Esperando a los bárbaros

Hace unos días vi una muy recomendable película titulada The Report. En ella se cuenta la historia de la redacción del informe que el Senado estadounidense realizó sobre el programa de "Interrogación y Detención" de la CIA tras el 11-S. En dicho informe se hizo constar que unos psicólogos sin experiencia en interrogatorios ni en terrorismo idearon un protocolo de interrogatorio basado en la tortura. Las premisas de dicho protocolo coinciden con las del personaje de la novela de Coetzee (1980), el Coronel Joll:

“… una situación en la que investigo para dar con la verdad, en la que tengo que presionar para encontrarla. al principio solo obtengo mentiras, así es, primero solo mentiras, entonces hay que presionar; después más mentiras, entonces hay que presionar más; luego el desmoronamiento, tras este seguimos presionando, y por fin la verdad. Así es como se obtiene la verdad.”

Los interrogatorios de la CIA, de la misma forma que los de la novela, fueron del todo ineficaces, y en ambos casos consta que los interrogados terminaban confesando, si es que contaban algo, cualquier cosa con tal de detener la tortura, con el consiguiente y posterior consumo de recursos en la comprobación y seguimiento de las pistas falsas. Lo más terrible de todo, si es que algo puede ser más terrible, es que informes parecidos realizados con anterioridad habían llegado a las mismas conclusiones y no se tuvieron en cuenta. Los psicólogos se embolsaron 81 millones de dólares por el asesoramiento.

Uno llega a preguntarse si un elemento esencial de estos bárbaros interrogatorios no es otro que el placer que los torturadores obtienen de los mismos, algo que también insinúa Coetzee en su novela.

“Al observarle me pregunto qué sentiría la primera vez que lo invitaron como aprendiz a retorcer los alicates o apretar las tuercas o hacer lo que tengan por costumbre: ¿se estremeció siquiera ligeramente al saber que en ese mismo instante estaba traspasando el límite de lo prohibido?”

Otro punto importante que aborda Coetzee es la utilización del miedo como arma del Poder para su subsistencia, un miedo que infunde directamente mediante la represión e indirectamente mediante la demonización de un supuesto enemigo exterior, que ni siquiera tiene por qué existir o ser una amenaza, y para el cual ellos se reivindican como la única protección posible.

“No existe a lo largo de la frontera mujer que no haya visto en sueños la mano morena de un bárbaro surgiendo bajo su cama para agarrarle el tobillo. Ni tampoco hombre que no se haya atemorizado con visiones de los bárbaros celebrando orgías en su hogar, rompiendo los platos, incendiando las cortinas y violando a sus hijas.”
Y paralelamente a todo ello, están las reflexiones de un miembro civil de ese poder, un miembro bien intencionado, amable, que se enfrenta a la dura represión del ejército y que termina siendo consciente de su antigua participación en el juego del poder.

“Yo era la mentira que un Imperio se cuenta a sí mismo en los buenos tiempos, él la verdad que un Imperio cuenta cuando corren malos vientos. Dos caras de la dominación imperial, ni más ni menos.”

Un magistrado que es testigo de los injustos desmanes que comete el poder y al que tarda en enfrentarse, con el consiguiente sentimiento de culpa, para terminar sufriéndolo en sus propias carnes.

“Desde entonces nunca volvió a ser enteramente humana, dejó de ser hermana de todos nosotros. Se rompieron ciertos vínculos, su corazón no pudo volver a abrigar ciertos sentimientos. Yo también, si vivo lo bastante en esta celda con los espíritus no sólo del padre y de la hija sino además con los del hombre que ni siquiera a la luz de la lámpara se quitaba sus discos negros de los ojos y del subordinado cuyo trabajo consistía en mantener la parrilla encendida, me contagiaré y me convertiré en un ser que no cree en nada.”

Toda esta reflexión está realmente bien, con momentos de gran dramatismo que se leen sin respirar. Pero después hay otra parte de la novela, bastante extensa, con cavilaciones sobre el deseo, la vejez, las cosas importantes de la vida…, muy al margen de todo lo anterior, que se me hicieron pesadas. Tampoco me gustó como concluye la historia y el optimismo que ella refleja, ni el buenismo excesivo de esa declaración del protagonista, “Creo en la paz, y tal vez incluso en la paz a cualquier precio”, que es justo la actitud que el poder necesita y a la que le puede poner un precio demasiado alto.

