Aunque no había leído la novela de Ray Bradbury, tenía ganas de conocer esta historia, así que me he adentrado en ella a través de esta adaptación a novela gráfica. Su título se debe a la temperatura a la que arde el papel, 451 grados Fahrenheit, y resume un poco el argumento del libro. En un mundo futuro, en el que el poder quiere que la sociedad sepa lo menos posible, para poder manejarla a su antojo, siempre puedes encontrarte con ovejas descarriadas, y en este caso, Montag, un bombero que lucha al servicio del poder, se topa con Clarisse, una joven que piensa diferente, que se sale del molde prescrito. Esta clara crítica acerca de los totalitarismos y dictaduras perdura en el tiempo. Nunca pasará de moda el hecho de que siempre hay alguien en algún lugar del mundo que quiere el poder a toda costa, y quiere imponer su voluntad sobre los demás, y la mejor manera de llegar a ello es siempre el anular la cultura. En mi opinión, el trazo de los dibujos es un poco parco, al igual que el uso del color. No obstante, creo que refleja muy bien lo que Ray Bradbury quería mostrar en su novela, por lo que considero esta una buena adaptación al cómic. Una oportunidad diferente de llegar a este ya clásico, recomendable quizá sí ya has leído la novela antes, ya que a mí se me ha quedado corto en algunas partes y me ha faltado algo de información. + Leer más |
Guy Montag es un bombero, pero en Fahrenheit 451 la misión de estos no es sofocar incendios sino quemar libros, un objeto prohibido porque es causa de discordia y sufrimiento. El Sabueso Mecánico del Departamento de Incendios, armado con una letal inyección hipodérmica, escoltado por helicópteros, está preparado para rastrear a los disidentes que aún conservan y leen libros.
Víctor Santos autor de Polar, obra adaptada a película en Netflix, plasma con su dibujo la civilización esclavizada por los medios y el conformismo del clásico distópico de Ray Bradbury.