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Menos de 48 horas me ha durado, y más específicamente, dos noches. Parecía un embrujo: no podía parar de leer. Furia y Tormenta es el principio de una saga spin off de la trilogía Dark Elements o Elementos Oscuros en español. Antes de empezar a leerla trataba de manejar mis ansias porque volver al mundo de los guardianes gárgola era una tentación demasiado grande incluso para mí; intentaba mentalizarme de que podía esperar a que la editorial publicase el siguiente tomo a España, Rage and Ruin, que se publica en inglés el 9 de junio. Pero fue terminar de leer y reseñar La tierra sin retorno de Manlio Castagna y lanzarme a por él. Lo he devorado con unas ansias que no sentía desde que terminé de leer Una Corte de Niebla y Furia y, de hecho, me ha dejado con una sensación de vacío en cuanto terminé de leerlo que hasta creo que hasta tengo un bloqueo lector. Decir que me ha encantado se queda demasiado corto. Volver a la prosa de Armentrout me ha resultado entrañable y hogareño. Trinity y Zayne son los protagonistas de la historia en esta ocasión. Aunque a Zayne ya le conocemos de la trilogía anterior, Trinity es todo un misterio. Pese a que se está quedando ciega, sus ganas de pelear y hacerse valer en el clan son más fuertes que su dolencia. Además, Trinity puede ver fantasmas. Sus discusiones con Cacahuete y sus ocurrencias me han hecho soltar más de una carcajada, sobre todo cuando Zayne estaba en medio y el pobre no tenía ni idea de lo que estaba haciendo el fantasma. Trinity, pese a sus ansias de salir del clan de las montañas de Virgina Occidental, la aplastante verdad es que no puede, a no ser que quiera ser devorada por demonios. Nadie, a parte de un selecto grupo de personas, sabe de su situación y condición. El resto piensa que es una humana corriente, pero nosotros, los lectores, sabemos que no, y que esconde algo. Algo muy gordo, cosa que deja entrever al final de la propia sinopsis de la novela. Y, por supuesto, está el tema de Misha, su protector, el que vela por su seguridad allá donde Trinity vaya. Cuando Zayne llega al clan donde mantienen escondida a Trinity, se sorprende de ver a una humana entre ellos y no puede parar de pensar en por qué ella está allí. Trinity, por naturaleza, es curiosa y Zayne, por lo menos al principio, no está muy por la labor de desvelar su privacidad ni mucho menos sus propios secretos oscuros, como por ejemplo, el que tiene que ver con sus ojos, más apagados que el del resto de sus compañeros. El caso es que suceden ciertas cosas que obligan a Trinity a ir con Zayne a Washington D.C. Cosas que les obliga a pedir ayuda al único, inigualable e irritante Principe Heredero del Infierno. Sí, no sabéis cómo me emocioné cuando leí la frase: ¿Qué pasa, Rocoso? Ains, que nostalgia. Me entran ganas de volver a devorar la trilogía de Elementos Oscuros otra vez, que en el caso de que ocurriera, sería la tercera vez que la leería. Increíble. Volvemos a encontrarnos con Roth y Layla después de seis meses tras lo que sucedió en El suspiro del infierno, y siento hacer spoiler del último libro de la trilogía, pero el hype me puede: ¡SON TAN ADORABLES! Por supuesto, Trinity tiene sus objeciones con trabajar con demonios. Es todo lo contrario a lo que le han inculcado, los claroscuros no existen para ella. Por lo menos hasta entonces, porque Zayne le enseñará que no todo es blanco o negro. Además, está esa tremenda atracción que sienten los dos, esa conexión familiar tan cálida que da la sensación de que se conocen de toda la vida. Un romance tenso, perturbador y terriblemente sexi, porque aunque Zayte sigue teniendo una mancha de su corazón, sé que quiere dar el paso y enamorarse de alguien más. Espero mucho de esta saga/trilogía/bilogía. MUCHO. Y como sabía que iba a pasar, ahora me toca esperar por lo menos un año para continuar leyendo a esta pareja protagonista con la angustia arraigada en el pecho por saber qué va a pasar. Enlace: http://laobsesiondenaya.blog.. |
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