“ Por la brillantez a la hora de analizar la sociedad Sudafricana”
Así reza la justificación de la academia Sueca, al entregarle el Nobel
En realidad es brillante en su manera de plasmar la intolerancia del hombre para con el hombre,
Devastadora, es para mi la palabra que mejor describe esta novela,
Escrita desde los ojos de un protagonista tan ingenuo como culpable por omiso, un magistrado asignado a una fortaleza fronteriza, a cargo del Imperio, tanto este como la ubicación nunca son mencionados, al igual que la mayoría de los nombres de los personajes, incluyendo el del magistrado, la función de la fortaleza es mantener alejados a los habitantes del desierto colindante, considerados los bárbaros, y de quienes se espera en cualquier momento ataquen la fortaleza, en pro de recuperar su territorio expoliado, ( aunque en realidad son nómadas, )
Ante esta situación el imperio envía destacamentos de soldados para defender la fortaleza y acabar con los barbaros, a partir de aquí se generan situaciones cargadas de atrocidades, injustas, inhumanas, incomprensibles,
El magistrado es depuesto encarcelado, vilipendiado, denigrado, cualquier autóctono, que no viva en la fortaleza Es capturado, interrogado torturado,
Se impone un estado de paranoia en la población a la cual también se lastima, daña, saquea, en aras de mantener, el orden del Imperio, y que marca su actuar, su accionar, el recelo con el que se vive, la incertidumbre en la que se duerme, el clima, la naturaleza, se vuelven , también, flagelos de la población y la milicia,
Farragosa , penosa, tan bien escrita que cala y duele aún más la estulticia y falta de solidaridad del hombre con el hombre, por el simple hecho de ser diferentes,
Dos situaciones a destacar, la disipada vida del magistrado, sustentada en un puro impulso sexual, suspendida por su encarcelamiento retomada hacia el final de la novela,
El hecho de que la fortaleza ha sido construida, inopinadamente, sobre las ruinas de algún otro imperio previo, el cual el magistrado excava, y obtiene tablillas escritas en un lenguaje desconocido, y esqueletos de sus habitantes,
Guiño a lo que la civilización ha realizado por siglos, destruye para construir sobre las ruinas, Repetitivamente, plagado de citas y reflexiones que condenan eso el sojuzgamiento de los pueblos a la justicia, las leyes, las costumbres, de quienes consideran su forma de vida la única manifestación de civilización, tanto colectiva como individualmente.
Indudablemente influenciada ( la novela ) por el poema de Konstantino Kavafis, del mismo nombre
“ y ahora que será de nosotros sin bárbaros
Los hombres esos eran una cierta solución “

Esperando a los bárbaros es una obra profundamente simbólica y reflexiva que explora cuestiones universales como el poder, la opresión y la resistencia y también el cuestionamiento moral que surge en la complicidad del Magistrado, el personaje principal.

Con un estilo de escritura sobrio y preciso, Coetzee invita a los lectores a cuestionar las estructuras de poder y reflexionar sobre la moralidad de la opresión.

En un entorno desolado y sombrío que refleja el sentido de desesperanza y desolación que se cierne sobre la humanidad, la novela critica el imperialismo y cómo las estructuras de poder deshumanizan tanto a los opresores como a los oprimidos.

Una historia fuerte y vibrante, donde uno siente casi físicamente el dolor de los personajes por la injusticia y la tortura. Los verdaderos bárbaros no son "los otros", los que están "afuera", más allá de nuestras fronteras, sino nosotros mismos que permitimos un régimen injusto. Un libro extraordinario, quizás mejor que el más conocido de su autor: "Desgracia".

¿Dónde está la frontera de la civilización? En esta parábola el protagonista (desde el límite civilizado) descubre que no hay fronteras que justifiquen ir más allá de la dignidad y el respeto a las personas. Muy recomendable.