord Ronsenfield, al principio no me gustaba demasiado, veía algo extraño en él, pero finalmente me ha calado.

En definitiva, la historia me ha dejado un sabor agridulce. El final me ha sorprendido porque no me lo esperaba para nada así, tenía otra idea y la autora me ha dejado con la boca abierta. Lo negativo es que solo suceda al final y el resto de la historia sea tan lenta.

Como ya he leído otro libro de Victoria más actual, sé que ha mejorado mucho y por eso no dejaré de leerla.

Al empezar la lectura, lo primero que me llamó la atención fue la protagonista, y no me refiero a sus ojos verdes ni su pelirroja melena. Annabel es una niña de 6 años que habla, actúa y piensa como si tuviera 12 o más; esto resulta más chocante que su capacidad de ver fantasmas. Es evidente que la autora no ha sabido ponerse en la piel de la protagonista.

Cuenta con una forma de expresarse muy cuidada, utilizando palabras tanto cultas como comunes entrelazándolas con excelente habilidad para crear buenas metáforas. Sin embargo, sus descripciones son demasiado breves y, en ocasiones, casi inexistentes. No logro imaginarme a los personajes por la falta de detalles, tan sólo la niña cuenta con un aspecto claro y definido.

Los capítulos son bastante largos para mi gusto, y no es hasta el quinto (al pasar de las 100 páginas) cuando la historia empieza a resultar entretenida. A partir de entonces nos sumergimos en otra investigación más del famoso Jack El Destripador, repleta de enredos, secretos y revelaciones, unas más sorprendentes y otras que se intuían con facilidad. El libro está bien ambientado y la historia es curiosa. No puedo negar que la trama es entretenida, pero lo cierto es que le sobra mucho romance y le falta más profundidad en la acción. Ninguno de los protagonistas me gustaron y eso, para mí, es un escollo insalvable en una novela.

Saludos ;)